El burlador de Sevilla y convidado de piedra

El burlador de Sevilla y convidado de piedra Imágenes

La luz y la oscuridad

Fiel a toda una tradición artística previa, la obra tiende a sugerir, mediante juegos de luces, el bien y el mal. La oscuridad aparece asociada en esta obra a la maldad y al engaño. La luz, contrariamente, se asocia a la verdad o a la justicia.

Por ejemplo, la escena inicial, en la que don Juan burla a Isabela, ocurre en la oscuridad. Poco después, la duquesa pretende encender una luz (v. 9-10), pero el burlador inmediatamente la detiene para no revelar su identidad. Entonces, la duquesa descubre el engaño.

Asimismo, después del intento de don Juan de burlar a doña Ana, que ocurre durante la noche, y tras el asesinato del comendador Gonzalo de Ulloa, los guardias con antorchas que se presentan en escena representan a la justicia. En esta ocasión, las palabras del marqués de la Mota sustituyen una representación escénica de gran intensidad lumínica:

Desde aquí parece todo
una Troya que se abrasa,
porque tantas luces juntas
hacen gigantes de llamas.
Un grande escuadrón de hachas
se acerca a mí; ¿por qué anda
el fuego emulando estrellas,
dividiéndose en escuadras? (vv. 1615-1622).

El mar y la playa

En su soliloquio, Tisbea recurre a imágenes visuales para describir el mar y la playa:

Aquí donde el sol pisa
soñolientas las ondas,
alegrando zafiros
las que espantaba sombras.
Por la menuda arena,
unas veces aljófar
y otras veces
del sol que así le dora (383-390).

En este pasaje describe las olas del mar, moviéndose lentamente y reflejando la luz solar. También indica que el sol hace brillar a las olas, realzando el color azul y haciéndolas semejantes a zafiros, al tiempo que hace huir las sombras. Por último, indica que el sol también realza el brillo de las partículas de arena, haciéndolas semejantes, unas veces, a una perla pequeña (aljófar) y, otras, a partículas de sol.

Luego, la pescadora utiliza imágenes auditivas para evocar el sonido de las aves de la costa y el de las olas golpeando en las rocas:

Oyendo de las aves
las quejas amorosas,
y los combates dulces
del agua entre las rocas (vv. 391-394).

El hundimiento del barco

Tisbea describe con imágenes visuales el hundimiento del barco en el que navegaba don Juan. En este pasaje evoca el momento en que la vela del barco cae sobre el mar, como la cola de un pavo real (pavón), y los marineros la ven hundirse:

Como hermoso pavón,
hace las velas cola,
adonde los pilotos
todos los ojos pongan.
Las olas va escarbando,
y ya su orgullo y pompa
casi la desvanece (vv. 487-493).

Además, la imagen de los pilotos dirigiendo la mirada a la vela (“adonde los pilotos todos los ojos pongan”) alude a Argos, el servidor de Hera en la mitología griega, quien poseía múltiples ojos, los cuales, por turno, dormían o vigilaban. Después de su muerte y con el objetivo de inmortalizarlo, Hera trasladó los ojos de Argos al plumaje del ave que a ella le estaba consagrada: el pavo real.

Las prostitutas

En una conversación con don Juan, el marqués de la Mota describe a las prostitutas de Sevilla y las caracteriza como mujeres que han envejecido. Para esto, utiliza algunas imágenes visuales: por ejemplo, de Costanza dice que “Es lástima vella / lampiña de frente y ceja” (vv.1218-1219). De Teodora señala, irónicamente, que “está tan tierna y reciente, / que anteayer me arrojó un diente / envuelto entre muchas flores” (vv. 1227-1229), sugiriendo así que, mientras Teodora hablaba, se le cayó un diente.