Los miserables

Los miserables Metáforas y Símiles

"Era como el agua arrojada sobre una tierra seca: por más que recibía dinero, nunca lo tenía; y cuando llegaba la ocasión se despojaba de lo suyo" (pág. 25). (Símil)

Víctor Hugo describe el trabajo caritativo del obispo Myriel a través de este símil. La misión del obispo Myriel en su vida es aliviar la carga de los pobres de la forma que pueda. Presiona a los nobles para que donen dinero para causas benéficas y él mismo dona casi todos sus ingresos a varios grupos necesitados. Sin embargo, la pobreza que existe en la Francia del siglo XIX es tan grave que incluso los esfuerzos de Myriel no alcanzan, o, dicho de otra forma, son como esa “agua arrojada sobre una tierra seca”, que se absorbe rápidamente y no produce un impacto significativo. Sin embargo, esto no disuade a Myriel de hacer todo lo posible para ayudar a los pobres, lo que lo hace aún más admirable.

“Hay almas que, como el cangrejo, retroceden continuamente hacia las tinieblas, que retrogradan más que adelantan en la vida, empleando su experiencia en aumentar su deformidad (…)”, (p.101). (Símil)

La comparación más adecuada que elige Víctor Hugo para describir a los desagradables Thenardier es el cangrejo, un animal rastrero y de aspecto extraño. Los Thenardier son personas miserables, que no tienen problema en esclavizar a la niña Cosette y cobrarle a su madre, Fantina, tarifas exorbitantes por tener a su hija con ellos. A diferencia de Myriel o Valjean (de alguna manera, los héroes de la novela), retroceden y caen en la más profunda inmoralidad, cometiendo actos cada vez más crueles. Los miserables enfatiza el crecimiento del espíritu humano. Desde este punto de vista, los Thenardier representan lo contrario a la elevación de ese espíritu. Son desagradables, son peligrosos y lejos de evolucionar en términos morales, van hacia atrás. Víctor Hugo sintetiza estas características comparándolos con el cangrejo.

“Lo mismo que los demonios y los genios conocían en ciertas señales la presencia de un Dios, comprendió Thenardier que tenía que habérselas con uno más fuerte que él” (p.269). (Símil)

Cuando Thenardier intenta conseguir más dinero de Valjean a cambio de Cosette en la posada, Valjean responde con una negativa contundente y rígida que aturde al malvado Thenardier. Este pasaje describe la reacción de Thenardier a Valjean; conecta los personajes humanos comunes con el conflicto celestial y enfatiza la bondad de Valjean.

“(…) aparece una prodigiosa luz, la boca abierta de la fuerza retrocede, y el ejército, ese león, ve entre sí, de pie y tranquilo, ese profeta: Francia” (p.767).

Esta cita describe el enfrentamiento pendiente de los ciudadanos revolucionarios y el ejército. Víctor Hugo no presenta al ejército de una manera irrespetuosa, sino que lo compara con un animal noble y poderoso como lo es el león. En ese sentido, la propia Francia (y por carácter transitivo, la sociedad francesa) es aún más exaltada: se la compara con un profeta, un mensajero de Dios. Además, la tranquilidad del profeta frente a una bestia gruñendo alude a historias de mártires, conectando nuevamente los eventos sociopolíticos de Francia con el drama divino.

“Como todos los niños, semejantes al retoño de la vid que se agarra a todo, había intentado amar, pero no había podido conseguirlo” (p.281) (Símil)

Cosette se siente profundamente sola cuando Valjean la rescata de los Thenardier; lo ama como un padre al instante, confiando profundamente en él. Víctor Hugo subraya esta profunda conexión comparándola con la forma en que algunas plantas, por ejemplo la vid, se aferran a cuaquier cosa como si su existencia dependiera de ello. Cosette, y los niños en general, son como pequeñas plantas que buscan descanso y apoyo, luchando por dejarse alcanzar por la luz.

“Javert serio, era un perro de presa; cuando se reía era un tigre” (p.113) (Metáfora)

Vítor Hugo describe a Javert de esta manera cuando se le presenta al lector por primera vez. La descripción destaca la naturaleza animal de Javert, es decir, su tendencia a la irreflexión. Javert opera como un autómata, gobernado por ideas rígidas de justicia y gobernanza, instaladas en él como si fueran parte de su instinto. Javert actúa siempre por impulso, como los animales; y este impulso se activa a partir de esas creencias estereotipadas y arcaicas respecto de la justicia y el bien.

Esta metáfora también enfatiza la ferocidad de Javert al compararlo con dos animales grandes y peligrosos: un perro de presa y un tigre. De alguna manera, Víctor Hugo nos presenta un personaje peligroso, no solo por su ferocidad, sino también por su incapacidad para cuestionarse el verdadero sentido de sus actos.