Los miserables

Los miserables Resumen y Análisis Primera parte: Fantina (Libros V a VIII)

Resumen

Libro V: El descenso (Capítulo 1 “Historia de un progreso en los abalorios negros” a Capítulo 13 “Solución de algunas cuestiones de Policía municipal”)

Un extraño misterioso llega a la ciudad de Montreuil-sur-mer. Con una pequeña cantidad de capital y algunos cambios en la producción, revoluciona la industria local de fabricación de perlas de vidrio y logra hacer una gran fortuna. Dona la mayor parte de su dinero a la caridad, estableciendo hospitales y escuelas. Su primera noche en el pueblo, se apresura a entrar en un edificio en llamas para salvar a dos niños, que resultan ser los hijos del jefe de policía, por lo que nadie le pide sus documentos de identidad. Se hace llamar Señor Magdalena, pero antes se lo conocía como Juan Valjean.

Se dedica a la caridad y la justicia, dando trabajo a los pobres y donando dinero a los más necesitados de todo el distrito. Se le ofrece un puesto de alcalde debido a su gran riqueza y servicio, y acepta cuando una anciana le recuerda todo el bien que puede hacer con ese puesto.

Aun así, no todo el mundo lo acepta. Lo persigue Javert, un agente de policía que piensa que Valjean no es exactamente quien parece ser. Javert, que nació en una prisión, tiene un rígido sentido de la justicia. No cree que la gente sea realmente capaz de reformarse. No está muy seguro de reconocer a Valjean (quien ha eludido la ley al ocultar su identidad como exconvicto), pero lo sigue de cerca. Un día, un anciano llamado Fauchelevent queda atrapado cuando su carruaje tirado por caballos se vuelca, y el señor Magdalena se apresura a rescatarlo. Javert comenta tranquilamente que en toda su vida solo ha visto a una persona que tiene la fuerza necesaria para levantar un carro; este hombre era un preso en la prisión de Toulon. El señor Magdalena palidece, pero se apresura a salvar al hombre de todos modos. Javert está cada vez más seguro de la verdadera identidad del alcalde adinerado.

Mientras tanto, Fantina regresa a la ciudad y adquiere un trabajo en una fábrica propiedad del señor Magdalena, y envía gran parte de su sueldo a los Thenardier para el cuidado de Cosette. Sin embargo, una mujer mayor decide averiguar a dónde envía Fantina su dinero y descubre a la hija ilegítima de Fantina, Cosette. Este descubrimiento lleva a los Thenardier a aumentar el costo del cuidado de Cosette, y también hace que Fantina sea despedida de su trabajo en la fábrica. Fantina consigue un trabajo remendando camisas, ganando una pequeña cantidad de dinero; así y todo, se ve obligada a vender todos sus muebles y apenas come y duerme. Los Thenardier exigen dinero para comprar medicinas para Cosette, y Fantina vende su largo cabello rubio para proporcionárselo (los Thenardier lo gastan en otras cosas). Para satisfacer las crecientes demandas de los Thenardier, Fantina vende varios de sus dientes: un dentista viajero se los arranca para convertirlos en dentaduras postizas.

Cuando los Thenardier exigen cien francos para el cuidado de Cosette, Fantina recurre a la prostitución. Sufre terriblemente en esta profesión. Una noche en sus rondas, un joven rudo le echa nieve por el vestido escotado. Fantina se lanza hacia él, arañándole la cara y gritando. Javert aparece justo a tiempo para presenciar esto; una prostituta agrediendo a un ciudadano es algo que no puede ser tolerado y por eso la arrastra a la estación de policía. Fantina pide clemencia, tratando de explicar su situación y su necesidad de cuidar a su pequeña hija. Javert no se inmuta y la condena a seis meses de prisión. Fantina llora desesperada.

En este momento, el señor Magdalena entra por la puerta. Fantina, en completa desesperación y confusión, lo culpa por su situación y le escupe en la cara. El señor Magdalena se limpia tranquilamente la saliva y le dice al sorprendido Javert que debe liberar a Fantina. Javert protesta porque ella ha cometido un crimen terrible, pero el señor Magdalena usa su poder como alcalde para invalidarlo. Fantina, asombrada, le cuenta la historia de su vida al señor Magdalena; él le dice que le proporcionará un sueldo para vivir y la reunirá con su hija. Abrumada, Fantina se desmaya.

