"La fiesta ajena" y otros cuentos

"La fiesta ajena" y otros cuentos Citas y Análisis

Esa no es tu amiga. ¿Sabés lo que sos vos para todos ellos? Sos la hija de la sirvienta, nada más.

Herminia, "La fiesta ajena", p.16.

Aunque durante la mayor parte de "La fiesta ajena" la voz narradora focaliza únicamente en la protagonista, al inicio del relato esta perspectiva se entrelaza con la de otro personaje, la madre de Rosaura, Herminia, a quien corresponde la frase citada. Esto ofrece lo que en principio aparece como un contrapunto, pero que luego se revela como un elemento que anticipa el desenlace. La madre de Rosaura le advierte a su hija que en ese cumpleaños la verán como la hija de la sirvienta, y no como una amiga más de la cumpleañera, y esto es exactamente lo que termina sucediendo, echando por tierra todas las ilusiones de la protagonista.

En “La fiesta ajena”, las acciones que se desencadenan, las líneas de diálogo, los giros configuran un conjunto de elementos que orientan su sentido al clímax de la historia. La advertencia de la madre entra en concatenación con otros elementos, configurando una serie que no hace sino revelar, al final, una misma cosa: que la diferencia de clases como principio motor de las relaciones sociales es ineludible.

La señora Inés le había pedido que la ayudara a servir la torta y Rosaura se divirtió muchísimo porque todos los chicos se le vinieron encima y le gritaban «a mí, a mí». Rosaura se acordó de una historia donde había una reina que tenía derecho de vida y muerte sobre sus súbditos.

Narrador, "La fiesta ajena", p.18.

En "La fiesta ajena", la protagonista sostiene una ilusión capaz de regir sus emociones y de transfigurar los hechos, interpretados en su interior en el sentido contrario al que están teniendo. Durante la fiesta, Rosaura siente que recibe un trato distinto al de los demás, pero lo percibe como un trato preferencial, ya que se le permite hacer cosas que a los demás no. En un momento, la voz narradora cuenta que Inés le pide a Rosaura que ayude a servir la torta, y que la protagonista se divierte y recuerda una historia: en esa historia, ella se identifica a sí misma con la reina, y a los demás niños con sus súbditos. La situación resulta completamente inversa, como la mayoría de las situaciones en las que se sostiene la ironía que atraviesa el relato: lo que Rosaura percibe como trato preferencial es en realidad lo contrario, dado que la señora Inés le asigna tareas que le asignaría a una sirvienta.

Recién entonces se animó a verlo casi sin miedo, la cabeza inclinada sobre el diario ¿buscando tal vez el llamado de la suerte? y la alegría, o la esperanza, cuando encontró el nombre, a la hija de este tipo la conozco, tenían una casa grande, a lo mejor…

Narrador, "El visitante", p.28.

Como otros cuentos de Heker, en "El visitante" la protagonista atraviesa una situación sostenida por una percepción de las cosas muy distinta a la realidad, para finalmente chocar abruptamente con esa realidad que no estaba viendo. En este relato, Emma sostiene sus esperanzas de que Willy la haya llamado porque sigue enamorado de ella. Pero Willy no podría estar más lejos de esas intenciones. Tal como se evidencia al final del relato, y en la frase citada, el hombre la llama porque es inmobiliario, sabe que el padre de Ema murió y está interesado en su casa.

Por delicadeza, te das cuenta, vos no podés ir así como así y acusar a un tipo de ladrón si no tenés pruebas.

Narrador, "Delicadeza", p.40.

La señora Brun es la protagonista de "Delicadeza", y la historia está configurada casi íntegramente con base en las inseguridades y los prejuicios que caracterizan al personaje, en cuyo interior está focalizado el narrador del cuento. Esta protagonista rige sus relaciones sociales, sus comportamientos, basándose casi exclusivamente en los prejuicios de clase. Es por esto que, antes de perder su cadenita, la señora Brun ya sospecha de los obreros que trabajan en su casa.

El modo en que ella procede a interrogar a los hombres, a impulsarlos a romper todo su baño con el fin de que ellos acepten el supuesto robo y se arrepientan de su acción, es algo que se puede asociar perfectamente con el título del relato. La palabra “delicadeza” vendría a caracterizar el comportamiento que la señora Brun cree estar teniendo, aunque el plomero y su ayudante (y el lector) puedan sentir lo contrario.

En la frase citada, la señora Brun habla con su amiga dentro de su imaginación. La ironía de la situación reside en que la señora cree que está siendo delicada en su relación con los hombres que trabajan en su casa, cuando claramente está actuando de una forma violenta: les está demostrando que ella considera que ellos le robaron, aunque esta sospecha solo se basa en sus aspectos y su clase social.

