Divina Comedia: Purgatorio

Divina Comedia: Purgatorio Citas y Análisis

(…) y cantaré de aquel segundo reino
donde el humano espíritu se purga
y se hace digno de subir al cielo.

Dante (Canto I, vv. 4-6)

En este terceto se declara el tema del libro que comienza, el segundo libro de la Divina Comedia, el Purgatorio. El Purgatorio es precisamente el “segundo reino” al que se refiere aquí Dante. En este reino, las almas salvadas se purifican (se purgan) antes de presentarse ante Dios en el Paraíso.

Pocas veces renace por las ramas
la probidad humana; y esto quiere
el que la ofrece, para que a Él se invoque.

Sordello (Canto VII, vv. 121-123)

A propósito de los herederos corruptos de algunos gobernantes, que fueron virtuosos, Sordello señala que la virtud no se hereda de los padres, sino que es una gracia que desciende de Dios. La idea de que la voluntad divina da a las almas la nobleza de manera individual contradice la idea de nobleza de sangre, según la cual la nobleza se hereda. Esta concepción, ya presente en el Convivio de Dante, puede leerse como una invitación al lector a aspirar a una vida virtuosa, más allá de su origen o linaje familiar.

Era la hora en que el deseo vuelve
al navegante, y lo enternece el día
que dijo adiós a los amigos dulces

Y que de amor al nuevo peregrino
hiere, si oye campanas a lo lejos
que parecen llorar al día que muere (...).

Dante (Canto VIII, vv. 1-6)

Los famosos versos iniciales del Canto VIII están íntimamente ligados el tema del exilio. El "nuevo peregrino" es aquel partió recientemente de su tierra, y todavía puede escuchar, a poca distancia, el sonido de las campanas de su pueblo que anuncian el "día que muere", esto es, la última hora del día, el ocaso. Las imágenes evocan los sentimientos del viajero en la puesta del sol: la nostalgia por los amigos y los lugares queridos.

Al pasar el umbral de aquella puerta
que está en desuso por el mal amor (...),
oí cómo sonando se cerraba.

Dante (Canto X, vv. 1-4)

En este pasaje podemos observar que la puerta del Purgatorio se abre con poca frecuencia ("está en desuso") porque son pocos los que la atraviesan, es decir, los que serán salvados. El sonido que produce cuando se cierra refuerza esa misma idea. Por otra parte, la puerta no se abre con frecuencia a causa del "mal amor", que es el origen de los pecados capitales.

Lector, no quiero que la fuerza pierdas
del buen propósito por escuchar
el modo en que nos cobra Dios la deuda.

No atiendas a las formas del martirio:
piensa en lo que le sigue; en lo peor
no puede ir más allá del juicio último.

Dante (Canto X, vv. 106-111)

En estos versos Dante le advierte al lector que los tormentos del Purgatorio se extenderán, como máximo, hasta el día del Juicio Final ("juicio último"), para no desanimarlo. En el Purgatorio, a diferencia del Infierno y del Paraíso, la condición de las almas es transitoria, no eterna. A diferencia del Infierno, acá los tormentos son transitorios, están destinados a terminar en la medida en que las almas, progresivamente, se purifican.

Es el rumor mundano solo un soplo
de viento, que de aquí o de allá proviene
y cambiando de lado cambia el nombre.

Oderesi da Gubbio (Canto XI, vv. 100-102)

Oderesi da Gubbio desarrolla aquí el tópico clásico de vanitas vanitatum, que se refiere al paso efímero de la gloria en el mundo. Más adelante, insiste en esto señalando:

La fama humana es del color del pasto
que viene y va, y lo decolora el mismo
por el cual sale fresco de la tierra.

(vv. 115-117)

El pasto, verde a causa de la luz del sol, queda opacado sin ella. El mismo que lo decolora (el sol) es quien lo hace crecer (es decir, salir de la tierra). Del mismo modo, la gloria pasajera del hombre viene y va por obra de Dios.

Hiciste como aquel que va de noche
y lleva atrás la lumbre sin gozarla,
haciendo después de él sabia a la gente.

Estacio (Canto XXII, vv. 67-69)

El poeta latino Estacio atribuye a Virgilio su conversión al cristianismo. En la Edad Media, Virgilio había adquirido la fama de profeta de la venida de Cristo, a partir de una interpretación de la égloga IV de su obra Bucólicas, según la cual en ella se anuncia la venida de un niño que conducirá al mundo a una nueva edad dorada (Estacio se refiere a esta obra cuando cita una traducción de sus versos: "(...) El ciclo se renueva; / vuelven la edad primera y la justicia, / nueva progenie baja desde el cielo", vv. 70-72).

Consecuentemente con esta interpretación, en el símil que citamos se compara a Virgilio con quien lleva una luz tras de sí, y con ella ilumina a quienes lo siguen, aunque no se ilumina a sí mismo (Virgilio profetizó el nacimiento de Cristo sin haber sido cristiano).

«Oh hermano», dijo, «ahora veo el nudo
que al notario, a Guittone y a mí me excluye
del dulce estilo nuevo que yo oigo.»

Bonagiunta (Canto XXIV, vv. 55-57)

Las palabras de Bonagiunta, que Dante reproduce, darán nombre al grupo poético al que pertenece este último, "Dolce Stil Novo" (Dulce estilo nuevo). Además, en su discurso, Bonagiunta marca una distancia entre su estilo poético, el del "notario" (el poeta siciliano Iacopo da Lentini) y el de Gittone (de Arezzo) respecto del nuevo estilo del grupo al que pertenecen, entre otros, Dante, Guido Guinizelli y Guido Cavalcanti.

Y el espíritu mío que hacía tanto
tiempo no se encontraba en su presencia
quebrado, estremecido de estupor,

sin más conocimiento por los ojos,
por oculta virtud que ella emanaba,
de antiguo amor sintió la gran potencia.

Dante (Canto XXX, vv. 34-39)

Dante relata con estas palabras su reencuentro con Beatrice luego de diez años (Beatrice, el personaje histórico, murió en junio de 1290). El estremecimiento que le produce al poeta la presencia de la mujer de la que se enamoró desde joven remite a la descripción que Dante hace en Vida nueva del momento en que vio a Beatrice por primera vez, cuando él tenía nueve años (II, 4).

Por eso, para el mundo que mal vive,
ahora mantén los ojos en el carro
y escribe lo que ves, cuando allá vuelvas.

Beatrice (Canto XXXII, vv. 103-105)

En estos versos se hace explícita la misión poética de Dante: Beatrice le pide que cuando regrese al mundo escriba lo que allí vio, "para el mundo que mal vive". Más tarde, en el canto siguiente (XXXIII), ella reafirma la petición: "Tú toma nota; y como yo las digo, /en signos mis palabras di a los vivos (…)" (vv. 52-53).