Esperando a Godot

Esperando a Godot Ironía

Godot nunca llega

En esta obra, una de las más emblemáticas del Teatro del absurdo, la ironía es, sin duda, uno de los recursos literarios que prevalece. El ejemplo más claro de esto seguramente lo encontramos en el hecho de que toda la historia se desarrolla a partir de la espera de Godot (al punto que esta acción le da título a la obra), pero esa persona no llega nunca. Los protagonistas, de hecho, no saben ni siquiera por qué lo están esperando y, en última instancia, tampoco hay pruebas suficientes respecto de su existencia. Por lo tanto, podemos decir que es definitivamente irónico el hecho de que Vladimir y Estragon esperen incondicionalmente a alguien que no llega ni llegará nunca.

Estragon le propone a Vladimir ahorcarse en el árbol para pasar el tiempo

Otro momento de la obra cargado de ironía lo encontramos cuando Estragon propone ahorcarse colgándose del árbol para pasar el tiempo. Aquí, más allá de lo absurdo de la propuesta, la ironía radica en que la muerte no haría que el tiempo pase, sino todo lo contrario: lo haría desaparecer de sus vidas. Contemplar la muerte como un forma de pasar el tiempo, de salir del aburrimiento y así trascender la frustración de esperar por alguien que no llega es irónico ya que, como se suele decir, en este caso "el remedio es peor que la enfermedad".

Estragon quiere separarse de Vladimir, pero lo necesita.

En varios pasajes de la obra, Estragon dice que estaba mejor antes, cuando no estaba con Vladimir, y le propone que se separen. Por un lado, es irónico que Estragon quiera separarse de Vladimir considerando cuánto lo necesita. Estragon no logra recordar nada, ni siquiera lo que pasó el día anterior; por eso necesita a Vladimir, para reconstruir su pasado y así poder consolidar mínimamente su identidad. Por otro lado, también es irónico que cada vez que Estragon manifiesta la necesidad de separarse de Vladimir, no hace nada al respecto; su actitud es completamente pasiva en relación con su deseo.

Ninguno de los personajes secundarios de la obra recuerda a Vladimir y Estragon.

Hay una fuerte carga de ironía en el hecho de que Pozzo, Lucky y el muchacho que trabaja para Godot no recuerden a Vladimir y Estragon a pesar de haberlos visto el día anterior. Esto pone en crisis la consolidación de la identidad de los personajes principales, ya que el hecho de que no los recuerden establece una duda sobre sus propias existencias. Beckett, a través del recurso de la ironía que supone que nadie los recuerde a pesar de que interactúan bastante con ellos, busca producir una reflexión sobre la construcción de identidad a partir de la memoria.