El cuento de la criada

El cuento de la criada La ficción especulativa

El término "ficción especulativa", como la mayoría de los géneros literarios, no tiene una definición clara o universalmente acordada. Fue dado a conocer por Robert A. Heinlein, un escritor famoso de ciencia ficción "dura" (es decir, ciencia ficción que se caracteriza por la abundancia de tecnicismos y la precisión científica con la que se justifican las tecnologías y situaciones descritas). En un ensayo escrito en 1948, "Sobre la escritura de ficción especulativa", utilizó explícitamente el término como sustituto de "ciencia ficción". Una vez que el término se incorporó al uso popular, los editores, lectores, académicos y algunos escritores desarrollaron una tendencia a pensar en la ficción especulativa como un término general que puede abarcar desde la ciencia ficción y la fantasía hasta el realismo mágico. Según esta definición, toda novela que no esté muy comprometida con el "realismo" podría llamarse "ficción especulativa". Las personas que adoptan este término (por ejemplo, el prolífico crítico literario de ficción DD Shade) argumentan que el gran número de subgéneros y de obras con influencias múltiples hace que un término más general sea útil.

Al mismo tiempo, los escritores también han usado este término para diferenciar su trabajo de los mismos géneros que se supone que la ficción especulativa abarca. En otras palabras, los escritores que sienten que el mundo literario desprecia la ciencia ficción y la fantasía quieren distinguir su trabajo como diferente de esos estilos y, en consecuencia, prefieren el término "ficción especulativa". El uso de la "ficción especulativa" para expresar la insatisfacción con el género de la ciencia ficción se popularizó en la década de 1960 y principios de la de 1970 por Judith Merril y otros escritores y editores en relación con el movimiento New Wave. Cayó en desuso a mediados de la década de 1970 pero, al igual que las artes New Wave, ha disfrutado de un ligero retorno a la popularidad en la década de 2000: la idea de la ficción especulativa como distinta de otros géneros ha vuelto a entrar en el lenguaje general.

El uso del término "ficción especulativa" se ha entrelazado de una manera complicada con problemáticas de escritoras de ficción. En 1996, la revista Femspec fue fundada para combatir la "falta de atención brindada colectivamente a la ciencia ficción, la fantasía, el realismo mágico y las obras sobrenaturales en revistas y audiencias feministas; la falta de perspectivas feministas dentro de la crítica de ciencia ficción; y la falta de representatividad en los Estados Unidos". En las décadas de 1960 y 1970, las mujeres lograron más visibilidad como escritoras de ciencia ficción y fantasía, y alcanzaron niveles mucho más altos de aceptación entre sus pares, lectores y críticos. Comenzaron a ganar los principales premios de escritura de ciencia ficción (Nébula y Hugo) y publicaron con mucha más frecuencia bajo sus propios nombres, ya que anteriormente casi todas las mujeres escribían ciencia ficción y fantasía eran publicadas bajo seudónimos o usaban solo la inicial de su nombre para no develar su género. A medida que estas mujeres presionaron por una mayor aceptación en el mundo de la ciencia ficción, muchas también quisieron elevar el nivel de importancia del género en sí. Aquellas que querían ser percibidas como escritoras de un tipo de ciencia ficción más literaria e incluso más "realista" a menudo se referían a su obra como "ficción especulativa".

Margaret Atwood es una de estas escritoras, y su uso del término "ficción especulativa" genera fuertes reacciones de sus propios lectores, así como de los lectores de ciencia ficción en general. Atwood enfatiza que la idea de la ficción especulativa es diferente de la ciencia ficción, ya que ve la ciencia ficción como "llena de marcianos y viajes espaciales a otros planetas, y cosas así". Atwood parece ver la ciencia ficción como inferior a la ficción especulativa en el sentido de que aquella solo busca entretener, mientras que la ficción especulativa intenta hacer que el lector reconsidere su propio mundo basándose en las experiencias descritas en la novela. Las controversias sobre el significado del término "ficción especulativa" y la importancia de las novelas de ciencia ficción y fantasía continúan incluso hoy. Al examinar este conflicto, es importante recordar que cuando la novela comenzó a elevarse a la cima de todas las formas literarias, se la consideraba simplemente "entretenimiento barato".