Esperando a Godot

Esperando a Godot Preguntas de Ensayo

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    ¿Cómo podríamos definir la relación entre Vladimir y Estragon? ¿Qué los une?

    En principio, podemos decir que la relación entre Vladimir y Estragon es compleja, en el sentido de que es rica en su análisis. Por un lado, está claro que es una relación estrecha, casi fraternal, dotada de un fuerte componente de compañerismo y complicidad. Por otro lado, en varios pasajes de la obra, ambos dicen que estaban mejor cuando estaban separados, lo que nos lleva a pensar que se trata, en parte, de una relación forzada por las circunstancias. En ese sentido, la circunstancia fundamental que los une es el hecho de estar esperando a Godot. Al mismo tiempo, existe una dependencia del uno hacia el otro, ya que Estragon necesita a Vladimir para recordar hechos del pasado y Vadimir, por su parte, necesita a su compañero para cotejar con él una realidad que se le presenta inestable debido a su constante forma de dudar de todo.

    Así las cosas, podemos afirmar que la relación que existe entre Vladimir y Estragon radica, en buena medida, en la necesidad que tiene cada uno de completarse en el otro. Varios críticos han coincidido en que los dos protagonistas de la obra representan a la humanidad en su conjunto y que cada uno encarna un rasgo humano fundamental: Estragon, la naturaleza física y Vladimir, la naturaleza racional. Por este motivo son inseparables, ya que cada uno por su lado quedaría incompleto. Más allá de que tienen momentos de discusión, de reconciliación, de desesperanza, de afecto y de incomunicación, el hecho de esperar a Godot funciona como un propósito superior que los mantiene unidos y expectantes durante toda la obra.

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    ¿Por qué Vladimir y Estragon esperan a Godot? ¿Cómo transcurren la espera? ¿Qué hacen mientras esperan por él?

    En ningún momento de la obra queda claro por qué Vladimir y Estragon están esperando a Godot. De hecho, más de una vez confiesan que no sloo no saben por qué lo esperan, sino que tampoco tienen en claro para qué, es decir, qué pretenden obtener de él. De esta forma, el mayor desafío para ellos radica en matar el tiempo hasta que Godot aparezca. El problema es que Godot no aparece y en esa dimensión del aburrimiento en que se convirtió la espera, los protagonistas tienen dificultades para encontrar distracciones en pos de que el tiempo pase.

    Así y todo, están permanentemente orientados hacia esa búsqueda: se cuentan historias, reflexionan sobre la vida, interactúan con Pozzo y Lucky, piensan en ahorcarse colgándose del árbol, todo con el único objetivo de que pase el tiempo hasta que llegue Godot. Este no solo no aparece, sino que tampoco da ningún indicio de que vaya a asistir al encuentro con Vladimir y Estragon alguna vez. En ese sentido, la sensación es que los protagonistas están condenados a una espera eterna y, en consecuencia, a la frustrante tarea de tener que matar constantemente a ese tiempo que se manifiesta infinito.

    Por otro lado, la segunda vez que contemplan la posibilidad de ahorcarse colgándose del árbol, más allá de que también desisten de la idea como la primera vez, Vladimir consuela a Estragon diciendo que al día siguiente llevarán una cuerda más gruesa y lo harán de una vez por todas. Estragon le pregunta qué sucederá si finalmente aparece Godot y su compañero responde: "Nos habremos salvado" (p.84). Está claro que Godot representa una forma de salvación para ellos, aunque no sepan por qué lo esperan ni se basen en nada concreto para atribuirle ese poder. En ese sentido, podemos decir que Vladimir y Estragon lo esperan porque Godot -venga o no, exista o no- representa para ellos ese hálito de esperanza sin el cual caerían en el desesperante sinsentido de sus existencias.

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    ¿Cómo influye el tema de la memoria en los personajes de Esperando a Godot? ¿Cuáles son los personajes que más olvidan y qué consecuencias tiene esto para ellos?

    Todos los personajes de Esperando a Godot, empezando por Estragon, tienen problemas de memoria. El único que parece recordar más o menos los hechos es Vladimir, aunque luego termina dudando hasta de sus propios recuerdos. La memoria en esta obra funciona como un espejo que tiene la capacidad de consolidar la identidad de los personajes. De esta forma, es evidente que Vladimir y Estragon tienen dificultades para verse reflejados como sujetos existentes en los ojos de los demás, ya que nadie los recuerda.

    Estragon, Pozzo y el muchacho que trabaja para Godot parecen ser los personajes que peor memoria tienen. Estragon, más allá de no recordar nada del día anterior, olvida constantemente qué están haciendo allí con Vladimir, hasta el punto de que su compañero debe recordarle varias veces que no se pueden ir porque están esperando a Godot. Esta imposibilidad de Estragon de poder afirmarse en su pasado lo vuelve vulnerable y dependiente de Vladimir, al mismo tiempo que desdibuja su identidad.

    En el caso de Pozzo y del muchacho que trabaja para Godot, la situación es diferente: lo que ellos no recuerdan es haber visto a Vladimir y Estragon el día anterior. Esto pone en crisis la consolidación de la propia identidad -incluso, de la propia existencia- de los protagonistas. Incluso, cuando el muchacho se presenta por segunda vez para avisarles que Godot tampoco irá ese día, Vladimir adopta una actitud bastante agresiva y le exige al muchacho que recuerde haberlos vistos a él y a Estragon. Esta reacción pone en evidencia la importancia de la relación que se establece entre identidad y memoria en esta obra.

