1984

1984 Resumen y Análisis de Parte segunda, VIII-X

Winston y Julia llegan, por diferentes caminos, al departamento de O'Brien. Winston está nervioso por el solo hecho de haber ingresado a la zona rica y espaciosa de la ciudad, en la que viven los miembros del Partido Interior, que huele a comida rara y a tabaco. El sirviente de O'Brien, Martín, es moreno, tiene una cara con forma de diamante que Winston cree que es china, y viste una chaqueta blanca impecable. Martín dirige a Winston y a Julia hacia O'Brien. El piso de O'Brien es lujoso, con gruesas alfombras azules y paredes limpias color crema. Antes de saludar a sus visitantes, O'Brien termina unos asuntos. De repente, Winston se pregunta si es bienvenido, y si debería haber ido. No tiene pruebas de que O'Brien sea miembro de una conspiración política contra el Partido. Está actuando basado solo en miradas, breves conversaciones y el institnto.

O'Brien se acerca a sus invitados, apagando la telepantalla en el camino. Winston y Julia se sorprenden. Nunca le conocieron a nadie que tuviera el poder de apagar su telepantalla. O'Brien les explica que solo los miembros del Partido Interior tienen ese privilegio. Los tres se miran por un momento y O'Brien pregunta: "-¿Lo digo yo o lo dices tú?". De repente Winston admite su crimental, su odio hacia el Gran Hermano y el Partido, su creencia en el movimiento clandestino y su deseo de unirse a él. Martín aparece luego con lo que parecen refrescos pero es vino, algo que ni Winston ni Julia han probado jamás. O'Brien les explica que Martín es "uno de nosotros", y le pide que se siente con ellos.

O'Brien responde a las preguntas de Winston, explicándoles que Goldstein es real y que la Hermandad (el movimiento antipartido) existe. Luego les pregunta a Winston y Julia qué están dispuestos a hacer por la causa. Ellos afirman que están dispuestos a hacer cualquier cosa, incluyendo el asesinato de inocentes y el suicidio, para apoyar la Hermandad. Lo único que no están dispuestos a hacer es separarse y nunca volver a verse. O'Brien envía a Martín a la despensa y comienza a instruir a Winston y a Julia, explicándoles que deben obedecerle sin importar cuáles sean sus instrucciones, y que debe mantener en secreto el alcance de la organización clandestina para evitar que otros miembros sean descubiertos. Una vez que la Policía del Pensamiento los encuentre, la Hermandad abandonará a Winston y a Julia para proteger la causa. Winston y Julia miran a O'Brien con una sensación de asombro y profundo respeto, y Winston cree que él representa una esperanza para la humanidad. Antes de invitar a Julia a retirarse, O'Brien pide un brindis. Winston propone: "por el pasado", y beben. Julia se va, y O'Brien y Winston comienzan a hablar de logística. Winston revela su escondite, la tienda del señor Charrington, y O'Brien le dice que le enviará una copia del "libro de Goldstein". Un día, pronto, Winston encontrará una errata en un mensaje del trabajo y tendrá que pedir que lo repitan. Al día siguiente, dejará su cartera en casa. En algún momento durante el día, un hombre se le acercará y le dirá: "Creo que se te ha caído esta cartera", y le dará un maletín que contendrá el libro. Antes de partir, O'Brien propone nuevamente un brindis y dice: "Quizá volvamos a encontrarnos, aunque es muy poco probable, y entonces nos veremos en...". Entonces Winston lo interrumpe, vacilante, diciendo: "-¿... En el sitio donde no hay oscuridad?". O'Brien asiente. Cuando se le pregunta si tiene más preguntas antes de irse, Winston le pregunta a O'Brien sobre la rima que el señor Charrington le enseñó. O'Brien revela el resto del poema, y ​​agrega: "Cuando me haga rico, dicen las campanas de Shoreditch". El poema está completo. Los hombres se dan la mano y Winston se va.

Winston camina hacia el departamento del señor Charrington, cargando "el libro" y sintiéndose completamente agotado. Ha trabajado más de noventa horas en solo cinco días, junto con todos los demás en el Partido, debido a la Semana del Odio. El sexto día, el enemigo pasó de Eurasia a Asia Oriental. Inmediatamente, toda la propaganda tuvo que ajustarse para denunciar a Asia Oriental en lugar de a Eurasia, nuevo aliado de Oceanía. Winston recuerda que cuando ocurrió el evento, él estaba viendo un discurso. El orador fue interrumpido y, después de leer el boletín de noticias, continuó casi sin interrupciones, denunciando a Asia Oriental en lugar de Eurasia, que había estado atacando momentos antes. El Partido trabajó para "corregir" viejas noticias y propaganda sobre la guerra con Eurasia. En opinión del Partido, Oceanía siempre estuvo en guerra contra Asia Oriental.