Era un hecho que, si la lágrima estaba, su marido nunca iba a entender qué necesidad había de romper todo el baño, así que se levantó, fue hasta el balcón, y tiró la lágrima bien lejos, para que no volviera.

Narrador, "Delicadeza", p.43.

El hecho de que, al final de "Delicadeza", la señora Brun decida arrojar su preciada lágrima por la ventana, deja en claro esta constitución del personaje, que acciona para justificar sus propios prejuicios. La protagonista del cuento es incapaz de retroceder y pedir disculpas, confesar que se equivocó, que sospechó sin causa. En lugar de eso, prefiere tener razón, poder seguir culpando en su imaginación a esos hombres que ella creía ladrones, aun si debe deshacerse de algo muy preciado (algo que había justificado, además, una exagerada búsqueda) para conseguirlo.

Ojalá que Laura no estuviera demasiado triste pero no: ni una lágrima tenía por suerte.

Narrador, "Las amigas", p.53.

El narrador de "Las amigas" focaliza en Analía, una niña que ha sido separada de su compañera de banco y ahora ve a su amiga de lejos, en la otra punta del aula. Durante todo el relato, la situación aparece teñida por la perspectiva de la protagonista, que asume en su amiga los mismos sentimientos que ella está teniendo. Así, aunque su amiga no muestre signos de estar tan triste como Analía, ella reinterpreta constantemente la situación para demostrarse que su amiga comparte sus sentimientos.

Una venía al colegio para aprender y no para divertirse.

Narrador, "Las amigas", p.55.

Cuando el corazón de la protagonista de "Las amigas" se rompe al ver que quien era su amiga entabló rápidamente una nueva amistad con otra niña, Analía empieza a adquirir una nueva lógica de pensamiento. Esta nueva lógica se basa claramente en el resentimiento y la envidia. Ella y su amiga eran quienes se divertían sin importar lo que la maestra estuviera explicando, pero una vez que su amiga lo hace con otra persona, Analía cambia radicalmente su posicionamiento acerca de reírse en clase.

En el momento de partir, la señora Eloísa aún pensaba que volver a Azul en auto era un hecho afortunado.

Narrador, "Maniobras contra el sueño", p.193.

"Maniobras contra el sueño" está narrado en tercera persona y focalizado en el personaje de Eloísa, una mujer de mediana edad que viaja tras conocer a los futuros suegros de su hija, y gran parte de la narración aparece en verdad en boca de este personaje que debe conversar con el chofer del auto. La frase aquí citada es la que abre el cuento, instalando desde el inicio que aquel viaje en auto no será indiferente para la protagonista. Y es que el traslado, el viaje que Eloísa emprende al subir a este auto, no solo le permite hacer un movimiento en términos físicos, sino que ese camino que se atraviesa en la ruta coincide con una suerte de viaje interior que la protagonista realiza dentro de sí. Y ninguno de esos dos viajes, ni el introspectivo, a través de la memoria, ni el “real”, físico, está exento de peligro.

Ni siquiera le avisó que se olvidaba la valija de lagarto en el asiento de atrás. Mejor, esa valija era demasiado pesada para ella.

Narrador, "Maniobras contra el sueño", p.199.

Al final del cuento, Eloísa baja del auto dejando olvidada su valija. Esa valija funciona como un símbolo de la carga de responsabilidad de una madre respecto a su hijo, temática que atraviesa a la protagonista a lo largo de este relato. Eloísa entró en crisis por el peso insostenible que significó para ella tener que cuidar de un bebé y el deseo por abandonar, de un momento a otro, dicha responsabilidad. Cuando al final del cuento ella queda sin su valija, en lugar de lamentarse, Eloísa se alivia, diciendo que, de todos modos, la valija era demasiado pesada para ella, expresión con la cual antes, en el mismo relato, se refirió a la carga de la maternidad.

Vino mamá y me dijo: ¿Por qué estás siempre sin hacer nada? Entonces yo saqué la muñeca de la caja y me puse a darle la mamadera. Y mamá me dijo: ¿Viste cómo te podés entretener cuando querés?

Protagonista, "Los juegos", p.351.

En “Los juegos”, el tema de la niñez se entrecruza con el de los roles de género. La protagonista no parecería cumplir con las expectativas de su madre o de otras niñas de su edad en relación con lo que socialmente se esperaría en una niña. Ella se divierte simulando grandes aventuras, habitando en su imaginación espacios maravillosos, peligrosos bosques mágicos. Sin embargo, para la esfera social en que ella está inmersa, todo ese imaginario se asume masculino y, por ende, incorrecto en una niña. La madre de la protagonista solo se muestra satisfecha cuando su hija juega a cuidar una muñeca como si fuera un bebé. Esto funciona como una clara crítica que el cuento hace a la estructura rígida que impera sobre la sociedad, donde se educa a las niñas y a los niños según su género, y así limita las experiencias posibles en un caso u el otro.