El lobo estepario

El lobo estepario Hermann Hesse y la novela lírica

En su libro La novela lírica, Ralph Freedman, el crítico especialista de la obra de Hermann Hesse, recuerda la siguiente afirmación del autor: “La novela es una lírica disfrazada, un rótulo prestado para que las experimentaciones de los espíritus poéticos expresen sus sentimientos del yo y del mundo” (1972: 7). Para Freedman, Hesse bautiza de este modo un nuevo género novelístico, la novela lírica, de la cual él es uno de sus mayores exponentes, a pesar de que pueda rastrearse a través de distintos autores a lo largo de la historia de la literatura.

Para Freedman, la novela lírica se trata de un texto híbrido, a caballo entre el poema en prosa y la prosa poética, que presenta las siguientes características: por un lado, son obras que exigen cierta complicidad por parte del lector, en la medida en que precisan de una lectura activa que, al igual que con la poesía, se abra a una interpretación sensible, sin tener la pretensión de codificarlo todo. Además, suelen presentar una relación de identidad entre el autor, el narrador y el personaje principal, de modo que la voz narrativa se asemeja el yo lírico de la poesía, aquella voz expresa emociones y sentimientos en un poema. Por otro lado, la temporalidad de la narración se encuentra ligada menos a la sucesión de acontecimientos de la trama que a la transmisión de la interioridad del protagonista. Eso provoca una narración fragmentaria y poco lineal en la que el juego del lenguaje y la sucesión de figuras retóricas tiene más peso que los hechos narrados en sí.

Como vemos, todos estos elementos se encuentran presentes en El lobo estepario, una novela en la que la exposición de la interioridad de Harry Haller tiene una mayor relevancia que los acontecimientos de la trama, al punto en que resulta una tarea difícil, sobre todo hacia el final de la novela, discernir qué es lo que sucede por fuera de la psiquis alucinada del protagonista.