Frankenstein

Frankenstein Resumen

Robert Walton, un aventurero inglés, emprende una expedición al Polo Norte. Durante la misma (que ha sido un sueño de toda su vida), Walton intercambia correspondencia con su hermana. En medio de los témpanos de hielo, él y su tripulación encuentran a un hombre extremadamente cansado que viaja en un trineo tirado por perros. El hombre está al borde de la muerte, y deciden llevarlo a bordo. Una vez que el misterioso viajero se ha recuperado de su debilidad, Robert Walton comienza a hablar con él. Los dos entablan amistad (Walton está muy solo y hace mucho que desea un compañero cercano). El hombre está desolado, y durante mucho tiempo guardará silencio respecto al por qué está atravesando el Ártico solo. Tras sentirse más cómodo con Walton, decide contarle su historia, oculta durante mucho tiempo.

El orador es Víctor Frankenstein, quien da nombre al libro. Él será el narrador de la mayor parte de la novela. Nacido en una familia suiza adinerada, Víctor disfruta de una infancia idílica y pacífica. Sus padres son gente amable, maravillosa; se presentan como ejemplos brillantes de la bondad del espíritu humano. Su padre se enamora de su esposa, Caroline, cuando el padre de ella, querido amigo suyo, fallece. Su padre toma a la joven huérfana bajo su cuidado, y con el tiempo se enamoran. Él mantiene a su esposa con lujos. En gratitud por su buena fortuna, Caroline es extremadamente altruista. Visita con frecuencia a los pobres que viven en el campo italiano. Un día llega de casualidad a la casa de una familia con una hermosa hija adoptiva. Su nombre es Elizabeth Lavenza. Aunque sus padres adoptivos son buenos, su pobreza hace que la crianza de Elizabeth sea una carga financiera para ellos. Caroline se enamora de la encantadora niña y la adopta en la familia Frankenstein. Tiene una edad similar a la de Víctor y se convierte en la parte central y más querida de su infancia. Elizabeth es la compañía favorita de Víctor. Sus padres animan a los niños a ser cercanos de todas las formas imaginables: como primos, como hermanos y, en el futuro, como marido y mujer.

Los años de la infancia de Víctor pasan con una velocidad asombrosa. Dos hijos más, William y Ernest, nacen en la familia. En ese momento, los envejecidos Frankenstein deciden detener sus constantes viajes: la familia se establece finalmente en Ginebra. Aunque Víctor es algo solitario, tiene un amigo muy querido: Henry Clerval, de quien es inseparable. Los dos tienen ambiciones completamente diferentes: Víctor ha desarrollado una pasión por la ciencia, mientras que Henry anhela estudiar la historia de la lucha y el esfuerzo de la humanidad. Finalmente, los padres de Victor deciden que es hora de que comience sus estudios universitarios en Ingolstadt. Antes de su partida, la madre de Víctor fallece. En su lecho de muerte, ella le dice a Víctor y a Elizabeth que su mayor deseo es verlos casados. Víctor se va a la universidad, todavía en duelo por su madre y preocupado por esta separación de sus seres queridos.

Mientras tanto, en Ginebra, la vida continúa. Debido a la generosidad de Caroline, Elizabeth también aprende a ser atenta. Cuando tiene la edad suficiente para sostener sus propias ideas, le abre su casa y su corazón a una joven llamada Justine, de quien la madre quiere deshacerse porque no la ama. Aunque Justine trabaja como sirvienta en la casa de los Frankenstein, Elizabeth, Ernest y William la consideran como una hermana.

