Desayuno en Tiffany's

Desayuno en Tiffany's Resumen y Análisis Secciones 10-13

Resumen

Sección 10

A la mañana siguiente del encuentro entre Holly y Doc, la muchacha y el narrador conversaron en el bar de Joe Bell. Ella explicó que no necesitaba divorciarse de su esposo porque solo tenía catorce años cuando se casaron y, por lo tanto, el matrimonio no era legal. También le confesó al narrador que se había acostado con Doc la noche anterior, ya que lo quiere de verdad porque desde muy pequeña habían entablado un vínculo de confianza. Luego, había acompañado a Doc a la estación de autobuses y, aunque el hombre estaba convencido de que ella lo acompañaría, Holly intentaba demostrarle que ya no era esa Lulamae de catorce años. Sin embargo, ella se dio cuenta de que seguía siendo esa muchacha, solo que en vez de robar huevos de pava vivía sus propias horas negras.

Holly le aconsejó a Joe Bell que nunca se enamorara de una criatura salvaje, ya que esa fue la gran equivocación de Doc. Siempre llevaba a la casa animales salvajes a los que cuidaba y protegía. Para la muchacha, el error de su marido fue que, a la larga, los animales se sentían lo suficientemente fuertes como para terminar huyendo y dejando a Doc con el corazón roto. Holly propuso un brindis en honor a su marido, deseándole buena suerte.

Sección 11

En el metro, el narrador leyó de reojo el periódico de uno de los pasajeros. El titular decía que Rusty Trawler se había casado con una guapa muchacha. El protagonista, sorprendido, asumió que se trataba de Holly y explicó que hacía tiempo que no veía a la muchacha, ya que él había estado deprimido por haber perdido su trabajo y había sido contactado el centro de reclutamiento. Mientras pensaba en Holly y Rusty, el narrador se enfurecía; este sentimiento hizo que descubriera que estaba enamorado de Holly. Sin embargo, este amor era parecido al que había sentido por la vieja cocinera de su madre y por un cartero que le permitía acompañarlo en su trabajo cuando era pequeño. A pesar de que sentía celos, ese amor no era romántico.

Cuando llegó a su parada, compró el periódico y descubrió que la novia de Rusty era en realidad Mag Wildwood. Al regresar a su casa, Sapphia Spanella lo recibió en la puerta, gritando que llamara a la policía porque había sonidos violentos en el departamento de Holly. El narrador oyó cristales rotos, rasgaduras, muebles volcados y corrió en dirección a la puerta de la muchacha; en ese momento, José apareció con un doctor. Los tres hombres entraron a la casa de Holly, que estaba terriblemente destrozada; las gafas de sol estaban rotas sobre el piso, la heladera había sido vaciada y todo su contenido, arrojado contra la pared. Acostada en la cama estaba Holly, rígida. El médico le inyectó un sedante para calmarla; José confesó que temía que este escándalo le trajera complicaciones para llevar adelante su carrera política. El narrador le preguntó por qué le había dado este ataque a Holly por el casamiento de Rusty. José se río y le mostró un telegrama de Doc Golightly desde Texas, en el que informaba a Holly que su hermano Fred había muerto en combate.

Sección 12

El narrador cuenta que Holly nunca más volvió a mencionar el nombre de su hermano, incluso dejó de llamarlo Fred. Durante el verano, Holly se dedicó a estar encerrada en su departamento. José se mudó con ella, y su nombre reemplazó al de Mag en la tarjeta del buzón. El narrador la veía más contenta, con un intenso entusiasmo hogareño y menos delgada. Así, hizo de ama de casa tardes enteras y se dedicó a ordenar la cocina. Comenzó a hablar sobre su futuro en Brasil, cuando estuviera casada con José y le confesó al narrador que estaba embarazada de seis semanas.

Enamorada, Holly le contó al narrador que, a pesar de haber tenido únicamente once amantes, estaba contenta de haber dejado esa vida promiscua atrás, rodeada de esa “pandilla de ratas”. A pesar de que José no era su tipo ideal, era su primer amor "no ratonil". También, confesó que si tuviera la libertad de elegir una persona entre todas las del mundo, elegiría a Greta Garbo o a Wendell Wilkie, un político estadounidense.

A lo largo de esas últimas semanas del verano, el narrador y Holly llegaron a un nivel de comprensión tal que ya no necesitaban palabras para comunicarse. Cuando José no estaba en Nueva York, los protagonistas pasaban juntos días enteros, paseando por la ciudad y mirando los buques desde el Puente de Brooklyn. Holly comentó que, dentro de unos años, uno de esos barcos la traería de regreso con sus hijos brasileños. Confesó que si bien amaba Nueva York, la ciudad no le pertenecía a ella, ni ella a la ciudad. Frente a estas declaraciones, el narrador se sintió excluido, ya que descubrió que no tenía lugar en los planes de la muchacha.