Finalmente, Winston llega al departamento, se sienta en la cama y abre el libro. Lee la inscripción de la portada: "Teoría y práctica del colectivismo oligárquico, de Emmanuel Goldstein". Winston comienza a leer. El libro empieza con un análisis de los niveles básicos de clase. Winston decide adelantarse y comienza a leer el tercer capítulo, que analiza cómo el mundo se dividió en tres súper potencias. Rusia absorbió Europa y Estados Unidos, Gran Bretaña. Una década más tarde, después de una gran cantidad de enfrentamientos, Asia Oriental finalmente se solidificó.

"Eurasia comprende toda la parte norte de la masa terrestre europea y asiática, desde Portugal hasta el Estrecho de Bering. Oceanía comprende las Américas, las islas del Atlántico, incluyendo a las Islas Británicas, Australasia y África me-ridional. Asia Oriental, potencia más pequeña que las otras y con una frontera occidental menos definida, abarca China y los países que se hallan al sur de ella, las islas del Japón y una amplia y fluctuante porción de Manchuria, Mongolia y el Tibet."

Goldstein explica que durante los últimos veinticinco años, estos superestados han estado permanentemente en guerra, a pesar de la imposibilidad de un resultado decisivo. Goldstein afirma que el objetivo de la guerra moderna es utilizar los productos creados por la sociedad sin elevar los niveles de vida. Cuando hay guerra, se necesita una producción masiva, pero el crecimiento económico es imposible. Las poblaciones de estas potencias se encuentran "reducidos más o menos abiertamente a la condición de esclavos".

Goldstein señala la dificultad de mantener un equilibrio entre la riqueza y el poder en sociedades saludables y en crecimiento. Explica que se percibió que la única forma de lograr un equilibrio efectivo y hacer que todos los miembros de la sociedad fueran iguales era distribuir bienes rápidamente para evitar el crecimiento de consumidores: "El acto esencial de la guerra es la destrucción". Los científicos ya no buscan solo el conocimiento. Por el contrario, estudian las expresiones faciales para determinar formas de detectar crímenes del pensamiento, o indagan en la química para desarrollar nuevas armas. Goldstein incluso nota que ha habido muy poco desarrollo en el área armamentística. Cada país todavía construye y acumula bombas atómicas, que se desarrollaron mucho antes de que se establecieran los superestados.

Oceanía es gobernada bajo la ideología del Ingsoc, Eurasia bajo el neo-bolchevismo y Asia Oriental bajo lo que puede traducirse como "adoración de la muerte" o la "desaparición del yo". Todos los países tienen un Partido Interior, un Partido y una estructura prole, y adoran los líderes absolutos y semidivinos. Goldstein afirma que "cuando una guerra se hace continua, deja de ser peligrosa (...). El progreso técnico puede cesar y los hechos más palpables pueden ser negados o descartados como cosas sin importancia". La gente no tiene forma de conocer el verdadero estado del mundo, y debe confiar completamente en el Partido. En lugar de tratarse de una guerra entre naciones, la guerra se desata contra el pueblo para mantener la lealtad, la unidad contra un enemigo común y la dominación del Partido. Por lo tanto, como la guerra mantiene el orden en cada nación individual, el significado del lema del Partido "La guerra es la paz" se vuelve claro.

Llega Julia, reconoce brevemente el libro y se ocupa de hacer café. Media hora más tarde, mientras yace en la cama, Winston le dice que ella también debe leer el libro, y Julia le pide que lo haga en voz alta para que ambos puedan asimilarlo al mismo tiempo. Él comienza de nuevo en el primer capítulo.

