Frankenstein

Frankenstein El doctor Jekyll y Frankenstein

Por Theoderek Wayne.

Tanto El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson, como Frankenstein, de Mary Shelley, cuentan historias que advierten sobre científicos que abusan de sus poderes creativos para existir en otra esfera, donde no se los pueda culpar directamente por sus acciones. Aunque la creación de Frankenstein es en verdad una "criatura" distinta de su creador, mientras que el doctor Jekyll se transforma de hecho en Mr. Hyde, el "doble" de cada protagonista se hace cada vez más violento a lo largo de la historia. Al hacerlo, simbolizan los deseos reprimidos de sus creadores en una sociedad sofocante.

Las historias tienen estructuras paralelas en tres importantes sentidos. En primer lugar, tanto el doctor Jekyll como Frankenstein son científicos que, aunque bien integrados en la sociedad, se ven restringidos y, a menudo, se alienan. Cada uno se crea un alter ego para experimentar sus pasiones liberadas; Hyde lo hará por Jekyll y la criatura, por Frankenstein. Jekyll crea su doble con objetivos malvados, y Frankenstein crea el suyo con la idea de construir un ser supremo. Sin embargo, se podría argumentar que Frankenstein desea inconscientemente que su creación cometa actos pecaminosos. Las primeras víctimas de Hyde y de Frankenstein son niños. Cada uno de ellos evoluciona con el tiempo y desarrolla sus violentas tendencias, que culminan en el asesinato de un hombre muy estimado, el caso de Hyde, y de la familia y los amigos de Frankenstein, en el caso de la "criatura".

La primera mención del doctor Jekyll tiene lugar en una discusión entre sus grandes amigos, Lanyon y Utterson, cuyos nombres implican una sociedad tradicional y compleja. "Utterson" combina tanto "utter" ("total", "absoluto" en inglés), connotando un discurso reprimido, con "son" ("hijo"), definiendo una estructura social patriarcal, y "Lanyon" proyecta imágenes de cañones expansivos, notablemente ausentes en las grises y brumosas imágenes de la Londres de Stevenson. Lanyon admite que ya no ve mucho a Jekyll. Según él, Jekyll "empezó a descarriarse, a extraviársele la mente; y aunque, por supuesto, sigo interesándome por él en recuerdo de los viejos tiempos, como suele decirse, lo veo y lo he visto la mar de poco". Las asociaciones de Jekyll con imágenes demoníacas y demenciales contrastan con la sociedad refinada de la que lucha por liberarse. Su aislamiento auto-impuesto es la forma menos dañina que usa para mostrar su descontento con la sociedad.

Del mismo modo, Frankenstein también se aísla. Bajo el pretexto de proteger a sus amigos y a su prometida de la criatura que lo acecha, el científico decide irse de Inglaterra en lugar de casarse: "Emprendía el viaje por propia iniciativa, y Elizabeth estaba de acuerdo por esa razón; pero le llenaba de inquietud la idea de que pudiese sufrir, lejos de ella, los asaltos de la desdicha y del dolor" (Capítulo XVIII). Sin embargo, Frankenstein no puede ser atravesado por la misma emoción: "Solo me acordé —y la idea me produjo una profunda agonía— de encargar que empaquetasen mis instrumentos químicos para llevarlos conmigo". Frankenstein también tiene una inclinación a trabajar solo. Como el doctor Jekyll, está emocionalmente separado de una sociedad que espera que cumpla con ciertas obligaciones, y responde con un consecuente desapego físico.

Tanto Hyde como la criatura eligen niños como primeras víctimas. Según un testigo ocular, Hyde "pisoteó tranquilamente el cuerpo de la niña y la dejó tendida en el suelo chillando (...) Estaba completamente tranquilo y no opuso resistencia, pero me echó una mirada tan desagradable que me hizo sudar tanto como la carrera que acababa de darme". Hyde es un personaje deformado que evoca horror y disgusto en aquellos que tienen contacto con él. Se desata en este encuentro aparentemente casual, pero el hecho de que pisotee el cuerpo de una niña, símbolo de inocencia que habrá encontrado su rostro lleno de cicatrices doblemente repugnante, es señal de su profundo descontento con su entorno y con su propia psique. La reacción que provoca entre la multitud confirma sus tendencias masoquistas. Como informa un testigo ocular: "Nunca he visto un conjunto de rostros tan odiosos; y el hombre estaba en medio, con una especie de perversa y socarrona frialdad… asustado también, como pude percibir… pero salió airoso del asunto como un verdadero Satanás". El nombre mismo, "Hyde", tiene un doble significado: un escondite ("hide" en inglés), un refugio donde el doctor Jekyll puede encerrarse a sí mismo, y la piel de un animal ("hide" también puede traducirse como "cuero"). Hyde es increíblemente bestial; se evocan elementos simiescos cuando se lo describe en una confrontación posterior: "Mr. Hyde perdió los estribos y lo derribó al suelo a garrotazos. Y un momento después, empezó a pisotear a su víctima con furia simiesca, y le descargó una andanada de golpes (...)". Palabras como "estribos", "garrotazos"y "furia simiesca" refuerzan la idea del lector de que Hyde es un salvaje completamente primitivo, y la repetición del "pisoteo" sirve como un excelente pequeño leitmotiv. Aunque Hyde pisotea a sus víctimas, ¿no ha sido pisoteado de la misma manera por la opresiva sociedad que lo condena con solo verlo?

