La vuelta de Martín Fierro

La vuelta de Martín Fierro Resumen y Análisis Cantos 20-28

Resumen

En el canto 20, Martín Fierro y sus dos hijos se encuentran celebrando la alegría del reencuentro, hasta que se acerca un gaucho a cantar. El joven, que está despilchado y andrajoso, dice que lo llaman Picardía y pide licencia para contar su historia, advirtiendo que pronto sabrán quién es. Toma la guitarra y comienza a cantar.

Picardía inicia su historia en el canto 21 contando que perdió a su madre antes de saber llorarla y que no conoció a su padre, y así anduvo desde chiquito “en busca de qué comer” (v. 2952). Un hombre lo tomó para cuidar ovejas, y lo tenía trabajando del alba hasta la noche, dándole “guascazos a lo loco” (v. 2968). Después de un tiempo se fue de aquel lugar y terminó en Santa Fe, donde aprendió “a bailar en la maroma” (v. 2986). Pero una vez que se burlaron de él por tener el calzón roto se cayó de la cuerda y casi se rompe el cuello, por lo que abandonó la proeza.

Después quedó bajo el cuidado de unas tías que eran muy religiosas y que se la pasaban todo el día rezando. Trabajaba en la casa una mulata pícara que lo tentaba a Picardía y lo distraía cuando decía las oraciones, haciendo que se equivocara. Por esta razón, las tías lo reprendían con golpes y tirones de los pelos. Picardía sufría mucho y quería deshacerse de sus parientas. Al fin se cansó de tantos rosarios y se mandó a mudar.

En el canto 22, Picardía cuenta que empezó a ganar plata jugando a los naipes y otros juegos de azar. Tenía un acuerdo con el dueño de una fonda para hacer trampa y así le ganaba a los zonzos que caían “con las manos llenas” (v. 3120). Él sabía cómo hacer sus jugadas con arte y evitaba verse en aprietos.

En el canto 23, cuenta que una vez engañó a un napolitano, que se quedó llorando por todas las chucherías que le quitó. Pero no pudo aprovechar del capital que había ganado por mucho tiempo, porque un oficial de partida quiso aprovecharse de él, diciendo que el juego estaba prohibido y que se lo llevaría al cuartel. Entonces, Picardía tuvo que repartir con el oficial sus ganancias.

Picardía supo que aquel oficial había realizado un delito en el pasado, y que luego un amigo lo compuso con el juez. Así iba de un lado al otro amenazando y exigiendo sobornos, que recolectaba en forma de gallinas, pavos y corderos. Picardía lo empezó a provocar, burlándose de él en la pulpería, hasta que un día el oficial le dijo que cuando se presentara la ocasión, se las iba a hacer pagar. Más adelante el oficial se declaró su enemigo cuando Picardía se le insinuó a una mujer que era su querida.

En el canto 24, Picardía cuenta que el oficial lo puso mal con el juez en el momento de las elecciones. Entonces, quiso el oficial quitarle a Picardía la lista que llevaba, y cuando este no quiso hacerlo, lo acusó de anarquista y le mandó a que vote al “candilato” (v. 3355) ordenado por el “Comiqué” (v. 3360). Picardía le respondió diciendo que votaría a quien él quisiera, entonces vino por él la policía, que lo obligó a enrolarse a la Guardia Nacional.

En el canto 25, Picardía cuenta cómo fue la leva que se llevó a cabo para sumar gente a la frontera. El comandante se dirigía a los presentes, dando diferentes justificaciones de por qué se llevaba a cada uno. De esta manera se llevó a todos los que allí se encontraban, a pesar de los lamentos de esposas, madres y hermanas. Las mujeres iban a reclamarle al juez, pero este se lavaba las manos, diciendo que nada podía hacer porque era orden del comandante.

Cuando le tocó el turno a Picardía, como cuenta en el canto 26, el comandante le dijo que era un vago, un jugador y un bandido como su antecesor, entonces Picardía quiso saber qué sabía de su padre, porque él ignoraba quién era. Empezó a averiguar y así se enteró de que su padre era “el guapo sargento Cruz” (v. 3552). De su historia conocía que se había jugado la vida en defensa de un valiente, el propio Fierro. Ahora que sabe por Martín Fierro que Cruz bendijo a su hijo antes de morir, Picardía quiere también bendecir su memoria. Desde que supo quién era su padre, ha intentado corregir todas sus faltas, aunque el nombre de Picardía no se lo ha podido quitar.

En el canto 27, cuenta que sirvió en la frontera en un cuerpo de milicias. Dice que lo que se sufre allí ya es conocido por todos, porque es siempre el mismo trabajar y la misma pobreza. Es tal el despojo y el maltrato que se sufre allí, que si el gaucho no deserta o lo matan, solo queda esperar a que lo larguen sin recibir ninguna paga. Así vuelve sin tener siquiera con qué cubrirse ni un papel que acredite el servicio. De regreso en sus pagos, el gaucho descubre que su mujer, por necesidad, vendió todos los bienes que tenían y si se acerca a una estancia a pedir carne, lo incriminan por ser vago. Por eso, Picardía concluye que el gobierno debería pagarle a la gente que necesita, y sostiene que no tiene patriotismo quien descuida de esta forma a un compatriota.