Goldstein discute la estructura piramidal de la sociedad, que consiste en los Altos, que desean permanecer en lo alto, los Medianos, que desean intercambiar lugares con lo Altos, y los Bajos, que desean desarrollar una sociedad basada en la igualdad entre todas las personas. Cuando los Medianos trabajan para derrocar a los Altos, alista a los Bajos para lograr su objetivo, y luego los empuja de regreso a su lugar. Por lo tanto, los Bajos siempre son pisoteados, careciendo de esperanza de un verdadero cambio o progreso. Este patrón se hizo evidente en el siglo XIX, cuando el socialismo comenzó a ganar popularidad. Los movimientos socialistas en los superestados se convirtieron en gobiernos totalitarios, que eventualmente se convirtieron en el Ingsoc, el Neo-Bolchevismo y la Adoración de la Muerte, y trabajaron directamente para eliminar libertades y aumentar la desigualdad. El propósito de estos sistemas era detener el progreso y "congelar la historia en un determinado momento". En lugar de avanzar, la sociedad retrocedió y adoptó conceptos tales como el encarcelamiento sin juicio, el uso de prisioneros de guerra como esclavos, las ejecuciones públicas y la tortura. Goldstein culpa a la invención de la televisión por la completa pérdida de la privacidad y el drástico aumento del espionaje doméstico. La televisión y la propagación de medios impresos permite a los superestados desarrollar y mantener una uniformidad total en la opinión.

Goldstein define los cuatro peligros para un régimen gobernante: ser conquistado desde afuera, sufrir un gobierno ineficiente que conduzca a una revuelta, permitir el desarrollo de un Grupo Intermedio fuerte e independiente, o perder la confianza en sí mismo y la voluntad de gobernar. El principal peligro reside en el crecimiento del liberalismo. Para abordar esto, el gobierno trabaja eficientemente para moldear la conciencia. Como tal, el infalible y todopoderoso Gran Hermano se encuentra en la cúspide de la sociedad de Oceanía, en tanto representación del Partido en su país y en el mundo, y un "punto de mira para todo amor, miedo o respeto, emociones que se sienten con mucha mayor facilidad hacia un individuo que hacia una organización". A continuación se encuentra el Partido Interior, que representa aproximadamente seis millones de miembros: menos del dos por ciento de la población. Sigue el Partido Exterior, lleno de trabajadores que le permiten al Partido mantener a la sociedad, y finalmente vienen los proletarios, las "masas" no pertenecientes al Partido que consisten en el ochenta y cinco por ciento de la población. La pertenencia a cada grupo es hereditaria, y cada miembro es monitoreado de cerca por la Policía del Pensamiento para eliminar a cualquier pensador independiente.

Goldstein pasa a hablar sobre el advenimiento de la Neolengua, la total falta de privacidad que exige el Partido y la noción central de la mutabilidad del pasado. Goldstein se centra específicamente en la palabra en Neolengua "doblepensar", que es la capacidad de "sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas". Goldstein señala que el Partido tiende a aceptar la contradicción, a unir "elementos opuestos -conocimiento con ignorancia, cinismo con fanatismo-", paz con guerra, verdad con mentiras, abundancia con hambre, amor con tortura. De esta manera, el Partido ha abandonado todos los principios básicos del socialismo y le ha dado la espalda a los objetivos originales de la Revolución.

Winston deja de leer y se da cuenta de que Julia se ha quedado dormida. Se acuesta a su lado y señala que todavía no ha aprendido el "secreto definitivo". Entiende cómo, pero no por qué. Sabía todas estas cosas antes, pero leer las palabras de Goldstein le muestra que está cuerdo. Se queda dormido murmurando: "la cordura no depende de las estadísticas".

Winston se despierta pensando que ha dormido mucho tiempo, pero el reloj sugiere lo contrario. Oye el profundo canto de la mujer prole en el patio de abajo. Julia se despierta y se da cuenta de que la estufa de aceite está vacía, lo cual es extraño teniendo en cuenta que está segura de haberla llenado. Julia se viste y se toman un momento para observar a la mujer prole en el patio realizando sus tareas domésticas, contenta con su sencilla vida. Winston dice que es hermosa, y reflexiona sobre cómo debe haber pasado bastante rápidamente de una joven belleza a la madre endurecida y corpulenta de muchos niños necesitados. Piensa en todas las personas del mundo que viven una vida igualmente simple, centrada en la familia, los niños y el trabajo diario, y nuevamente se dice a sí mismo que, si hay esperanza, esta está en los proles. Sabe que esta debe haber sido también la conclusión de Goldstein, y se anima con la idea de que, finalmente, "la fuerza almacenada se transmutaría en consciencia", y la humanidad volvería a conquistar la Tierra. Al compararse a sí mismo con la libertad de los proles, dice en voz alta: "Nosotros somos los muertos". Julia se hace eco de sus palabras y, de repente, una voz detrás de ellos dice: "Vosotros sois los muertos". Winston y Julia se separan asustados. Julia se da cuenta de que la voz viene de detrás de la imagen. La voz les dice que permanezcan donde están, y luego agrega las líneas finales al poema de San Clemente: "tenéis una vela para alumbraras mientras os acostáis, aquí tenéis un hacha para cortaras la cabeza". La imagen cae al suelo, revelando una telepantalla oculta. La Policía del Pensamiento entra por la ventana, aplasta el pisapapeles de coral de Winston y golpea a Julia. El señor Charrington entra al cuarto y Winston se da cuenta de que parece más joven, más alto, más frío y más alerta. De repente, se da cuenta de que la voz en la telepantalla era la del señor Charrington, que es miembro de la Policía del Pensamiento.