Libro VI: Javert (Capítulo 1 “Principio de reposo” a Capítulo 2 “De cómo Juan puede convertirse en champ”)

Fantina es trasladada a la enfermería ya que ha desarrollado una tos terrible por el incidente de la bola de nieve y tiene mucha fiebre. Una monja amable llamada Sor Simplicia la cuida con cariño, y el señor Magdalena la controla con regularidad. Envía grandes sumas de dinero a los Thenardier, pidiéndoles que lo utilicen para llevar a Cosette a su madre. Sin embargo, ellos simplemente se lo guardan en el bolsillo y piden más, reacios a renunciar a una niña que les está trayendo tanto dinero.

Al día siguiente, Javert se enfrenta al señor y le ofrece su renuncia. Javert explica que ha informado a las autoridades que el señor Magdalena es el exconvicto Juan Valjean disfrazado; sin embargo, le dijeron a Javert que Valjean había sido arrestado recientemente en la ciudad de Arras. Javert está disgustado por su error y ha decidido que renunciará a la policía. El señor Magdalena (quien, como sabe el lector, es realmente Juan Valjean) está asombrado por este hecho, y pregunta más sobre el reciente arresto. Javert explica que un hombre llamado Champmathieu fue arrestado por robar manzanas, que es un delito menor en sí mismo. Sin embargo, Champmathieu tiene un gran parecido físico con Juan Valjean, tienen la misma edad y son de la misma ciudad natal, y comparten nombres similares (el apellido de soltera de la madre de Valjean era Mathieu). Un oficial de policía ha testificado que Champmathieu es en realidad Valjean. Habiendo informado al señor Magdalena de la situación, Javert sale.

Libro VII: La causa de Champmathieu (Capítulo 1 “Sor Simplicia” a Capítulo 11 “Champmathieu cada vez más admirado”)

El señor Magdalena/Valjean está atrapado en un dilema terrible. Si Champmathieu es considerado un exconvicto, recibirá una sentencia de prisión más severa por su robo, además del castigo que enfrenta por saltarse la libertad condicional ya que Valjean ha desaparecido misteriosamente de las autoridades. El señor Magdalena, el verdadero Valjean, está atrapado en una encrucijada. Por un lado, ha reformado su vida, convirtiéndose en un miembro respetado de la sociedad y renunciando a toda actividad delictiva. Champmathieu, por otro lado, cometió un crimen menor y recibirá una pena excesiva porque lo están confundiendo con él.

Está claro que si Valjean guarda silencio, un hombre inocente será condenado a prisión. El dilema entonces se presenta de la siguiente forma: Valjean/Magdalena no quiere volver a la pesadilla del encarcelamiento, pero tampoco quiere que alguien más se vea obligado a sufrir en su lugar. Valjean camina y reflexiona hasta altas horas de la noche. También sabe que si se entrega, toda la prosperidad y la caridad que ha creado en la región llegará a su fin, y la pobre Fantina nunca se reunirá con su hija. Pero no podría vivir consigo mismo si todas estas cosas buenas se basan en la condena de un hombre inocente. Desesperado por ocultar su verdadera identidad como Valjean, arroja los candelabros del obispo Myriel al fuego, pero una voz misteriosa lo insta a hacer lo que sabe que es correcto.

Después de un breve descanso plagado de sueños incómodos, Valjean aborda un carruaje que lo llevará a Arras donde se desarrolla el juicio a Champmathieu. Valjean se siente aliviado cuando se rompe un eje de su carruaje: tal vez sea un mensaje de Dios para que no se entregue, una señal divina que le exige que permanezca libre. Esta esperanza se desvanece cuando llega un niño para decirle que hay otro carruaje disponible.

De vuelta en Montreuil-sur-mer, la fiebre de Fantina empeora y llama al señor Magdalena y a su hija. Sor Simplicia le dice que el señor Magdalena se ha ido de la ciudad; Fantina se calma, asumiendo que va a encontrar a su hija.

El señor Magdalena llega bastante tarde a la ciudad de Arras. A pesar de sus esperanzas de haberse perdido el juicio de Champmathieu, llega al juzgado y descubre que todavía está en curso. Al señor Magdalena le causa muchísima impresión cuando ve a Champmathieu y se da cuenta de que se ve exactamente como él; además la escena en la sala del tribunal es el reflejo idéntico de la que enfrentó él mismo hace tantos años. Champmathieu intenta en vano argumentar su inocencia, ya que su discurso áspero y confuso no ganan la simpatía del jurado. Los testigos que declaran son los antiguos compañeros de prisión de Valjean y testifican que Champmathieu es efectivamente Juan Valjean, un peligroso reincidente.

Justo cuando el juez está a punto de pronunciar la sentencia, el señor Magdalena/Valjean se pone de pie y proclama su verdadera identidad: él es el ex convicto Juan Valjean. El juez pregunta de inmediato si hay un médico presente para acompañar al estimado alcalde a su casa, ya que parece estar en un estado de profunda confusión. Pero Valjean argumenta su caso de manera persuasiva, identificando detalles sobre sus compañeros de prisión (cicatrices y tatuajes) que solo uno de sus íntimos sabría. La corte está completamente atónita y nadie detiene a Valjean mientras sale de la sala. Champmathieu es absuelto y puesto en libertad.

