Distancia de rescate

Distancia de rescate Boom de la literatura latinoamericana escrita por mujeres

En las últimas décadas, la literatura escrita por mujeres latinoamericanas gana relevancia y ocupa los primeros puestos en el ranking de los libros más vendidos. Se trata de un contexto en el que hay un creciente interés de los lectores por literatura escrita por mujeres y un mercado editorial que utiliza ese interés como una oportunidad. En sintonía con esto, Samanta Schweblin, en un artículo de El Observador, dice: “las mujeres están escribiendo lo mejor de la literatura latinoamericana” (2018).

Además de Schweblin, otras autoras que se ubican en este grupo son: Mariana Enríquez (argentina), Vera Giaconi (uruguaya), Ariana Harwicz (argentina), Guadalupe Nettel (mexicana) y Rosario Lázaro Igoa (uruguaya). Con una tendencia a la escritura de cuentos, las voces femeninas de la región venden libros y despiertan el mercado editorial.

Así como Schweblin ha sido dos veces finalista del premio Man Booker, Mariana Enríquez ha ganado el premio Ciutat de Barcelona por su libro de cuentos Las cosas que perdimos en el fuego. En el 2020 publica su primera novela extensa, llamada Nuestra parte de noche, y comienza a desempeñarse como la Directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes, un organismo argentino que financia y apoya el desarrollo de artistas. Es decir que las escritoras argentinas comienzan también a ocupar cargos en la gestión cultural. Respecto de la necesidad de remarcar la categoría “mujer” en la literatura, Mariana Enriquez responde en una entrevista de la revista Quimera del 2017 que tiene una postura ambivalente. Considera que políticamente es necesario todavía reivindicar y rescatar escritoras “porque son realmente buenas y no están en el lugar que merecen, cuando hay otros escritores para mí menos interesantes y en lugares muy representativos” (2017). Simultáneamente, comenta que es reacia a “cuando se piensa en la literatura de mujeres como una literatura de lo íntimo” (2017). Considera que ese gesto es machista: “me irrita esa idea de que la mujer es buena en eso, porque es lo mismo que decir que la mujer es buena limpiando la cocina, solo que trasladado a la literatura” (2017).

En esta línea, en una entrevista del blog Eterna Cadencia, Schweblin resalta que las mujeres compran y leen más libros que los varones. Agrega: “aunque festejo de pie que haya tantas buenas autoras en mi generación, en el fondo creo que lo que hay, sobre todo, son muchas lectoras, son ellas las que al final están abriendo las puertas” (2018). Lo que sugiere la escritora argentina es que la tendencia no implica solamente que se publiquen más libros escritos por mujeres, sino también, que las lectoras se decidan por literatura escrita por mujeres.

Además del caso argentino, hay escritoras uruguayas y mexicanas que se encuentran dentro del boom. Por ejemplo, Vera Giaconi ha sido finalista con su libro de cuentos Seres queridos, en el 2015, del premio Ribera del Duero, uno de los concursos de habla hispana más respetados para el relato breve, que ese mismo año gana Samanta Schweblin con su libro Siete casas vacías. Giaconi nace en Uruguay en 1973 pero vive en la Ciudad de Buenos Aires y tiene publicados dos libros de cuentos. Por otro lado, Guadalupe Nettel nace en México el mismo año que Giaconi, realiza un doctorado en Ciencias del Lenguaje en París y publica tanto novelas como cuentos. Como Schweblin, gana el premio Ribera del Duero pero en el 2013, con El matrimonio de los peces rojos.

Las escritoras latinoamericanas del boom del siglo XXI son traducidas a una veintena de idiomas y cobran relevancia en el mercado editorial global. Su impacto en el mercado estadounidense se ha confirmado luego del importante artículo del New York Times de Jennifer Szalai en el 2017, que también menciona a la argentina Pola Oloixarac.

Aunque el boom supone la publicación de literatura escrita por mujeres en el siglo XXI, también fomenta la reivindicación de figuras femeninas del pasado. Por ejemplo, en el año 2018, la poeta uruguaya Ida Vitale gana el premio Cervantes. Aunque se trata de una escritora de otra generación, nacida a comienzos de siglo XX, su premiación expone una valoración retrospectiva de la obra de una escritora latinoamericana.