El burlador de Sevilla y convidado de piedra

El burlador de Sevilla y convidado de piedra Metáforas y Símiles

“Alas en tu favor llevo” (v. 106) (Metáfora)

En el palacio real de Nápoles, don Juan mantiene relaciones sexuales con la duquesa Isabela fingiendo ser el duque Octavio. Tras ello, la duquesa descubre el engaño y el rey de Nápoles ordena capturarlo. La fortuna quiere que sea su tío don Pedro Tenorio quien lo encuentre. Sin embargo, luego de reprenderlo termina por dejarlo escapar. Don Juan utiliza esta expresión dirigiéndose a don Pedro, después de que este le facilita la huida del palacio real de Nápoles, indicándole que puede bajar por un balcón. En este caso, “alas” es una metáfora de la libertad que el burlador consigue gracias al favor de su tío.

“Le hallaron agonizando / como enroscada culebra” (vv. 139-140) (Símil)

Don Pedro Tenorio se refiere con esta frase al fugitivo del palacio real de Nápoles, cuando expone ante el rey el falso relato de su huida. Tal como desarrollamos en la metáfora anterior, esta escena se produce luego de la primera treta realizada por don Juan en la obra: la escena en la que nuestro protagonista engaña a la duquesa Isabela al fingir ser el duque Octavio para tener relaciones sexuales con ella. Así, el símil aporta a la imagen del agresor connotaciones demoníacas asociadas a la serpiente.

“Le di a su rigor las alas / en dos yeguas que crié” (vv. 1023-1024) (Metáfora)

Tisbea lamenta haber sido burlada por don Juan, y se arrepiente aún más de que hayan sido los caballos que ella misma crio los que le permitieron huir. La metáfora “alas” alude nuevamente a la huida del burlador y, además, remite a la consigna que don Juan le da a su lacayo, Catalinón, poco antes: “Tú las dos yeguas apresta; / que de sus pies voladores / solo nuestro engaño fío” (vv. 888-890).

“Y tú, señor, eres / langosta de las mujeres” (vv. 1475-1476) (Metáfora)

Catalinón le dirige esta frase a don Juan después de conocer sus intenciones de burlar a doña Ana. En su intervención, la palabra “langosta” posee el sentido metafórico de “plaga” y de “castigo”. Por un lado, don Juan se representa, a través de esta expresión, como una calamidad o desgracia para las mujeres. Por otro lado, la palabra “langosta” está asociada a un castigo, porque remite al episodio bíblico en el que Dios envía este animal en forma de plaga a los egipcios (Éxodo, 1990: 10, 1-15). De este modo, se sugiere que la burla, que don Juan intenta perpetrar contra doña Ana, es un castigo para ella por haber desobedecido el acuerdo matrimonial concertado por su padre.

“¡Almagrar y echar a extremo! ”(v. 1806) (Metáfora)

Catalinón, quien pronuncia este pasaje, es el lacayo de don Juan, y funciona como la voz de la conciencia del protagonista. Esta metáfora se produce cuando don Juan y Catalinón se detienen en un pueblo llamado Dos Hermanas, donde se celebra una boda. Allí, don Juan irrumpe en la celebración e, inmediatamente, intenta hacerse de una nueva víctima: la propia novia. Tras ello, su lacayo pronuncia el pasaje citado. Con esta metáfora, Catalinón compara a las mujeres burladas por don Juan con ovejas que, luego de ser marcadas con almagre (un óxido de color rojo) para reconocerlas, se abandonan en el campo (“echar a extremo”). De este modo, se refiere a que el burlador abandona a las mujeres luego de deshonrarlas.