Libro VIII: Reacción (Capítulo 1 “Del espejo en que vio el señor Magdalena sus cabellos” a Capítulo 5 “Una tumba a propósito”)

A su regreso a Montreuil-sur-mer, Juan Valjean va al hospital a visitar a Fantina y descubre que su cabello se ha vuelto completamente blanco. También se entera de que Fantina está muy enferma y permanece viva solo por anhelo de ver a su hija. Fantina se despierta brevemente de un sueño febril para preguntar por su hija. Valjean le miente y le dice que Cosette está allí y que Fantina debe recuperar un poco las fuerzas antes de que le permitan verla. Fantina se pone contenta ante el inminente reencuentro con su hija, pero luego la repentina aparición de Javert los toma por sorpresa.

Javert está allí porque se le ha ordenado que detenga al señor Magdalena (el verdadero Juan Valjean). Javert siente que ha sido reivindicado y que está realizando un acto noble al combatir contra el crimen. Juan Valjean le ruega a Javert que le dé tres días para recuperar a la hija de Fantina, después de lo cual se someterá voluntariamente al arresto. Fantina grita en protesta cuando Javert se niega, y Javert la ataca y le explica que el señor Magdalena es, en verdad, un convicto. Fantina muere por el impacto de esta revelación.

Javert lleva a Valjean a la prisión local. Sin embargo, esa misma noche, el sirviente de Valjean queda atónito por su repentina aparición en su antiguo hogar. Valjean le explica que ha escapado de la prisión y le pide al sirviente que vaya a buscar a Sor Simplicia, la monja que había cuidado a Fantina. Valjean le da una nota explicando que ha reservado fondos para el entierro de Fantina.

Javert sube las escaleras, desconcertado por la luz en la antigua habitación de Valjean. Valjean se esconde y la Sor Simplicia confronta al oficial de policía. Javert le pregunta si ha visto a un prisionero fugitivo, un hombre llamado Juan Valjean. Sor Simplicia (que nunca ha dicho una mentira en su vida, no importa cuán grave sea la situación) dice que está sola en la habitación y no ha visto a Valjean. Javert acepta esto y desaparece, y Valjean se pone en marcha hacia el bosque.

Análisis

Durante su nueva vida en Montreuil-sur-mer, Valjean adopta el nombre de una famosa penitente: María Magdalena, una prostituta redimida por Jesús. Se dice que María Magdalena abandonó su vida pecaminosa para convertirse en una de las seguidoras más leales de Jesús. De la misma manera, Valjean deja a un lado su vida pasada como exconvicto para convertirse en un respetado hombre de negocios que predica la caridad por todas partes. Sin embargo, esta nueva vida no habría sido posible sin un accidente fortuito (cuando Valjean rescata a los hijos del jefe de policía) y el ocultamiento de su verdadera identidad. Si bien la dicotomía "azar-destino" no es uno de los temas principales de Los miserables, durante toda la novela podemos observar cómo la vida de varios personajes sufren giros inesperados por acontecimientos fortuitos. Al mismo tiempo, podemos entender la referencia religiosa del nuevo nombre de Valjean no solo como un reflejo de su transformación, sino también como la búsqueda de Víctor Hugo de incorporar la moral religiosa al conjunto de virtudes humanas que se despliegan en toda la novela. Así como el obispo Myriel ha sentado los lineamientos generales de los conceptos de bondad e integridad moral, el señor Magdalena/Valjean hereda esta responsabilidad y será el embajador de estos valores durante toda la novela.

