Los miserables

Recepción contemporánea

«La isla de Guernesey no tiene nada que envidiar a la isla de Rodas; ella también tiene su coloso.» Victor Hugo encaramado en los volúmenes de los Misérables y de los Travailleurs de la mer, ilustración de Cham, Le Charivari, 8 de abril de 1866.

La aparición de la novela fue un acontecimiento muy esperado, pues Victor Hugo estaba considerado uno de los poetas más destacados de Francia a mediados del siglo XIX. El New York Times anunció la publicación ya en abril de 1860.[33]​ Hugo prohibió a su editorial que dieran una sinopsis de la historia y rechazó autorizar la publicación de extractos como adelantos. Les ordenó que se basaran en su éxito anterior y les sugirió este enfoque: «Los que Victor H. hizo para el mundo gótico en Notre-Dame of Paris [El jorobado de Notre Dame], lo consigue para el mundo moderno en Les Miserables».[34]​ Una campaña publicitaria masiva[35]​ precedió al lanzamiento de los dos primeros volúmenes de Les Misérables en Bruselas el 30 o el 31 de marzo por la Ediciones Albert Lacroix, Verboeckhoven et Cie, y en París el 3 de abril de 1862.[36]​[37]​, un gran esfuerzo publicitario, extractos de partes escogidas en los periódicos y críticas elogiosas.[38]​ Las partes dos y tres aparecieron el 15 de mayo de 1862, las partes IV y V el 30 de junio. En aquella época, Victor Hugo estaba considerado como uno de los primeros literatos del siglo y el público se lanzó a leer su novela.

Las reacciones de la crítica fueron muy diversas, a menudo negativas. Algunos críticos encontraron el tema inmoral, otros se quejaban del exceso de sentimentalismo, otros se inquietaban por su aparente simpatía hacia los revolucionarios. L. Gauthier escribió en Le Monde el 17 de agosto de 1862: «Uno no puede leerlo sin un invencible disgusto para todos los detalles que el señor Hugo da en relación con la exitosa planificación de disturbios».[39]​ Sainte-Beuve se lamenta: «El gusto del público está decididamente muy enfermo. El éxito de Los miserables ha causado y seguirá causando estragos más allá de lo que uno puede temer». A pesar de ello, concede que «su novela […] es todo lo que queremos, para lo bueno, para lo malo, para lo absurdo; pero Hugo, ausente y exiliado durante 11 años, hizo un acto de presencia, fuerza y juventud. Solo este hecho es ya un gran éxito». Reconoce al fin a Hugo esta cualidad suprema: «Lo que inventa falso y absurdo, lo hace ser y parecer a todos los ojos».[40]​ Los hermanos Goncourt juzgaron a la novela artificial y decepcionante.[41]​ Señalan que el libro fue «una gran decepción». Explican: «Título injustificado: sin miseria, ni hospital, prostituta rozada. Nada vivo: los personajes son de bronce, de alabastro, de todo, excepto de carne y hueso. La falta de observación estalla y hiere en todas partes». Y luego, añaden, «es suficientemente divertido, gana doscientos mil francos [...] ¡apiadándose de las miserias del pueblo!» [42]​

Flaubert no encontró «verdad ni grandeza» en ella. Se quejaba de que los personajes eran crudos estereotipos que «hablan todos muy bien – pero todos de la misma manera». Consideraba que era un esfuerzo «infantil» y que ponía fin a la carrera de Hugo como «la caída de un dios».[43]​ En una crítica de periódico, Charles Baudelaire alabó el éxito de Hugo[44]​ a la hora de centrar la atención del público en problemas sociales, alabando en particular el capítulo «Tempestad sobre un cráneo», aunque creía que semejante propaganda era lo opuesto al arte. En privado, en una carta a su madre, la calificó como «libro repulsivo e inepto» (livre immonde et inepte).[45]​[46]​. Lamartine condenó las impurezas del lenguaje, el cinismo y la demagogia:

Les Misérables son un talento sublime, una honesta intención y un libro muy peligroso de dos maneras: no solo hace temer demasiado a los afortunados, sino que parece dar demasiada esperanza a los desafortunados

.[47]​ Este miedo es compartido por Barbey d'Aurevilly quien estigmatiza al

libro más peligroso de su tiempo

.[48]​ En una carta a su hijo en julio de 1862, Dumas padre lamenta que el libro sea «todo a la vez una obra aburrida, con un plan mal soñado, y fracasado en su resultado», añadiendo: «Cada volumen comienza por una montaña y acaba con un ratón[49]​». El obispo Louis-Gaston de Ségur escribe una crítica sobre Victor Hugo y «su infame libro de los miserables [que] le ha reportado quinientos mil francos de golpe». En diciembre de 1872 el autor no dejará de enviarle una respuesta vitriólica.[50]​

La iglesia católica prohibió el libro, incluyéndolo en el Index Librorum Prohibitorum.[51]​

La obra fue un éxito comercial y ha sido un libro popular desde que se publicó.[52]​[53]​ Traducida ese año, gracias a los esfuerzos de Albert Lacroix que abre filiales en Europa, apareció en otros idiomas, incluyendo el italiano, el griego y el portugués, demostrando ser popular no solo en Francia, sino en el extranjero.[54]​ ·.[55]​ Impaciente por conocer la primera reacción de los lectores ingleses, Victor Hugo envió a sus editores ingleses Hurst & Blackett un telegrama cuyo contenido se resume en una « ? ». La respuesta de sus corresponsales fue no menos lacónica: « ! » [56]​ ·.[57]​

El propio autor dio gran importancia a esta novela. En junio de 1861, informa a su hijo François-Victor que ha terminado la obra y afirma: «Puedo morir» («Je peux mourir»).[58]​ Escribió en marzo de 1862, a su editor Lacroix: «Mi convicción es que este libro será una de las principales cumbres, si no la principal, de mi obra».[59]​


This content is from Wikipedia. GradeSaver is providing this content as a courtesy until we can offer a professionally written study guide by one of our staff editors. We do not consider this content professional or citable. Please use your discretion when relying on it.