Análisis

Finalmente, Winston y Julia se encuentran con O'Brien en su casa para discutir la rebelión contra el Partido. Este momento crucial coloca a Winston y a Julia, al menos en sus mentes, en el camino hacia la rebelión. Pero en realidad solo los envía a la detención y la tortura. La fácil admisión de Winston de su odio hacia al Partido, y de su deseo de unirse a una organización clandestina que trabaje contra él sella su eventual caída, pero libera su espíritu. Winston cree que finalmente ha encontrado la organización antipartidaria que ha buscado todo su vida. Durante la reunión, tanto Winston como Julia admiran la doble condición de O'Brien como miembro del Partido Interior y agente en pos de la destrucción del Partido. Al irradiar tanta confianza, conocimiento y poder, O'Brien aparece como un hombre de gran sabiduría y conocimiento. Winston hace referencia a su sueño cuando cierra un brindis con O'Brien, diciendo que se encontrarán "en el sitio donde no hay oscuridad". Antes de irse, Winston le pregunta a O'Brien por las rimas de San Clemente, y O'Brien es simbólicamente capaz de completar el verso, lo que le asegura a Winston que O'Brien es como él. Como es tristemente común en la experiencia de Winston, más tarde nos enteramos de que O'Brien le mintió a Winston y a Julia para reforzar su esperanza de rebelión y arrastrarlos al arresto, la tortura y la profunda manipulación psicológica en el Ministerio del Amor.

A través de la descripción de la Semana del Odio y las horas extras que Winston debe pasar en el trabajo debido al repentino cambio de enemigo en medio de una semana llena de propaganda, vemos de nuevo el grado en el que el Partido puede manipular exitosamente las mentes de las personas. El Partido cambia de enemigos en medio de un discurso, pasando de Eurasia a Asia Oriental, e inmediatamente afirma que Oceanía siempre ha estado en guerra con el segundo. Aquí, el fenómeno del doblepensar se muestra clara y poderosamente. Las masas aceptan este nuevo enemigo, así como la afirmación de que Asia Oriental siempre ha sido el enemigo, con una facilidad fenomenal.

El Capítulo IX consiste casi en su totalidad en extractos de "el libro", Teoría y práctica del colectivismo oligárquico, de Goldstein. Cuando Julia llega y encuentra a Winston con el libro, nuevamente vemos las diferencias entre ellos. Más interesada en su supervivencia personal que en el futuro de la raza humana, Julia solo está vagamente interesada en él, y después de pedirle a Winston que lo lea en voz alta, se queda dormida. Por su parte, Winston está profundamente fascinado por las palabras de Goldstein y cree que el libro le develará los misterios detrás del Partido y de su dominio sobre Oceanía. Esta sección del libro se lee en gran medida como un libro de texto de historia, y proporciona un vistazo a la visión de Orwell de cómo las revoluciones socialistas han sido abandonadas por sus líderes para convertirse en regímenes totalitarios. Podemos suponer que Orwell está refiriéndose al ascenso de Stalin al poder y a la institución del estalinismo en la URSS. Esta parte ha sido muchas veces criticada por un exceso de análisis académico, pero otros lo citan como apoyo al enfoque de la novela sobre los efectos negativos de los regímenes totalitarios. En esta parte podemos ver cuán estrechamente relacionado está el mundo de 1984 con los acontecimientos históricos.

Durante este largo discurso sobre desarrollos políticos globales, Julia se adormece y Winston eventualmente la sigue, pero solo después de que se da cuenta de que el libro no le ha aportado nada nuevo. Winston y Julia se despiertan por la mañana con una falsa sensación de seguridad y serenidad que se ve interrumpida de manera dramática con ingreso de la Policía del Pensamiento. Unos momentos antes, Winston y Julia habían vuelto a mirar a la mujer cantante, y Winston se había imaginado un mundo lleno de sencilla humanidad. Sin embargo, es durante este momento de esperanza que llega la Policía del Pensamiento. Winston siempre supo que sería arrestado, pero la escena es una sorpresa dramática para el lector. El inevitable día ha llegado.