2666 (Primera parte)

2666 (Primera parte) Preguntas de Ensayo

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    Los críticos representan la figura del intelectual europeo, sin embargo, en la novela se caracterizan por su ingenuidad. Explique el motivo de ello.

    Si bien los críticos parecen ser la crema de la academia europea, pecan de ingenuos, en más de una ocasión, al verse enfrentados a una realidad mexicana que les resulta extraña y hostil. Eventos como los femicidios les resultan inexplicables. Esto da cuenta de la falta de información contextual que poseen sobre el tráfico de personas, la realidad en la frontera, el machismo violento, el narcotráfico y el crimen organizado en esa zona.

    Por otra parte, también son, de alguna manera, ingenuas las preguntas que hacen a las personas que pueden brindarles información sobre Archimboldi: ellos preguntan por la mirada del escritor alemán, en lugar de indagar por los indicios más básicos que podrían acercarlos a él.

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    ¿Por qué le cabe a “La parte de los críticos” la pertenencia al thriller académico y novela de campus?

    En primer lugar, esta parte se torna un thriller en el momento en que la pesquisa toma lugar y los académicos se tornan detectives. Más allá de que el suspenso está fundado en eventos algo absurdos por momentos, y la sensación de enrarecimiento del ambiente no necesariamente responde a hechos concretos, sino más bien a una percepción propia de los protagonistas, no deja de ser un thriller además de una novela que ahonda en los debates académicos sobre el arte y la creación literaria.

    Además, la trama amorosa entre los personajes, que es tan relevante como la pesquisa en tanto ocupa buena parte del texto, hace que también pueda ser concebida como una novela de campus, una historia que transcurre en el ambiente académico universitario y que encuentra allí muchos de sus motivos y temas.

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    ¿Basándonos en qué ideas podemos afirmar que los críticos son xenófobos?

    En primer lugar, la golpiza que los críticos le dan taxista paquistaní confirma por completo dicha categorización. En esa escena, le pegan al conductor dedicando cada golpe a las feministas de Nueva York, a Salman Rushdie y a las feministas parisinas. Incluso, en nombre de manifestaciones progresistas en contra de la derecha machista patriarcal, le dicen al hombre “métete el islam por el culo” (p.109).

    Al llegar a Santa Teresa, la ciudad les parece un gran “campo de gitanos o refugiados” (p.158). Luego, hasta que no revela ser un traductor de la obra de Archimboldi, Amalfitano no les parece más que un profesor insignificante en una universidad insignificante. Esta insignificancia les resulta intrínseca a la zona, en comparación con Europa. Amalfitano es un profesor que ha dado clase en Europa, por lo cual estar enseñando allí, en Santa Teresa, no es más que un fracaso en su carrera: “Todos los intelectuales latinoamericanos están preocupados básicamente en sobrevivir, ¿no?” (p.171) pregunta Pelletier en una generalización ofensiva. Hace esta pregunta delante de Amalfitano, que representa en México “el soldado raso de una batalla perdida de antemano contra la barbarie” (p.162). En esta última apreciación, es claro que la civilización es Europa y la barbarie Santa Teresa.

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    ¿Qué mirada sobre el arte podemos extraer de “La parte de los críticos”?

    El arte, que se debate entre el mercantilismo y el romanticismo, tiende a no resolver esta ambigüedad en el texto. Si bien por momentos parece ser que el capitalismo ha absorbido todo como un virus, que el arte no sirve más que al mercado, y su belleza y profundidad no son más que un espejismo que, a fin de cuentas, solo devuelve más de lo mismo, en otras escenas se presenta como lo único que puede sacudir los cimientos de la realidad y presentarla de un modo diferente.

    Por un lado, Edwin Johns parece finalmente comprender más que nadie el juego del mercado del arte. Al cortarse la mano y exhibirla, aparentando ser un artista completamente loco y consagrado a su obra, gana una gran cantidad de dinero y, además, propulsa a la fama su obra anterior, buena, pero de moderado reconocimiento.

    Por el otro, sin embargo, el texto no parece dejar en el lector únicamente el sabor amargo de que el arte es una mercancía más. El arte abre puertas, otorga misterio y excitación a la vida. Apasiona. A partir de la lectura de Bitzius, Norton tiene una experiencia lisérgica que la imanta a la obra de Archimboldi. Este efecto no puede explicarse a través del mercado y no parece tener relación alguna con él. En esta tensión es que se mantiene el arte, no solo en “La parte de los críticos”, sino en todo 2666 en general.

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    ¿Cómo se comunican las subtramas anecdóticas, como la de Dick o la de Edwin Johns, con la trama general del texto?

    Aunque parezca caótica, la estructura de 2666 está, como lo estuvo también la de Los detectives salvajes, cuidadosamente planificada. La edición de Alfaguara utilizada para el análisis incluye, al final del texto, imágenes de los gráficos y notas que tomaba Bolaño con respecto a la novela. Una de las páginas dice “estructura tubular” (p.10) y allí se ve, dibujado en bolígrafo, un gráfico de cilindros que convergen en un centro y líneas que unen esos cilindros. Posiblemente, podamos pensar en estas historias menores, anecdóticas, como la de Dick, como si se tratara de esas líneas finas que unen los tubos.

    Si bien, en el nivel de la trama, una historia como la de Dick es completamente olvidable y no cumple función alguna, y lo que el hombre relata también parece ser absurdo, en realidad no solo se vincula con la de Edwin Johns, como bien vimos en el análisis, sino que, además, aporta información en el nivel del interés temático del autor, sus premisas. En este caso, por ejemplo, algo que recorre subterráneamente toda “La parte de los críticos” son las reflexiones al vínculo entre el hombre y su obra: Archimboldi y sus novelas, Edwin Johns y sus retratos, y, en este caso, Dick y sus tazas.

    Otro ejemplo, otro modo de vincular las historias menores aparentemente insignificantes a la trama mayor, se evidencia al tomar eventos inconexos con su trama más inmediata, como el sueño de Norton con los espejos en la habitación del Hotel México, y llevarlo a pensar su vínculo con la trama mayor. De este modo, el sueño de Norton se vincula con una escena en particular de “La parte de los crímenes”. También el sueño de Pelletier, al sumergirse en la obra de Archimboldi, se vincula con el relato del gusto por el buceo del alemán en “La parte de Archimboldi”.

    De esta manera, colocando estos pequeños portales de sentido, muchas veces el narrador, al contar algo pequeño y en apariencia inútil, genera expectativa y una lectura cuasi paranoide: sospechamos que todo, más adelante, tendrá una explicación o formará parte de un puzzle mayor. Entonces, si bien algunas de estas historias menores pueden ser significativas, pueden ser también inconducentes o inmotivadas, y simplemente estar allí para generar un efecto de lectura.