Valjean debe tomar una decisión cuando se entera de que el hombre Champmathieu ha sido confundido con él mismo. Puede ocultar su verdadera identidad y preservar su nueva vida plagada de virtudes, o bien puede revelar su identidad y salvar a un hombre inocente. Está claro que Champmathieu irá a la cárcel porque las autoridades creen que es Valjean. No todas las razones de Valjean para querer callarse son egoístas: teme que Montreuil-sur-mer vuelva a caer en la pobreza en su ausencia. En este punto, el dilema de Valjean se vuelve más profundo y conceptual: si confiesa su identidad, hará lo correcto desde el punto de vista de la justicia, pero ya no podrá luchar contra la injusticia social; por otro lado, si no confiesa su identidad, trasgredirá la justicia, pero podrá seguir ayudando a los pobres. Al final, Valjean decide salvar a Champmathieu, aunque continuamente espera que aparezca algo que se lo impida. Valjean es sin duda uno de los personajes más importantes de Los miserables, no solo por su incidencia en la trama, sino por encarnar varios de los dilemas morales que Víctor Hugo plantea a lo largo de toda la novela. Uno de los más significativos es el cuestionamiento del rol de la justicia como organismo de control de la sociedad. Valjean, quien fue condenado a diecinueve años de prisión por robar un pedazo de pan para que sus sobrinos no pasaran hambre, ahora es consciente de que si confiesa su identidad y salva a Champmathieu, la misma justicia no le peritirá continuar con sus buenas obras hacia los pobres. De alguna manera, Víctor Hugo deja entrever que siempre hay justicia en la moral, aunque no siempre hay moralidad en la justicia. Dicho de otra forma: la justicia muchas veces no representa lo que está bien, sino lo que le conviene a la gente más poderosa de la sociedad.

Fantina, por su parte, encarna las terribles consecuencias de la pobreza. A lo largo de su historia, ella va perdiendo gradualmente todo lo que ama: su vida parisina, su amante, su hija, sus hermosos dientes y cabello, su dignidad, su vida. Victor Hugo enmarca la elección de Fantina de entrar en la prostitución como algo negativo, pero enfatiza que la verdadera culpa es de una sociedad que priva a las mujeres de un empleo honesto. Al mismo tiempo, el autor da a entender que la prostitución es producto de la pobreza y del sistema capitalista. En este caso, Fantina es víctima de la injusticia social, no solo por pertenecer a la clase baja, sino también por ser mujer. Hay una lógica patriarcal y sexista en la Francia del siglo XIX que Víctor Hugo retrata de una manera muy cruda y realista a través del personaje de Fantina. En primer lugar, Fantina es abandonada de una forma cruel por el padre de su hija. A raíz de esto debe recurrir a los Thenardier para que le cuiden a Cosette mientras ella trabaja en una fábrica. Ellos se aprovechan de Fantina, exigiéndole cada vez más dinero para cuidar a su hija. El sufrimiento de Fantina es causado no solo por la pobreza, sino también por la inescrupulosidad de los Thenardier, que se aprovechan de ella todo lo que pueden, sin importarles lo mucho que la están haciendo sufrir. Luego ella es despedida de la fábrica por su condición de madre soltera de una hija ilegítima. Fantina acaba prostituyéndose porque no tiene otra opción. Luego de que responde a la agresión de un joven que le lanzó una bola de nieve, Javert la encarcela. El hecho de que una prostituta haya agredido a un joven, sin importar cuáles hayan sido las causas, es algo intolerable. Aquí otra vez Fantina sufre su condición de mujer pobre y se la encarcela sin permitirle dar explicaciones. Fantina sin duda es uno de los personajes de Los miserables que más y mejor refleja el sufrimiento de la pobreza; sufre más que nadie en la novela las consecuencias de la injusticia social y muere sola, desdentada, privada incluso de poder ver a su hija por última vez. Víctor Hugo no duda en exponer las miserias de la condición social de su época con crudeza y sinceridad.

Esta parte de la novela también presenta al lector el personaje de Javert, el principal antagonista del libro. Los miserables es una novela que aborda la cuestión de la evolución del alma, pero esta ascenso hacia lo divino puede no siempre tener mucho en común con el éxito terrenal, o incluso con las ideas de justicia que tiene la sociedad. Javert es un modelo de justicia, pero no es comprensivo; no tiene ningún sentido de la misericordia, lo que queda expuesto en la rapidez con la que castiga a Fantina a pesar de la necesidad que tiene ella de mantener a Cosette. Javert es casi una caricatura, demasiado obsesionado con nociones poco realistas sobre el bien y el mal. De esta forma, se pone en relieve que las reglas impuestas por la justicia de los hombres no necesariamente están en sintonía con el mandato superior de lo divino ni con la pureza del espíritu. Esta falta de flexibilidad de Javert respecto de su noción de justicia provocan situaciones que podríamos definir como "moralmente cuestionables" (el castigo excesivo a Fantina, la negativa de esperar tres días para llevarse a Valjean). A través del personaje de Javert, Víctor Hugo busca cuestionar la concepción de la justicia en términos absolutos, y la interpretación de ese absoluto de una manera rígida e irreflexiva. De todas formas, en este punto de la novela, Javert no se cuestiona en lo más mínimo su idea de justicia y actúa de una manera mecánica, insensible, casi inhumana. Desde el punto de vista del análisis literario, es interesante esta configuración del personaje, ya que hacia el final, cuando Javert se cuestione esta noción de justicia, su falta de empatía y flexibilidad será la que acabe determinando su suerte.