La criatura asesina al hermano menor de Frankenstein, pero también él es arrastrado a este curso de acción por una sociedad que lo desprecia. La criatura espía a una familia y aprende el lenguaje humano, las costumbres y la historia. En estos episodios, nos recuerda a un niño o a un hombre prehistórico, descubriendo primero el fuego, luego fragmentos de lenguaje y finalmente las emociones. Se enfrenta al anciano padre de familia y predice su destino en caso de no ser aceptado por ellos: "Me siento lleno de temores; porque si fracaso, seré un proscrito en el mundo para siempre". Cumpliendo su profecía, el resto de la familia irrumpe: "¿Cómo describir el horror y la consternación que mostraron al verme?". El estatuto de la criatura como paria difiere en un aspecto importante del de Hyde: aunque ambos poseen apariencias repugnantes, el alma de la criatura, al menos al comienzo de su vida, es pura, mientras que el corazón negro de Hyde se ve en su rostro.

Tanto Hyde como la criatura se vuelven cada vez más viciosos y reacios a la sociedad. El segundo incidente de Hyde es el asesinato de un "anciano y guapo caballero de pelo cano", precisamente aquello que nunca podrá ser (26). Hyde usa un bastón para golpear a su víctima hasta la muerte: "El bastón con que se había llevado a cabo aquella acción, aunque era de cierta madera poco común, muy dura y pesada, se había partido por la mitad bajo el ímpetu de aquella crueldad insensata; y una de sus mitades astilladas había rodado hasta la alcantarilla más próxima… la otra, sin duda, se la había llevado el asesino". El bastón partido, que había sido un regalo de Utterson a Jekyll, enfatiza aún más la dualidad de la naturaleza del hombre, y el destino de una de las mitades, la alcantarilla, esboza la visión de Stevenson de tal naturaleza. Como confiesa Jekyll, "Era el primero que podía, de esta manera, aparecer públicamente revestido de una cordial respetabilidad, y un instante después, como un colegial, despojarme de aquellos préstamos y tirarme de cabeza al mar de la libertad. Y sin embargo, envuelto en un manto impenetrable, para mí la seguridad era completa. Imagínate… ¡ni siquiera existía!". Hyde se ha liberado completamente y ha desahogado su furia contra la sociedad en Sir Danvers Carew; ha pasado de disfrutar de ciertos placeres traviesos a convertirse en un atacante de niños primero y un asesino de pleno derecho después. Representa la propia naturaleza oscura de Jekyll, transformando el bastón, un regalo que alguna vez simbolizó un vínculo social, en un arma que desgarra su entorno.

La criatura lleva a cabo una serie de asesinatos en el seno de la familia de Frankenstein. La reacción de Frankenstein ante el asesinato de su amigo Clerval revela que él también tenía tal vez ese lado malvado según el cual no podía actuar: "¿También a ti, mi queridísimo Henry, te han privado de la vida mis maquinaciones asesinas? Ya he destruido a otros seres; otras víctimas aguardan su destino; pero tú, Clerval, mi amigo, mi benefactor…". Aunque este discurso podría interpretarse como la primera suposición de culpabilidad, aunque indirecta, de Frankenstein, también se podría leer como una admisión de que él mismo ha estado detrás de cada asesinato desde el inicio. Él no es tan consciente como Jekyll de su propio deseo de maldad, pero su lado monstruoso se manifiesta en su tendencia al aislamiento y en su complejo de dios, que revelan su deseo de una nueva sociedad.

Las dificultades de Hyde y de la criatura siguen caminos similares, pero sus motivos parecen algo diferentes. Jekyll inventó a Hyde para sumergirse en una realidad en la que podía mostrar su psique malvada. Frankenstein creó a la criatura como una suerte de súper-hombre, un prototipo de una sociedad mejor. Frankenstein fue publicado en 1818, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en 1886. El libro de Stevenson quizás marque el fin del romanticismo como un estilo literario viable en los tiempos modernos. Aunque la maldad de Frankenstein está oculta por la culpa y por una posición aparentemente destacada en la sociedad, la de Jekyll es absolutamente evidente. Frankenstein es un hombre en la sombra, sin líneas divisorias claras, mientras que Jekyll es un personaje en blanco y negro con un subconjunto de colores dentro de sus dicotomías. Basándose en la historia de Shelley, Stevenson refleja tanto un nuevo movimiento literario como un nuevo estudio psicológico.