"El príncipe feliz" y otros cuentos

"El príncipe feliz" y otros cuentos Lista de Personajes

El Príncipe Feliz ("El príncipe feliz")

El Príncipe Feliz, protagonista del cuento homónimo, tiene condición de estatua. Se llama así porque, mientras estaba vivo, el Príncipe no conoció la infelicidad ni el sufrimiento. La estatua es impactante en su ornamento: tiene zafiros como ojos, un rubí y está laminada en oro. Recién muerto y desde su pedestal es que el Príncipe puede observar por primera vez los padecimientos del pueblo, lo que lo lleva a pedirle a la Golondrina que arranque sus piedras preciosas y se las lleve a los desposeídos.

La Golondrina ("El príncipe feliz")

La Golondrina se detiene a los pies de la estatua del Príncipe Feliz para descansar, en el camino de su viaje a Egipto. Ante los primeros pedidos del Príncipe para que lleve sus piedras preciosas a los desposeídos la Golondrina se resiste, alegando que debe continuar su viaje, pero no tarda en colaborar con él, evidenciando un carácter generoso y compasivo. Llega así a desarrollar un cariño por el Príncipe que la hace quedarse con él hasta su muerte.

El Alcalde ("El príncipe feliz")

El Alcalde de la ciudad donde se instala la estatua del Príncipe Feliz aparece hacia el final del relato. Se muestra horrorizado por la apariencia de mendigo que tiene ahora el monumento, y decide fundirlo y montar una nueva estatua en su lugar, pero esta vez de sí mismo. El Alcalde se evidencia como un personaje absolutamente egoísta, indiferente a los sufrimientos de sus ciudadanos y solo interesado en sí mismo.

La mujer costurera, el joven dramaturgo y la niña que vende fósforos ("El Príncipe Feliz")

El Príncipe le cuenta a la Golondrina las miserias que padecen ciudadanos como la mujer costurera, el joven que intenta terminar una obra y la niña a la que se le cayeron a la nieve los fósforos que debía vender. La Golondrina es quien despoja al Príncipe de sus piedras preciosas y se las lleva a los necesitados.

El Estudiante ("El ruiseñor y la rosa")

El Estudiante, interesado en la Filosofía, aparece, al principio, como un personaje sensible que sufre la impotencia de no poder conseguir la rosa que precisa para conquistar a su amada. Sin embargo, a lo largo de la historia este personaje ignora lo que el sacrificio que el Ruiseñor hace por él y, por lo tanto, es indiferente a su sufrimiento, lo que termina revelándolo como un joven con una sensibilidad y empatía limitadas. Finalmente, se enfurece al ser rechazado por su amada y arroja la rosa al suelo sin más, convirtiéndose en otro ser humano frío e insensible que no cree en el amor.

El Ruiseñor ("El ruiseñor y la rosa")

El Ruiseñor es la única criatura que se conmueve al escuchar los lamentos del Estudiante, puesto que cree que se trata de un verdadero enamorado, y que el amor es más sabio que la filosofía y más poderoso que el poder. El Ruiseñor manifiesta estas convicciones en un gesto de suma generosidad que consiste en sacrificar su vida para que el Estudiante obtenga la rosa roja que precisa para conquistar a su amada. Luego de cantar toda la noche con la espina de un Rosal clavada en su pecho y después en su corazón, fabrica la rosa roja tiñéndola con su propia sangre, y cae muerto cuando la flor está terminada. Su sacrificio, sin embargo, se mantiene en las sombras, puesto que el Estudiante ignora lo sucedido y, cuando es rechazado por la muchacha, arroja la rosa al suelo y deja de creer en el amor.

El Rosal ("El ruiseñor y la rosa")

El Rosal es quien le dice al Ruiseñor lo que debe hacer si quiere producir una rosa roja. Es, también, quien conduce el sacrificio, indicándole que apriete el pecho contra su espina cada vez más, hasta que la espina atraviesa el corazón del Ruiseñor, provocando su muerte.

La amada del Estudiante ("El ruiseñor y la rosa")

La muchacha de quien el Estudiante está enamorado, cuyo nombre no es explicitado en el relato, cobra un papel importante en la historia: es la frustrada esperanza de conquistarla lo que desespera al joven en un principio, y lo que lleva al Ruiseñor a conseguir la rosa. Al final del cuento, es ella quien ofrece el último giro de la trama, al despreciar la rosa roja por no ser tan costosa como las joyas.

El Roble ("El ruiseñor y la rosa")

En los brazos del Roble se ubicaba el nido donde se crió el Ruiseñor, y por eso esta criatura se entristece cuando se entera del sacrificio que hará el pájaro. El Roble le pide con tristeza al Ruiseñor que cante por última vez.

El Gigante ("El gigante egoísta")

El Gigante se presenta, al inicio, como un personaje egoísta que no quiere compartir su jardín con los niños. Sin embargo, en un momento reflexiona y, arrepentido de su comportamiento anterior, desarrolla una actitud completamente generosa y empática. A la par, el Gigante se convierte también en un personaje signado por la melancolía, en tanto no puede dejar de extrañar a un pequeño niño al que ayuda a subir a un árbol. Al final del relato, el Gigante se arrodilla ante el niño porque se da cuenta de que se trata de Cristo.

