El lobo estepario

El lobo estepario Lo dionisíaco y lo apolíneo: la polaridad nietzscheana en 'El lobo estepario'

En El nacimiento de la tragedia, el filósofo Friedrich Nietzsche retoma las figuras mitológicas de los dioses griegos Apolo y Dionisio para pensar a través de ellas el desarrollo del arte en la cultura occidental. Esta dicotomía nietzscheana de lo apolíneo y lo dionisíaco ejercerá una importante influencia sobre distintos pensadores y artistas posteriores al filósofo, entre los que se encuentra Hermann Hesse, gran lector y seguidor suyo.

Lo apolíneo y lo dionisíaco constituyen para Nietzsche un par de figuras opuestas y complementarias, existentes en toda forma de arte y en la cultura en general. Lo apolíneo remite al dios griego Apolo, representante de la belleza ideal, perfecta y racional. Lo dionisíaco, por el contrario, a Dionisio, dios del vino y representante de lo terrenal, la sensualidad, el desenfreno y el éxtasis. En términos generales, Nietzsche plantea que ambas divinidades coexisten en la sociedad y la naturaleza. Sin embargo, un desbalance entre estos impulsos puede ser perjudicial para los individuos.

En el caso de El lobo estepario, Harry es un personaje en el que ambas fuerzas coexisten en constante contienda, sin alcanzar un balance o armonía. Él cree estar dividido en dos mitades: el hombre, apolíneo, y el lobo estepario, dionisíaco. A estas mitades se les corresponden, respectivamente, el orden y el caos, el mundo luminoso asociado a sus padres intelectuales -los Inmortales Goethe y Mozart-, y el mundo oscuro vinculado a la madre sensual y terrenal -Armanda-. Vale señalar, en este punto, la concepción misógina que subyace en la asociación de lo femenino con lo dionisíaco; es decir, con aquello que se aleja de lo intelectual y el orden para asociarse a lo sexual, corporal y pecaminoso.

Estas dos mitades no se encuentran en igualdad de condiciones en el interior de Harry, ya que mientras que él acepta al hombre apolíneo, al lobo dionisíaco intenta reprimirlo constantemente. De este modo, las características que imperan en este personaje, a lo largo de las primeras páginas, son las de la racionalidad, la búsqueda de la perfección y la belleza ideal en el arte. Además, es un sujeto que no se involucra con la sociedad y que rechaza toda forma de placer y de ocio. Solo después de que su personalidad apolínea lo lleve al borde del suicidio, Harry comenzará a reconciliarse, de la mano de Armanda y de Pablo, con su costado dionisíaco: el baile, la sexualidad y la comunión con el otro.