Las flores del mal

Las flores del mal Guía de Estudio

Las flores del mal es el poemario más importante de Charles Baudelaire. Es publicado en 1857 en París y tiene una gran recepción por parte de la crítica y de grandes escritores como, por ejemplo, Flaubert. Unas décadas después de su publicación, Las flores del mal ya es una obra fundamental en el arte europeo. Actualmente, es una obra canónica a nivel mundial.

Es considerada la primera obra de poesía moderna, ya que trabaja sobre temas que aún no habían sido tocados con profundidad en la literatura del momento, como, precisamente, la ciudad moderna, la bohemia y las personas que viven en los bajos estratos. Los títulos pensados originalmente por Baudelaire para la obra demuestran su intención de destacar su abordaje a temas polémicos para la época. Esos títulos son Las lesbianas y Los limbos. Sin embargo, por sugerencia de un amigo, Baudelaire elige el título, menos controversial, de Las flores del mal.

Baudelaire escribe esta obra en un periodo en el que el Romanticismo ya está en plena decadencia. Sin embargo, la obra se inscribe dentro de dicho movimiento. La particularidad de este romanticismo decadente de Baudelaire consiste en que el autor lleva al extremo ciertas concepciones clásicas del movimiento: la melancolía del artista romántico se convierte en pura angustia; el demonio que lleva en su corazón ahora también está en su mente; el sufrimiento por la amada se convierte en odio por ella.

El mundo construido por Baudelaire en Las flores del mal y su forma de escritura influenció a numerosos poetas, críticos y novelistas de la época. Fundamentalmente, el movimiento simbolista francés, formado por autores como Rimbaud, Mallarmé y Verlaine, considera este poemario su obra fundacional, ya que elude la falsa sensibilidad, la idea del arte como enseñanza y los facilismos para la comprensión general. El poema “Correspondencias” es tomado por ellos como el gran ejemplo de lo que debe ser la poesía.

En Las flores del mal se encuentran casi todos los poemas que Baudelaire escribe desde 1840 hasta 1857, la fecha de su publicación. La primera edición consta de más de cien poemas. A los dos meses de ser publicada, Baudelaire es acusado por exaltar el goce de las pasiones de “ultraje a la moral pública”, y debe quitar seis poemas de la obra. Esos poemas son “Lesbos”, “Mujeres condenadas”, “El leteo”, “Para aquella que es muy alegre”, “Las joyas” y “La metamorfosis del vampiro”. Además, el autor es obligado a pagar una multa de 300 francos y sus editores, una multa de 100.

Esta condena por la publicación es controversial, dado que algunos de esos poemas ya habían aparecido en distintos periódicos sin ningún tipo de penalización. La condena, entonces, se debería a la política de control ejercida por Napoleón III, una política de control que, además, tiene la ambigüedad de que el mismo Estado otorga a los escritores 2500 francos anuales en calidad de “ayuda a la creación literaria”. En definitiva, Baudelaire termina pagando la multa al Estado con dinero que le otorga el Estado. Es interesante destacar que la censura de esos poemas se mantiene en Francia hasta 1949.

La segunda edición aparece en 1861 y, aunque en esta no están los seis poemas censurados, Baudelaire escribe 35 poemas nuevos para reemplazarlos. La edición definitiva aparece en 1868, tras la muerte del poeta. Allí, sus amigos Charles Asslineau y Theodore de Banville deciden añadir otros poemas que no habían sido incluidos por Baudelaire, quien consideraba que no estaban a la altura de la obra.

Retomando el tema de las influencias generadas por la obra, vale la pena destacar que, si bien es complejo adaptar la poesía al cine, el poema “La giganta” inspiró al cineasta Philippe Ramos en la realización de su película Capitán Achab, ayudándolo a caracterizar la ballena Moby Dick. Para concluir y terminar de demostrar la enorme dimensión de la obra en la historia de la literatura, mencionaremos a grandes escritores de épocas posteriores y diferentes países que han manifestado la importancia de Las flores del mal en su obra: Yves Bonnefoy, T. S. Elliot y Rainer María Rilke.