El niño pequeño ("El gigante egoísta")

El niño pequeño es el único que no escapa corriendo ante la aparición del Gigante, porque sus lágrimas no le permiten verlo llegar. Él intenta subir a un árbol pero es demasiado pequeño para lograrlo, y cuando el Gigante lo ayuda en su empresa, él le agradece con un cariñoso beso. Después de este hecho, el niño se ausenta durante todo el relato para regresar al final y revelarse en su verdadera identidad, mostrando heridas de clavos en sus manos y pies. Él es, en verdad, Cristo, y vuelve al jardín para llevarse al Gigante al Paraíso.

Los niños ("El gigante egoísta")

Una gran cantidad de niños entran en el jardín del Gigante a jugar. Cuando este los echa, la primavera desaparece también. Esos niños juegan luego cada tarde junto al Gigante, una vez que este se arrepiente de haberlos echado y destruye los muros que privatizaban su jardín.

Pardillo ("Un amigo fiel")

El Pardillo es la voz narradora del relato enmarcado en el cuento. Lo que lo motiva a contar la historia en un principio es la voluntad de que la Rata de agua tome conciencia de que tiene ideas equivocadas acerca de lo que es una amistad fiel y reflexione al respecto. Sin embargo, no logra su cometido, puesto que la Rata de agua no comprende la moraleja.

Rata de agua ("Un amigo fiel")

La Rata de agua comienza mostrando desprecio por los niños, la familia y el amor, al mismo tiempo que sostiene que nada es más importante que una amistad fiel. Sin embargo, revela su carácter egocéntrico cuando explica que, para ella, una amistad fiel se da cuando otro le es fiel a ella. Luego, cuando el Pardillo le cuenta la historia "Un amigo fiel", la Rata de agua demuestra haberse identificado con el personaje egoísta y manipulador del relato; no ha comprendido la moraleja.

Hans ("Un amigo fiel")

Hans es descrito como un hombre pequeño y de buen corazón. Trabaja vendiendo flores de su jardín en el mercado, por lo que el invierno constituye una temporada dura para él en términos económicos. Su noble corazón lo convierte en un blanco fácil de manipular para el Molinero, a quien cree su mejor amigo y por quien realiza incansables y generosos favores que acaban conduciéndolo a la muerte.

El Molinero ("Un amigo fiel")

El Molinero es un hombre rico, extremadamente egoísta y tacaño. Se cree a sí mismo superior por sus teorías acerca de lo que es una buena amistad, pero en los actos se devela como un manipulador que se aprovecha de los demás sin jamás dar nada a cambio. Toma como víctima a Hans, quien lo cree su amigo, y lo convence para que trabaje para él, haciendo pasar el esfuerzo de su amigo como los sacrificios lógicos de una relación de amistad.

La esposa del Molinero ("Un amigo fiel")

En la historia que se cuenta en el cuento "Un amigo fiel", se muestra al Molinero en situaciones familiares en las que participa su esposa, cuyo nombre no se especifica. Esta mujer se caracteriza por apoyar a su marido, dándole constantemente la razón y alabando su supuesta inteligencia y superioridad moral.

El hijo del Molinero ("Un amigo fiel")

El hijo del Molinero hace aparición en el relato para proponer a su padre una manera posible de ayudar a Hans, invitándolo a pasar tiempo en su casa y cediéndole algo de sus riquezas. Pero el orgulloso, egoísta e hipócrita Molinero lo reta, acusándolo de estúpido, hasta hacerlo llorar.

El Cohete ("El admirable cohete")

El Cohete es un personaje sumamente presumido y egocéntrico. Solo se interesa en sí mismo y cree que el mundo gira, a su vez, alrededor de él, al nivel de que llega a considerar que el Príncipe es muy afortunado por casarse el mismo día que él estallará (cuando, en verdad, él es parte de un espectáculo armado para celebrar la boda). Su ilusión de superioridad y estrellato se mantiene, incluso, cuando estalla ante ninguna audiencia.

Candela Romana ("El admirable cohete")

De los fuegos artificiales que se reúnen, junto al Cohete, para estallar en honor al casamiento real, la Candela Romana es quien capta el carácter vanidoso del protagonista y realiza un comentario irónico al respecto, burlándose de la supuesta sensibilidad de la cual el Cohete hace gala. La Candela Romana es, a su vez, quien sostiene que el romance nunca muere.

Rueda Catalina ("El admirable cohete")

Es quizás el personaje más melancólico del cuento. Suele mirar hacia el pasado con nostalgia y lamentar la "muerte" del amor, al que, dice, asesinaron los poetas.

Buscapiés, Luces de Bengala, Petardo, Globo de Fuego ("El admirable cohete")

El resto de los fuegos artificiales que se reúnen para estallar en honor al casamiento real. Varios de ellos alertan al protagonista cuando lo ven llorar, sugiriéndole que se mantenga seco si quiere ser parte del espectáculo.

Rana, Pata Blanca ("El admirable cohete")

Ambos personajes se acercan a dar la bienvenida al Cohete cuando este cae en la zanja. El protagonista desprecia a la Rana y a la Pata por considerarlas provincianas y presume ante ellas su supuesta superioridad. Ellas, sin embargo, no tardan en ignorarlo y seguir su camino.

Los dos niños ("El admirable cohete")

Los dos niños aparecen al final del cuento y confunden al Cohete con una varilla averiada. Son ellos quienes acaban encendiendo al Cohete, queriendo preparar un fuego para hervir agua, y duermen la siesta mientras el protagonista del relato estalla por los aires.