En Ingolstadt, la pasión de Víctor por la ciencia aumenta exponencialmente. Cae en las manos de Waldeman, un profesor de química que despierta en él la ambición y el deseo de alcanzar la fama y la distinción en el campo de la filosofía natural. Así comienza la manía que terminará por destruir la vida de Víctor. Este pasa día y noche en su laboratorio. Desarrolla un profundo interés por el principio de la vida (es decir, la fuerza que imparte vida a un ser humano). Este interés se convierte en una obsesión excesiva, y Víctor se compromete a crear un ser humano a partir de partes de muertos. Frecuenta cementerios y casas mortuorias. No le cuenta a nadie sobre este trabajo, y los años pasan sin que él vuelva a visitar su hogar. Finalmente, su trabajo está completo: una noche, los ojos amarillos de la criatura finalmente se abren para mirar a Víctor. Cuando este contempla la monstruosidad de su creación (que es de un tamaño gigantesco y de una grotesca fealdad), queda horrorizado. Huye de su laboratorio y busca consuelo en la noche. Cuando regresa, la criatura ha desaparecido.

Henry se une a Víctor en la Universidad y los dos comienzan a estudiar idiomas y poesía. Víctor no tiene ningún deseo de volver a la filosofía natural que una vez gobernó su vida. Se siente enfermo cada vez que piensa en el monstruo que creó. Víctor y Clerval pasan todo el tiempo juntos, tanto estudiando como disfrutando de su tiempo libre. Pasan dos años.

Luego, llega una carta de Elizabeth con trágicas noticias. William, el hermano menor de Víctor, fue asesinado en el campo, cerca de la propiedad de los Frankenstein. En su camino de regreso a Ginebra, Víctor es atacado por un temor indescriptible. Al llegar a su pueblo, se tambalea por el campo en medio de una tormenta eléctrica, agobiado por la pérdida de su hermano. De repente, ve una figura, demasiado colosal para ser la de un hombre, iluminada por un relámpago: al instante la reconoce como su grotesca creación. En ese momento, se da cuenta de que el monstruo es el asesino de su hermano.

Al hablar con su familia a la mañana siguiente, Víctor se entera de que Justine (la criada y amiga de confianza de su familia) ha sido acusada del asesinato de William. William llevaba, en el momento de su muerte, un medallón antiguo que fue encontrado en el vestido de Justine la mañana después del asesinato. Víctor sabe que le han tendido una trampa, pero no se atreve a decirlo: su historia será desestimada como el despotrique de un loco.

La familia se niega a creer que Justine sea culpable. Elizabeth, está especialmente desconsolada por el injusto encarcelamiento de su querida amiga. Aunque ella habla con elocuencia de la bondad de Justine durante el juicio, se la encuentra culpable y se la condena a muerte. Justine acepta su destino con dignidad. A raíz de la doble tragedia, la familia Frankenstein permanece en un estado de conmocionado dolor.

Durante una caminata solitaria en las montañas, Víctor se encuentra cara a cara con la criatura, quien le cuenta lo que ha sido de él desde que huyó del laboratorio de Víctor. Después de vagar grandes distancias y sufrir frío y hambre, el monstruo buscó refugio en una choza abandonada. Su refugio se encuentra junto a la casa de una familia francesa exiliada: observándolos, el monstruo adquiere el lenguaje, así como un amplio conocimiento de los hábitos de la humanidad. Lo ayuda mucho en esto la lectura de tres libros que encuentra en una bolsa en la nieve: El paraíso perdido, de Milton, Las penas del joven Wether, de Goethe, y un volumen de las Vidas de Plutarco. El monstruo parece cultivado y habla con gran elocuencia, resultado de su educación, limitada pero admirable.

Desarrolla un profundo amor por la noble (aunque empobrecida) familia francesa, y finalmente se propone entablar una amistad con ellos. Habiendo aprendido que su horrible apariencia inspira miedo y disgusto, habla primero con el anciano jefe de familia: la ceguera de este noble caballero le permite reconocer la sinceridad y el refinamiento del monstruo (independientemente de su apariencia). Sin embargo, los otros miembros de la familia regresan inesperadamente y expulsan a la criatura de la cabaña con piedras.

