El cuento de la criada

El cuento de la criada Metáforas y Símiles

"Vivíamos en los espacios en blanco, en los márgenes de cada número (...). Vivíamos entre las líneas de las noticias" (Cap.10, p.94) (Metáforas)

A través de estas metáforas, Defred nos explica la forma en que la gente vivía la transición hacia la República de Gilead; cómo escuchaban y leían las noticias que, sin embargo, parecían irreales, porque no les tocaban directamente. Esta sensación puede trasladarse a la de cualquier grupo de "gente normal" frente a cualquier cambio en la historia.

Encontramos un segundo significado en lo que respecta a "vivir en los márgenes": el sentido de disociación que suele sentirse al leer las noticias es especialmente justificable en las mujeres, ya que tanto en las noticias como en la historia de los acontecimientos en general, siempre han sido los hombres los protagonistas. Las mujeres están entonces en "los espacios en blanco", no son más que relleno para destacar los sucesos de quienes detentan el poder patriarcal.

"Oigo los disparos a nuestras espaldas, no muy fuertes, no como petardos sino cortantes y claros como el crujido de una rama seca. Suenan mal, las cosas nunca suenan como uno cree que deberían sonar (...)" (Cap.13, p.117) (Símil)

En esta cita, Defred recuerda el momento en que los soldados la encuentran a ella y a su familia intentando escapar de Gilead. Se compara a los disparos que oye con crujidos, lo cual es contraintuitivo. El hecho de que "las cosas nunca son lo que parecen" es un tema recurrente en la novela, y se ve tanto en esta imagen sonora como en la ironía de llamar "Ángeles" a los soldados, entre otros.

"Nosotras somos recipientes, lo único importante es el interior de nuestros cuerpos" (Cap.17, p.143) (Metáfora)

Esta metáfora es clave para entender el rol de las mujeres dentro de la sociedad de Gilead, especialmente el de las Criadas. Lo único que importa de ellas es la fertilidad de su aparato reproductor. A través de esta cita se explica por qué a las Criadas no se les permite el uso de cremas para cuidar su piel: al ser su interior lo único importante, todo lo demás es vanidad. Las Criadas luchan contra esta idea, untando sus cuerpos con mantequilla en un intento de cuidar su cuerpo en su totalidad y sentirse enteras.

"[La furgoneta de los Ojos] atraviesa la calle lentamente, como si buscara algo, igual que un tiburón al acecho" (Cap. 27, pág. 237) (Símil)

En esta cita se compara a las furgonetas de Los Ojos, la organización de vigilancia y espionaje del gobierno, con tiburones al acecho. Estas furgonetas son tan imponentes y reconocibles como el depredador. A la vez, al comparar a esta organización con un animal, se la despoja de raciocinio y se destaca su elemento más importante: no preservar el orden, sino estar en constante búsqueda de nuevas presas e infundir el miedo.

"Lamento que en esta historia haya tanto dolor. Y lamento que sea en fragmentos, como alguien sorprendido entre dos fuegos o descuartizado por fuerza" (Cap. 41, p.359) (Símil)

En esta cita, Defred compara la estructura de la narración con un cuerpo destrozado. Esta imagen desgarradora personifica el tono desconcertante de la novela, un constante vaivén entre pasado y presente salpicado de intentos de explicar la realidad.