Sección 13

El 30 de septiembre, día de cumpleaños del narrador, el protagonista esperaba la llegada del cartero, ya que traería dinero de parte de su familia. En el vestíbulo, se encontró con Holly, que lo invitó al parque a alquilar un par de caballos como despedida de la ciudad porque la semana siguiente ella y José se irían a vivir a Brasil.

En un taxi rumbo al Central Park, Holly le dijo al narrador que realmente lo iba a extrañar, y también al viejo Sally Tomato, que parecía feliz por su viaje al extranjero porque sospechaba que pronto habría líos, cuando descubrieran que Holly no era su verdadera sobrina. La muchacha agregó que O’Shaughnessy le había dado $500 como regalo de bodas. El narrador, antipático por la partida de su amiga, le preguntó si José sabía que ella ya estaba casada; Holly lo amenazó con colgarlo si llegara a revelarse esa información a su prometido.

Al llegar al establo, Holly eligió una vieja yegua tranquila para el narrador y lo ayudó a montarse, mientras que ella montó en su propio caballo, llamado Mabel Minerva. Mientras galopaban en el Central Park, el narrador sentía que amaba tanto a Holly que realmente estaba feliz por su proyecto de vida. Sin embargo, este momento de alegría fue súbitamente interrumpido por una pandilla de muchachos afroamericanos que comenzaron a tirarles piedras a los caballos. La yegua del narrador se levantó sobre sus patas traseras y salió disparada por el camino hasta meterse en medio del tránsito de la Quinta Avenida, completamente desbocada.

Finalmente, un policía a caballo y Holly lograron detener al caballo del narrador, que cayó de la silla a la calle. Rodeado de una multitud, el policía tomó los datos y prometió encargarse de devolver a los caballos a su establo. Holly, preocupada, le dijo al muchacho que se podría haber muerto, pero el narrador solo sentía vergüenza de verla tan preocupada. Le agradeció por haberle salvado la vida y, luego de darle un beso en la mejilla, cayó desmayado.

Análisis

En estos capítulos, el vínculo entre Holly y el narrador comienza a adquirir nuevas facetas, ya que por primera vez el hombre reconoce estar enamorado de la protagonista. Cuando piensa que Rusty Trawler se casa con la muchacha, confiesa: “deseé estar bajo las ruedas del tren” (p. 93). Los celos y la indignación que le genera este vínculo le permiten explorar en profundidad los sentimientos del personaje. En este sentido, el narrador compara el amor que manifiesta por Holly con el afecto que sintió por la cocinera de su familia y también por un cartero de su infancia. “Esa clase de amor también origina celos” (p. 94), aclara el personaje. En este punto, la aclaración pone en primer plano la naturaleza asexual de los sentimientos por la muchacha; nuevamente, en esta manifestación es posible leer al personaje como homosexual.

También Holly atraviesa nuevas formas de vincularse amorosamente hasta llegar a su relación más madura y adulta, con José. Sin embargo, antes de sostener este romance, luego del encuentro con Doc Golightly, Holly pasa la noche con él ya que siente que le debe mucho. En este gesto, se ve el valor que la muchacha pone en su cuerpo; como una mercancía, es un método de retribuirle simbólicamente la bondad y la confianza de Doc en ella. Si bien los lectores podíamos sospechar que el hombre estaba enfurecido con Holly por haber huido, el encuentro entre ambos está repleto de cariño y ternura. Una vez más, la muchacha ejerce un poder sobre los hombres; ellos quieren, únicamente, tenerla cerca en su vida.

Luego de la despedida de Doc, Holly se emborracha en el bar de Joe Bell, lo que da pie a uno de los monólogos más trascendentes de la novela. En primer lugar, explica el origen de la atracción existente entre Doc y la joven Holly; al ser un veterinario, “siempre llevaba seres salvajes a su casa. Un halcón herido en un ala…” (p. 92). En esta caracterización del hombre, Holly muestra la afición de Doc por cuidar amorosamente a seres desprotegidos. Sin embargo, este amor es unidireccional, ya que tal como explica la muchacha “no se puede entregar el corazón a un ser salvaje: cuanto más se hace, más fuertes se vuelven” (p. 92). En esta analogía, Holly era ese animal salvaje cuando Doc la adoptó, ya que vivía en cualquier lugar, huérfana, desnutrida y robando comida de los vecinos. Esta similitud exhibe que, como los animales, es inherentemente indomable, y que es parte de su esencia huir de aquellos que la aman. En este punto, el temor de Holly al compromiso sugiere que, como las criaturas salvajes, no es responsable de su conducta sino que es una actitud que forma parte de su naturaleza. Esta declaración anticipa sutilmente la decisión futura de huir de la ciudad.