Picardía finaliza su relato en el canto 28, con su testimonio de lo que vivió en la frontera. Él consiguió un puesto de asistente que, de algún modo, mejoró su situación. Acompañaba a un ayudante que repartía las raciones y que se la pasaba leyendo para convertirse en fraile; todos lo aborrecían y lo llamaban “la Bruja”. Se decía que tenía acuerdo con el proveedor para quedarse con una parte, y cuando repartía iba primero con el comandante, que sacaba cuanto quería, y así iba distribuyendo el alimento por jerarquía, hasta que ya casi no quedaban raciones para el soldado. Otro infierno eran los uniformes, porque les llegaba el de invierno en verano y el de verano, en invierno. Después de contar esto, Picardía concluye que “El gaucho no es argentino / Sinó pa hacerlo matar” (v. 3869-3870).

Análisis

La historia de Picardía, el hijo de Cruz, suma una nueva voz al poema sobre las vivencias del gaucho. A diferencia de la Ida, donde el cantor principal es Fierro, en la Vuelta se construye una especie de relato coral que ofrece varios puntos de vista sobre una misma experiencia de vida en la desgracia. Y el motivo de esa aflicción es siempre el mismo:

O por causa del servicio
Que a tanta gente destierra-
O por causa de la guerra
Que es causa bastante seria,
Los hijos de la miseria
Son muchos en esta tierra (vv. 2953-2968).

El gaucho sufre porque se lo manda a servir en la disputa de territorio contra los indios, en las luchas de facción o en las guerras con países limítrofes. La perspectiva de Picardía, que es también la de los hijos de Fierro, es la de aquellos “hijos de la miseria” que sufren la consecuencia de verse desprovistos de padre, bienes y hacienda por estos conflictos y abusos.

La ironía de que el hijo de Cruz, teniendo una madre de nombre “Inocencia”, se llame Picardía, introduce un relato de padecimientos que tiene también, como el relato sobre el viejo Vizcacha, algo de divertimento por la viveza del personaje. Picardía es, valga la redundancia, un pícaro que no soporta la vida religiosa de sus tías y sabe engañar en el juego de azar. Él también, como Vizcacha, da consejos para hacer trampa, como cuando dice que “en todo juego cartiao” uno debe acomodarse para darle sombra “al alversario”, porque “tener ojo ejercitao / es siempre muy necesario” (vv. 3140-3144). Pero su relato no prescinde del mensaje moral, porque aunque Picardía supo ser un timador, dice que ahora ha dejado de jugar y asegura que “más cuesta aprender un vicio / que aprender a trabajar” (vv. 3215-3216).

La revelación de que Picardía es el hijo de Cruz llega en el medio de su historia, en el canto 26. De esta manera, se resuelve la intriga que generó su aparición y que conecta con la parte del relato de Fierro sobre la muerte de Cruz, cuando este le pide antes de morir que busque y cuide a su hijo. El momento en que Picardía se entera de que es el hijo de aquel valiente amigo de Martín Fierro es funcional al tema de las enseñanzas morales del gaucho, porque a partir de ese momento él decide corregirse y deja de hacer las cosas por las cuales lo llaman “Picardía”:

Yo juré tener enmienda
Y lo conseguí de veras;
Puedo decir ande quiera
Que si faltas he tenido
De todas me he corregido
Dende que supe quién era (vv. 3565-3570).

El motivo por el cual Picardía termina en la frontera es muy similar al que lleva a Fierro al mismo destino. En la Ida, Fierro cuenta que un juez se ensañó con él porque no había ido a votar en unas elecciones de partido. En ese caso, Fierro admite que él no entendía nada de política y que por eso se escondía de las listas, manifestando así la ignorancia del gaucho sobre asuntos que solo le competen porque termina siendo explotado en el servicio al gobierno. El hijo de Cruz también padece el ensañamiento de un oficial en particular que lo pone en malos términos con un juez y lo quiere obligar a votar por su candidato. A diferencia de Fierro, Cruz tiene una idea del derecho democrático de “votar por quien quiera” (vv. 3366), lo que explica a través de su experiencia como jugador, más cercana a la de cualquier gaucho:

“En las carpetas de juego
“Y en la mesa eletoral,
“A todo hombre soy igual,
“Respeto al que me respeta;
“Pero el naipe y la boleta
“Naides me lo ha de tocar” (vv. 3367-3372).

Picardía describe en su canto el “infierno” (v. 3597) de la frontera, recuperando una vez más el tema de la crítica social y el cuestionamiento a los abusos del poder. Al igual que Fierro en la Ida, Picardía no solo denuncia el maltrato y la miseria a los que se ve sometido el gaucho, sino también el hecho de que ni siquiera le pagan por el servicio, lo que hace que se encuentre en las peores condiciones de pobreza:

Siempre cubiertos de harapos
Siempre desnudos y pobres,
Nunca le pagan un cobre,
Ni le dan jamás un trapo (vv. 3609-3612).

De esta manera, Picardía es el personaje de La vuelta de Martín Fierro que más se parece al Martín Fierro de la Ida, porque no se reprime de ser más confrontativo con la autoridad y es capaz, como aquel, de convertir su experiencia de vida individual en una que representa la que todos los gauchos sufren en la sociedad:

De ese modo es el pastel
Porque el gaucho... ya es un hecho
No tiene ningún derecho
ni naides vuelve por él (vv. 3653-3656).