El monstruo está lleno de tristeza, y maldice a su creador, así como a su propia fealdad. Por lo tanto, decide vengarse de Frankenstein, cuyo paradero descubrió en los cuadernos del laboratorio. A su llegada a Ginebra, la criatura se encuentra con William, cuya belleza virgen y juvenil lo atrae enormemente. El monstruo, que anhela compañía, le pide a William que vaya con él, con la esperanza de que la inocencia juvenil del chico le permita perdonarle su aspecto. En cambio, William forcejea y se dirige al monstruo con crueles palabras. Al enterarse de que el chico es pariente de Víctor, lo estrangula con furia vengativa. Atraído por la belleza del medallón, lo toma y huye a un granero cercano.

Allí encuentra a Justine, que había caído en un sueño agotador después de buscar a William durante todo el día y toda la noche. El corazón del monstruo se ve desgarrado por su angelical hermosura, y se encuentra lleno de deseo por ella. De repente, se siente abrumado al darse cuenta de que nunca conocerá el amor. Mete el medallón en los pliegues del vestido de Justine en un intento de vengarse de todas las mujeres que no puede tener.

El monstruo concluye su historia denunciando a Víctor por su abandono; exige que este construya una compañera para él, para ya no estar tan completamente solo. Si Víctor cumple con esta petición, bastante razonable, promete abandonar la sociedad humana para siempre. Aunque tiene una breve crisis de conciencia, Víctor acepta la tarea para salvar al resto de sus seres queridos.

Viaja a Inglaterra con Clerval para aprender nuevas técnicas científicas que lo ayudarán en su odiosa tarea. Una vez adquiridos los datos necesarios, se retira a una región oscura de Escocia, prometiéndole a Henry volver cuando el trabajo esté terminado. Víctor está casi a la mitad de su obra cuando se ve repentinamente atacado por el miedo. Ante la aprensión de que la criatura y su amante engendrarán aún más monstruos, y destruirán así la humanidad, rompe en pedazos a la nueva mujer, ante los ojos del monstruo. La criatura emite un grito torturado. Deja a Víctor con una única y siniestra promesa: que estará con él en su noche de bodas.

Víctor lleva un pequeño bote hacia el centro de un vasto lago escocés. Allí arroja los andrajosos restos de la nueva mujer por la borda. Agotado, se queda dormido y se desplaza durante un día entero sobre aguas abiertas. Cuando finalmente llega a la orilla, es inmediatamente detenido y acusado de asesinato. Desconcertado, es llevado a una pequeña y lúgubre habitación, donde se le muestra el cuerpo de su amado Henry, asesinado a manos de la criatura. Esto le provoca una fiebre de delirios que dura meses. Su padre va a recogerlo para llevarlo a su casa, y Víctor es finalmente absuelto de todos los cargos. En su hogar en Ginebra, la familia comienza a planear el matrimonio de Elizabeth y Víctor. En su noche de bodas, Elizabeth es estrangulada en el lecho conyugal. Al escuchar la noticia, el padre de Víctor muere de dolor.

Habiendo perdido a todos los a quienes alguna vez había amado, Víctor decide pasar el resto de su vida persiguiendo a la criatura. Esto es precisamente lo que el monstruo quiere: ahora, Frankenstein será tan miserable y estará tan abandonado como él. Durante algún tiempo, el creador persigue su creación. Lo persiguió hasta el Círculo Ártico, donde Walton lo rescató. Aunque advierte al capitán contra la ambición y la excesiva curiosidad, contradictoriamente también alienta a la tripulación a continuar su condenado viaje, aunque esto signifique una muerte segura. Sus razones: para alcanzar la gloria y para el conocimiento humano. Finalmente, el hombre ya no puede luchar contra su enfermedad y muere pacíficamente mientras duerme. En el momento de su muerte, aparece la criatura: se lamenta por todo lo que ha hecho, pero sostiene que no podría haber hecho otra cosa, dada la magnitud de su sufrimiento. Luego huye, jurando que construirá para sí mismo una pira funeraria y lanzará su forma despreciable a las llamas.