El gato negro

El gato negro Las supersticiones y "El gato negro"

El narrador de "El gato negro" indica que su esposa hace comentarios frecuentes sobre algunas de las supersticiones asociadas con los gatos negros, como el hecho de que se supone que son brujas metamorfoseadas. A continuación se examinará la historia de tales supersticiones en torno a los gatos negros, que pueden arrojar luz en la interpretación del relato.

Muchos de los estereotipos negativos con respecto a los gatos negros surgen en la Edad Media, una época caracterizada por el pensamiento religioso en convivencia con un sinfín de supersticiones paganas. Antiguamente, los romanos y los egipcios adoraban un panteón de dioses, muchos de los cuales eran representados con formas animales, y el gato era visto, en estas tradiciones, como un animal sagrado. Para extender su poder y su influencia, el cristianismo necesitaba erradicar todas estas creencias y tradiciones, por lo que la asociación del gato -y el gato negro- con poderes diabólicos se convirtió en algo común. Los pueblos normandos y germánicos, por otra parte, veían al gato negro como un presagio de muerte inminente, y cruzarse en el camino de un gato negro atraía la mala suerte. En Escocia, se creía comúnmente que había un hada llamada Gato Sith que tenía la apariencia de un gran gato negro y podía robar el alma de una persona muerta antes de que los dioses la reclamaran.

Los gatos negros estaban también fuertemente asociados con las brujas, y se creía que el diablo los enviaba para que fueran sus ayudantes; incluso se creía que las brujas podían convertirse en gatos negros para pasar inadvertidas en los pueblos por los que andaban. Durante los tiempos de mayor actividad de la Inquisición, los gatos negros también eran asesinados, con la creencia de que podía tratarse de servidores infernales.

Existe, por otra parte, un cuento folclórico inglés que recoge más supersticiones sobre los gatos negros: un padre y un hijo que regresaban a su casa una noche vieron a un gato negro que se cruzó en su camino. El hijo arrojó una piedra a la criatura, temiendo que fuera el familiar de una bruja, y la piedra golpeó al gato en la pata izquierda. El animal herido soltó un chillido estridente y huyó, bajando las escaleras de una casa que pertenecía a una mujer de quien se sospechaba que era una bruja. A la mañana siguiente, el padre y el hijo se encontraron con la anciana en el mercado local y vieron que cojeaba de la pierna izquierda. Desde ese día, la gente de ese pueblo tuvo la certeza de que la mujer era una bruja malvada que merodeaba de noche bajo la forma de un gato negro, buscando hacer travesuras contra cualquiera que se cruzara con ella.

Estos miedos y supersticiones viajan a América con el poblamiento europeo de la costa atlántica. En los siglos venideros, la tradición de Halloween siguió utilizando el gato negro como un emblema del terror y la brujería, ayudando a mantener la superstición hasta la actualidad.

Sin embargo, no todas las sociedades tienen supersticiones negativas asociadas a los gatos negros. En algunos lugares del mundo se considera de buena suerte que un gato negro te reciba en tu puerta o que entre a tu casa. En Japón, por ejemplo, si una mujer soltera tiene un gato negro, tendrá muchos pretendientes y buena suerte al contraer matrimonio, y en Escocia, hoy en día, si un gato negro llega a un hogar indica prosperidad para la familia.