El burlador de Sevilla y convidado de piedra

El burlador de Sevilla y convidado de piedra Ironía

El marqués de la Mota dice que Tedora es joven, “tierna y reciente”, pero con ello solo pretende señalar lo opuesto (Ironía verbal)

Cuando don Juan se encuentra con su amigo, el marqués de la Mota, y le pregunta por las prostitutas de Sevilla, este último las describe en tono mordaz, mofándose de la vejez de las mujeres. Sobre una de ellas, Teodora, el marqués afirma en tono irónico: “Está tan tierna y reciente, / que anteayer me arrojó un diente / envuelto entre muchas flores” (vv. 1227-1229). De esta manera, Mota sugiere la vejez de Teodora en forma irónica, describiéndola como una joven. En realidad, lo que cuenta es que a la mujer se le cayó un diente mientras se dirigía a él con palabras amorosas.

Aunque Batricio exprese simpatía por el hecho de que don Juan se siente junto a Aminta, con ello busca expresar lo contrario (Ironía verbal)

Batricio muestra desde el inicio una actitud desconfiada respecto de la presencia de un noble en su boda y, en un monólogo, donde repasa los acontecimientos de la celebración, utiliza esta pregunta de tono evidentemente irónico, para llamar la atención sobre el evento que más lo desconcertó:

¿No es bueno que se sentó
a cenar con mi mujer
y a mí en el plato meter
la mano no me dejó? (vv. 1828-1821).

Evidentemente, Batricio no considera que la presencia de don Juan se algo “bueno”; menos aún que se siente al lado de su amada.

Para premiar a don Gonzalo, el rey decreta el casamiento de su hija con don Juan. Sin embargo, antes que un premio, don Juan es un castigo (Ironía situacional)

Resulta irónica la decisión del rey de casar a la hija de don Gonzalo con don Juan Tenorio como si esto fuera un premio a la elocuencia del comendador. Esta ironía reside en que la decisión desfavorece al hombre. Más aún, don Juan se presenta poco después como un verdadero “castigo de las mujeres” (v. 896), en palabras, nada más y nada menos, que de su lacayo Catalinón.

Por otra parte, el espectador sabe que las expectativas del rey ya están frustradas porque ha asistido, previamente, a la burla que don Juan perpetró contra la duquesa Isabela, causando su deshonra. Además, en la escena inmediatamente anterior, el burlador puso de manifiesto sus intenciones de deshonrar a Tisbea. En este punto, el hecho de que el público ya sepa que dicho matrimonio resulta imposible deriva en una ironía dramática.

El burlador resulta burlado (Ironía situacional)

Don Juan Tenorio, quien se ha burlado de hombres y mujeres de manera irrefrenable, en el momento final y como forma de castigo, es objeto de una burla fatal: cuando le da su mano a la estatua de piedra, esta la sujeta hasta dejarlo sin vida y lo arrastra a su tumba. Este castigo se lleva a cabo bajo la forma irónica del burlador burlado, un tópico de larga tradición en la historia de la literatura.

Por otra parte, también Tisbea se presenta como una burladora burlada, y su reflexión funciona como un presagio del castigo final de don Juan:

Yo soy la que hacía siempre
de los hombres burla tanta,
que siempre las que hacen burla
vienen a quedar burladas (vv. 1014-1017).

Por último, el marqués de la Mota es también un burlador burlado. Su vida disoluta y su falta de honor lo presentan como un personaje análogo al de don Juan, por lo que la burla que sufre también funciona como un presagio de la condena que don Juan recibirá finalmente.