Como agua para chocolate

Como agua para chocolate Citas y Análisis

"Dicen que Tita era tan sensible que desde que estaba en el vientre de mi bisabuela lloraba y lloraba cuando ésta picaba cebolla".

Narradora (Capítulo 1, p. 11)

Este inicio revela y anticipa la estructura y el contenido de la novela en su totalidad, ya que exhibe la relación entre la comida y el ser humano. En esa cita, la voz narrativa comenta los efectos que tiene la cebolla en los sentimientos y emociones humanas. Sin embargo, lleva las consecuencias al extremo e incorpora la dimensión fantástica en la novela, exhibiendo la influencia que la comida tiene en Tita, capaz de hacerla llorar aún dentro del vientre de su madre.

Al mismo tiempo, se plantea la cercanía con los hechos que serán narrados, en tanto exhibe su pertenencia a la familia De La Garza ya que nombra a la madre de la protagonista como su bisabuela.

“Giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los de Pedro. En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo”.

Narradora (Capítulo 1, p. 23)

En esta cita, nace el amor entre Tita y Pedro a partir de un cruce de miradas. Para poder explicar esta pasión indescriptible, la protagonista recurre a experiencias propias del mundo de la cocina, ya que es el único lenguaje que maneja a la perfección. En esta metáfora, Tita expresa su encuentro inicial con Pedro y menciona una imagen que será recurrente a lo largo de toda la novela: la pasión entre ellos entendida como una sensación de intenso calor.

"Señor, no es por vicio ni por fornicio sino por dar un hijo a tu servicio".

Pedro (Capítulo 2, p. 50)

Pedro utiliza esta rima en su primer encuentro sexual con su esposa Rosaura. En esta cita, se exhibe que entre ellos no hay deseo de ningún tipo, sino una obligación: la necesidad de procrear. Así, el lector ya intuye que el matrimonio no será un éxito; hecho que se verá confirmado con la paulatina transformación de Rosaura en una mujer absolutamente indeseable para su marido.

"¡Maldita decencia! ¡Maldito manual de Carreño! Por su culpa su cuerpo quedaba destinado a marchitarse poco a poco, sin remedio alguno".

Narradora (Capítulo 3, p. 67)

Tita se lamenta por su destino de soltería, impuesto de manera autoritaria por Mamá Elena y se refiere al “manual de Carreño” como el culpable de todos sus males. Esta obra es la encargada de dictar lecciones y consejos sobre cómo deben comportarse las personas en lugares públicos y privados. El texto funciona como un documento escrito en el que Mamá Elena se apoya para mantener la decencia de la familia De la Garza frente a la sociedad.

"Nunca lo he necesitado para nada, sola he podido con el rancho y con mis hijas. Los hombres no son tan importantes para vivir, padre".

Mamá Elena (Capítulo 4, p.92)

En esta cita, Mamá Elena exhibe el poderío de su autoridad frente al padre Ignacio. En su perspectiva, la figura masculina se construye absolutamente como prescindible, ya que ella sola es capaz de controlar tanto a su familia como a la actividad económica del rancho. En un mundo dominado por los hombres, Mamá Elena destaca la fuerza del género femenino. Sin embargo, este comentario también sirve como una ironía trágica; finalmente, la mujer es víctima de un brutal ataque que la deja parapléjica.

"Realmente era difícil sostener la mirada de Mamá Elena, hasta para un capitán. Tenía algo que atemorizaba. El efecto que provocaba en quienes la recibían era de un temor indescriptible: se sentían enjuiciados y sentenciados por faltas cometidas".

Narradora (Capítulo 5, p. 100)

Es tal la autoridad que emana Mamá Elena que es capaz de inhibir a los rudos revolucionarios que visitan el rancho. En esta cita, se ve que las percepciones que Tita tiene sobre su propia madre se proyectan también a otros personajes. Así, las palabras elegidas por la voz narrativa para dar cuenta de este encuentro remiten a la violencia que ejerce Mamá Elena en los demás; la mujer genera un temor que no se puede poner en palabras.

"Durante el entierro Tita realmente lloró por su madre. Pero no por la mujer castrante que la había reprimido toda la vida, sino por ese ser que había vivido un amor frustrado. Y juró ante su tumba que ella nunca renunciaría al amor, pasara lo que pasara".

Narrador (Capítulo 7, p. 152)

La muerte de Mamá Elena revela un secreto fundamental sobre la mujer y logra que Tita entienda los dolores que ha sufrido su madre. En esta cita, la muchacha exhibe empatía y comprensión con Mamá Elena por haber estado condenada a casarse con un hombre que no quería. Así, Tita decide recordar esta parte de ella, más humana, en vez de la estricta y cruel mujer con la que se vio obligada a vivir a lo largo de toda su vida.

"Tita literalmente estaba «como agua para chocolate». Se sentía de lo más irritable".

Narrador (Capítulo 8, p. 165)

Esta cita contiene el título de la novela, Como agua para chocolate. En este pasaje, la voz narrativa describe el estado emocional de Tita a partir de elementos del proceso culinario. Así, se establece una similitud entre la irascibilidad de la protagonista y el calor necesario para llevar a cabo la receta. Una vez más, el lenguaje une emoción humana y comida.

"¡La verdad! ¡La verdad! Mira Tita, la mera verdad es que la verdad no existe, depende del punto de vista de cada quien".

Gertrudis (Capítulo 10, p. 204)

En esta cita, Gertrudis le explica a Tita que la perspectiva de cada uno construye la verdad de los hechos. En oposición a Mamá Elena y sus mandatos inapelables, la muchacha explica que las cosas pueden ser de distintas maneras. Así, frente a los valores que rigen en la familia De la Garza, Gertrudis cuestiona esos antiguos enunciados de poder y revela la complejidad detrás de las verdades que se presentan como absolutas.

“Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo”.

John Brown (Capítulo 6, p. 126)

En esta cita, John Brown desarrolla metafóricamente la teoría científica transmitida por su abuela Luz del Amanecer. Así, le explica a Tita que el ser humano debe encontrar aquella pasión que pueda encenderlo por dentro, ya que el motor de la existencia es mantener la llama prendida. En este sentido el Doctor incentiva a Tita a encontrar aquello que la inspire y motive para encender su fuego interior. Estas palabras reaparecen al final de la novela, cuando la muchacha recrea su hoguera interna para poder morir junto a Pedro.