Si en estos capítulos el narrador siente este amor sin celos por Holly, la protagonista experimenta por primera vez la necesidad de asentarse amorosamente y dar por cerrada una etapa de su vida signada por la promiscuidad y los hombres caracterizados por “su condición de ratas” (p. 102). Para conquistar a José, Holly se transforma nuevamente e incorpora tareas y actividades que antes le eran absolutamente ajenas, como cocinar y arreglar la casa. Si bien estas decisiones parecen discrepar con la Holly del pasado, que repudiaba todo tipo de labor doméstica y prefería que otros hicieran los deberes por ella, al narrador le sorprende verla “más feliz de lo que la había visto nunca” (p. 99). En este sentido, la novela marca una distinción entre los pensamientos de la muchacha y la realidad, ya que si bien ella lleva adelante las tareas con entusiasmo, el narrador acota, ácidamente, que sus actuaciones en la cocina son realmente desastrosas. Una vez más, Holly interpreta un papel actoral como ama de casa pero, esta vez, la actuación no es convincente.

En este sentido, no es casualidad que Holly decida transformarse en la esposa perfecta justamente cuando se entera de que su hermano Fred ha muerto en el combate. Luego de conocer la noticia, la conducta de la protagonista es violenta y autodestructiva; no sólo rompe el mobiliario de su casa sino que ella misma termina fuera de sí. El narradaor la describe como una “Rígida figura sobre la cama” (p. 96) cuando entra al apartamento. Si bien a lo largo de la novela Holly menciona que sufre “las horas negras”, su forma de vincularse con los demás está marcada por la despreocupación y la alegría. Sin embargo, la ira que manifiesta frente a la muerte de Fred indica que la cercanía con su hermano era fuerte y real. En este sentido, la liviandad con la que Holly toma los vínculos amorosos sugiere que justamente evita relaciones permanentes, ya que sufre el dolor de una manera muy intensa. Evitar compromisos y relaciones reales es, tal vez, la forma que Holly encuentra para protegerse contra sufrimiento como el que experimenta frente a la muerte de su hermano.

El personaje de Fred simboliza la libertad de Holly; una fantasía recurrente de la protagonista es la huida de ambos a México, en donde podrían criar caballos. A partir de su desaparición, Holly permite que José se mude con ella, enjaulándose en su propio departamento. La transformación que lleva adelante la convierte en una nueva versión de sí misma, que representa un corte abrupto con la Holly que venimos conociendo en la novela. De alguna manera, esta metamorfosis parece demasiado enfática y profunda como para ser del todo sincera y honesta.

Mientras que estos capítulos exhiben a Holly en el centro de sus cambios y transformaciones, el narrador expresa una vez más su carácter como observador pasivo de su vida. Es ejemplar el episodio en el que reconoce su amor por la muchacha pero no se lo dice, y permite que Holly se asiente en una relación estable y firme con José, aún cuando eso signifique un potencial traslado a Brasil para siempre. Frente a este plan de la protagonista, que incluye “nueve chiquillos brasileños” (p. 104) producto del romance con José, el narrador permanece impasible hasta que, finalmente, explota y le grita “¡Cállate!” (p. 104). Esta respuesta emerge violentamente en el momento en que el hombre se da cuenta de que no tiene lugar en la vida de Holly. “Me sentía irritadamente abandonado… como un remolcador en el astillero mientras ella, esplendorosa nave de seguro rumbo, salía del puerto” (p. 104), comenta el narrador. Así, reconoce este sentimiento de abandono perpetuo, en donde se compara con un barco estancado, que no puede salir del astillero. Sin embargo, no toma decisiones ni actúa directamente para cambiar esta situación.

Frente a la decisión de Holly de huir repentinamente, el episodio del paseo a caballo pone un manto de felicidad y alegría a la relación entre los protagonistas. Cuando la muchacha le propone al narrador salir a cabalgar en el día de su cumpleaños, experimentan un momento repleto de “la alegría de vivir” (p. 108). A partir de la felicidad de Holly, el narrador se da cuenta de que el amor verdadero permite que el ser amado sea feliz, más allá de las decisiones que tome. “Sentí por ella suficiente amor para olvidarme de mí, de mis desesperaciones y de la lástima que me tenía a mí mismo…” (p. 108) afirma el narrador, y permite ver la fortaleza presente en el vínculo emocional que sostiene con Holly.

En este episodio, también se subraya el contraste en la personalidad de ambos protagonistas. Tal como había ocurrido con el robo a los almacenes Woolworth's, cuando el narrador acepta participar en las actividades de Holly, desafía sus propios límites y estructuras. “La alegría de vivir brincaba dentro de mí como una burbuja de nitrógeno” (p. 108) describe el narrador; en este sentido, la actitud poco convencional y espontánea de la protagonista exhibe el espíritu de aventura y diversión del que carece la vida del hombre.

Sin embargo, la aventura a caballo se transforma en un evento que pone en peligro la vida del narrador. Este desenlace casi trágico tiene dos propósitos. Por una parte, cuando Holly pone en riesgo su propia vida y su embarazo al salvar al narrador confirma el vínculo cercano entre los dos personajes. De alguna manera, esta actitud sitúa al hombre en una posición de deuda en relación con la muchacha. Además, este gesto anticipa la propia actitud que sostendrá el narrador, cuando ayude a la propia Holly a huir de la ley.