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    La apatía es uno de los temas que aborda Esperando a Godot. Busca al menos dos ejemplos de acciones que Vladimir y Estragon dicen que van a hacer, pero que finalmente no llevan a cabo. Explica de qué manera estos ejemplos pueden entenderse como una reflexión sobre la humanidad más allá de la obra.

    Hay varios ejemplos de enunciaciones por parte de Vladimir y Estragon que luego no se reflejan en acciones. En primer lugar, en varios pasajes de la obra Estragon dice que ya no aguanta más y que va a separarse de Vladimir. Esto nunca se concreta, en parte, por esa apatía que caracteriza a los dos protagnistas, pero también porque existe entre ellos un nivel de dependencia mucho más alto del que pueden ver; además están esperando a Godot juntos y este compromiso está por encima de cualquier deseo individual.

    Otro ejemplo de la apatía de los personajes lo encontramos en los dos momentos que deciden ahorcarse colgándose del árbol. La primera vez, Estragon propone la idea y Vladimir la acepta, pero cuando ambos contemplan los contratiempos de llevarla a cabo -por ejemplo, la posibilidad de que la rama del árbol se rompa y uno de los dos no muera y quede solo- desisten. Esta apatía que les es propia no les permite buscar otro método para quitarse la vida. El hecho de que la rama del árbol pueda partirse hace que abandonen la idea. La segunda vez que Estragon propone que se ahorquen colgándose del árbol, ya en el acto segundo, el problema que encuentran para llevar a cabo el suicidio es que la soga que van a utilizar para hacerlo es demasiado fina y no los resistirá. De esta forma, deciden volver al día siguiente con una soga un poco más gruesa y llevar a cabo la idea. La apatía, en este caso, también se puede observar en la postergación.

    Por último, otro ejemplo más que elocuente sobre esta falta de voluntad por parte de Vladimir y Estragon lo encontramos en las líneas finales de la obra. Vladimir dice: "¿Qué? ¿Nos vamos?" y Estragon responde: "Vamos", (p.84), pero ninguno de los dos se mueve y la obra concluye. Es evidente que existen interferencias entre la dimensión de la palabra y la de la acción, y que uno de esos factores que interfieren es la falta de motivación que los protagonistas sienten hacia la vida.

    Todas estas acciones inconclusas por parte de Vladimir y Estragon se relacionan con su apatía y, al mismo tiempo, reflejan el pensamiento de Beckett respecto de uno de los aspectos de la condición humana: dado que la existencia es un absurdo y que la búsqueda del sentido de la vida es una tarea tan angustiante como innecesaria -ya que no existe tal sentido-, el ser humano traduce esa frustración en falta de voluntad, en apatía, porque entiende que, sin importar cuánto se esfuerce por conseguir algo, será en vano, ya que eso que consiga no le servirá para dotar de sentido su propia existencia. Dicho de otra forma: el hecho de estar condenados a este absurdo nos desmoraliza y nos sofoca el deseo.

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    Esperando a Godot es una obra que tiene muchos elementos simbólicos, es decir, elementos que, además de formar parte de la historia, están representando conceptos más amplios. Nombra al menos dos de ellos y explícalos.

    En principio podemos decir que Godot, el gran ausente de esta obra, representa ese sentido de la existencia que el ser humano espera durante toda la vida y que, según la Filosofía del absurdo, no existe. De esta forma, es lógico que Godot nunca aparezca. Cuando Vladimir hace referencia a que Godot es el único que puede salvarlos de que se suiciden al día siguiente, llevado a otro nivel de análisis, lo que está diciendo es que el hecho de encontrarse con ese agente dador de sentido sería lo único que podría hacer que sus vidas tuvieran un propósito. Pero como Godot no aparece y, en consecuencia, tampoco ese propósito, Vladimir y Estragon siguen condenados a una espera eterna, a la frustración constante de una existencia absurda.

    Por otro lado, Vladimir y Estragon representan a la humanidad en su conjunto, que espera ese sentido respecto de su propia existencia y que se frustra porque no lo encuentra. El tiempo de la espera conlleva desesperanza, aburrimiento y, en consecuencia, falta de deseo de vivir. Muchos críticos coinciden en que Estragon representa la naturaleza física, y Vladimir, la naturaleza racional de esa humanidad. Mientras que el primero no recuerda nada y tiene problemas físicos, como los dolores en sus pies o los golpes que recibe de Lucky, el segundo duda de todo constantemente y se enreda en sus propios pensamientos.

    Por último, el árbol que está al costado del camino rural en donde quedaron en encontrarse con Godot también tiene una fuerte carga simbólica en la obra. Puede relacionarse con el Árbol del conocimiento del bien y del mal del mito bíblico de Adán y Eva; cuando ellos comen la fruta prohibida, son expulsados del paraíso y condenados a ser mortales. El árbol de Esperando a Godot se relaciona con el del mito bíblico en el sentido de que ambos conllevan la muerte. Desde el momento en que Estragon propone ahorcarse colgándose de una rama del árbol, queda reverberando la amenaza de muerte en su figura. En ese sentido, el árbol, como la muerte, siempre está ahí, amenazante, silencioso, listo para cobrarse la vida de los protagonistas cuando decidan llevar a cabo su plan. Al igual que el del mito bíblico, el árbol de Esperando a Godot es portador de la desgracia de los protagonistas.