Frankenstein

Frankenstein Metáforas y Símiles

Símil: "Llegó como un espíritu protector para la pobre joven, que se puso en sus manos" (Capítulo I)

Como la expresión común que se refiere a alguien como un "ángel guardián", este símil compara la compasión y el cuidado que Frankenstein padre le ofrece a Caroline con la imagen de un bendecido espíritu que la ayuda.

Símil: "La piadosa alma de Elizabeth brillaba como lámpara sagrada en nuestro hogar apacible" (Capítulo II)

Aquí, Frankenstein compara la compasión y la bondad de Elizabeth con una luz sagrada venciendo la oscuridad.

Símil: " Además, al trazar el cuadro de mis primeros años, incluyo también aquellos acontecimientos que condujeron, de manera imperceptible, a mi posterior desventura, pues cuando trato de explicarme el nacimiento de esa pasión que después dominó mi destino, la veo surgir como un río de montaña de fuente innoble y casi ignorada; pero, creciendo a medida que avanza, se convirtió en un torrente que fue arrasando a su paso todas mis esperanzas y alegrías" (Capítulo II)

Frankenstein compara su fascinación con la reanimación con un río de montaña: como este, tiene una fuente única (los libros de alquimia y la desaprobación de su padre) y sigue una corriente que lo ha arrastrado hacia su destino.

Símil: "Se cuenta que sir Isaac Newton decía que se sentía como un niño cogiendo conchas junto al inmenso e inexplorado océano de la verdad" (Capítulo II)

Frankenstein usa este símil para expresar el sentimiento de curiosidad infantil, humildad y capacidad de sorpresa que (según Newton) acompaña el aprendizaje de pequeñas verdades acerca del vasto universo a través de la ciencia.

Símil: "Lo que había sido el objeto de estudio y de deseo de los hombres más sabios desde la creación del mundo, estaba ahora en mis manos. No es que tuviese todo de pronto ante mí, como en un escenario mágico: más que revelarme el objeto en sí de mi investigación, la información que había obtenido podía guiar mis esfuerzos tan pronto como los orientase hacia él. Yo era como el árabe al que enterraron con los muertos, y encontró un acceso hacia la vida con la ayuda tan solo de una luz parpadeante y sin importancia aparente" (Capítulo IV)

Según Frankenstein, su búsqueda de conocimiento acerca de la creación de la vida fue lenta, gradual y tediosa, como si fuera un hombre atravesando un oscuro túnel usando una luz minúscula.