"La fiesta ajena" y otros cuentos

"La fiesta ajena" y otros cuentos El universo de la infancia como terreno para la literatura

En muchos de los cuentos de Liliana Heker aparece el universo de la infancia. Se trata de un mundo que la autora, en varias entrevistas, explicitó de su especial interés.

Heker tiene un punto de vista particular acerca de la sensibilidad infantil, de la experiencia de la infancia: considera que, contrario a lo que muchas veces se enuncia, la infancia de ninguna manera es una edad de oro ni feliz. Para la autora, el universo de la niñez está colmado de angustia. Esa angustia encontraría su razón de ser en el hecho de que los niños carecen de elementos suficientes para entender todas las contradicciones que viven y que ven a su alrededor.

Heker explicita su interés por el modo en que las contradicciones y las pasiones humanas se dan en la infancia. En términos literarios, lo que ella encuentra entonces en la infancia es un terreno muy rico, en tanto los conflictos se darían en crudo, con una intensidad sin atenuantes. La autora considera que en el mundo de la infancia se dan todos los conflictos humanos. Los chicos pueden ser egoístas, crueles, tremendamente generosos, sufrir injusticias, y todo eso con una intensidad que tal vez desaparece con la entrada en la adultez de las personas.

Probablemente, es por esta razón que Heker elige tantas veces el universo infantil: porque allí puede explorar todos los temas sociales y humanos que le interesan con una intensidad máxima. Esto se ve en cuentos como “Los juegos”, donde el tema de los roles de género se revela crudo, terrible, atroz, ante la sensibilidad de una niña; o en “La fiesta ajena”, donde lo mismo sucede con la temática de la diferencia de clases; o en “Las amigas”, donde lealtad y traición aparecen con una intensidad avasallante.