Las flores del mal

Las flores del mal Resumen

Esta guía aborda los poemas más representativos de las distintas partes de Las flores del mal para ofrecer una imagen completa de la obra. En este resumen realizaremos un recorrido por cada una de esas partes y resaltaremos sus principales características.

El libro está dedicado a Theóphile Gautier. Tras esta dedicatoria, y antes del comienzo de la primera parte, aparece un poema denominado “Al lector”, en el que Baudelaire les brinda a sus lectores una síntesis poética del contexto social en el que nacen los poemas que están por comenzar a leer. Se trata de una especie de advertencia.

Tras esta advertencia, comienza la obra propiamente dicha. Las flores del mal está dividida en seis partes. La primera se llama “Spleen e Ideal”, y es la más larga. Con sus 102 poemas, abarca casi tres cuartos de la totalidad de la obra. En esta sección, el yo lírico poetiza sobre la oposición entre lo Ideal de la naturaleza, el amor y la belleza (en donde busca su refugio), y los vicios inevitables derivados del Hastío (nombrado con mayúscula por el autor) que, en la obra, funciona como sinónimo de Spleen. El término “Spleen” significa “Bazo”. Según la antigua medicina griega y la teoría de los humores, la angustia y la melancolía se alojaban en el bazo de las personas; de allí la utilización del término por parte de Baudelaire.

La segunda parte de la obra se llama “Cuadros parisinos” y consta de 19 poemas. En esta sección, el yo lírico se concentra en describir la ciudad moderna, sus nuevos habitantes y su nuevo modo de funcionar, ligado al capitalismo. A diferencia de “Spleen e Ideal”, el yo lírico no reflexiona tanto sobre sus propios sentimientos, sino que dedica su poesía a aquello que observa. En esa observación de la humanidad descubre cómo el mal vive en todos los estratos de la sociedad. En “Cuadros parisinos”, Baudelaire explota al máximo su condición de flâneur (Ver sección Baudelaire: el flâneur).

La tercera parte se llama “El vino” y contiene solamente cinco poemas. Esta breve sección está dedicada a exaltar esta bebida como un líquido mágico que les permite a las personas salir del Spleen cotidiano y elevarse hacia lo Ideal.

La cuarta parte de la obra se llama, precisamente, “Las flores del mal”. Pese a tener nada más que doce poemas, en esta sección se puede encontrar la esencia baudelaireana llevada al extremo. Los poemas más sexuales, más oscuros y más provocativos aparecen aquí. Una demostración de esto es que tres de los seis poemas censurados cuando se publicó la obra están en esta parte: “Lesbos”, “Mujeres condenadas” y “La metamorfosis del vampiro”.

La quinta parte de la obra se llama “Rebelión”. En esta sección de cuatro poemas, el yo lírico, cansado de no poder conectar con el Ideal ni con Dios, y de no poder evitar la tentación del mal, decide consagrarse al jefe del mal: Satán. Es decir, el yo lírico se rebela contra Dios.

La última parte se llama “La muerte” y contiene seis poemas. Aquí mueren los protagonistas de la obra (los amantes, los pobres, los artistas), mientras que el yo lírico, cansado de llamar la atención con ese amor desmesurado (y ficcional) por el dolor, intenta buscar algo nuevo en lo desconocido, en la muerte.

Desde el punto de vista formal, gran parte de los poemas son sonetos, mientras que hay otros compuestos por dodecasílabos (de doce sílabas). Si bien en algunos poemas se rompe la métrica, en todos se mantiene la rima.