El retrato de Dorian Gray

El retrato de Dorian Gray Resumen y Análisis Capítulo III

Resumen

Al día siguiente, a las doce y media, Lord Henry visita a su tío, el gruñón Lord George Fermor, para ver qué puede averiguar sobre el pasado de Dorian Gray. Lord Fermor es viejo e inactivo, y ha pasado la mayor parte de su vida moviéndose apáticamente entre los círculos sociales aristocráticos de Londres, dedicándose "al estudio serio del gran arte aristocrático de no hacer absolutamente nada" (43). Por lo tanto, es una fuente ideal para obtener información sobre la vida privada de las personas. Todo lo que Lord Henry tiene que hacer es mencionar que Dorian es "el último nieto de Lord Kelso" (44).

Lord Fermor le informa a su sobrino que la madre de Dorian era Margaret Devereux, la bella hija de Lord Kelso, quien defraudó a su padre y causó un escándalo al fugarse con un hombre de clase baja. Lord Kelso, un hombre amargado, buscó su venganza pagándole a un joven belga para injuriar a su yerno no deseado. El padre de Dorian fue aparentemente asesinado en el enfrentamiento que siguió a esta deshonra, y su madre murió solo algunos meses después. Las condiciones específicas de sus muertes nunca se revelaron. La custodia de Dorian recayó entonces en Lord Kelso, quien fue socialmente condenado al ostracismo por causar todo aquel calvario. Kelso era notoriamente mezquino y pendenciero, y siempre hacía escenas regateándole sin tapujos a choferes y otra gente.

Henry se va de la casa de Lord Fermor para asistir a un almuerzo en lo de su tía, Lady Agatha. En el camino reflexiona sobre la fascinante historia del origen de Dorian, pensando que esta convierte su vida en "un romance extraño, casi moderno" (46). Henry está entusiasmado con la perspectiva de dar forma a la personalidad del joven, abriéndole los ojos al mundo de la sensualidad al que él mismo está tan dedicado. Piensa que el muchacho "podría ser moldeado en un tipo maravilloso" (47), y que "intentaría dominarle (...). Haría que ese maravilloso espíritu fuera suyo" (47). En este punto, entendemos cuán manipulador es realmente Henry.

Henry llega finalmente al almuerzo bastante tarde, como de costumbre. Una vez en la mesa, domina pronto la conversación, impresionando a los invitados con la astucia de su discurso y ofendiéndolos juguetonamente con las ideas de que "para volver a la juventud, uno sólo tiene que repetir las locuras" (51), y que la gente "cuando es demasiado tarde descubre que las únicas cosas que nunca lamenta son sus errores" (51). La encantadora diatriba del hombre se describe en términos de malabarismo y acrobacias. Dorian está entre los invitados, y Henry está actuando principalmente para él.

Sus esfuerzos no son en vano: una vez que termina el almuerzo, Dorian se le acerca con palabras de admiración, afirmando que "nadie habla tan maravillosamente como usted lo hace" (53). Finalmente, acompaña a Lord Henry al parque en lugar de llamar a Basil como había prometido.

Análisis

En lugar de ser impulsado por un afecto genuino, Henry está interesado en Dorian como un proyecto artístico o científico. La pureza e inocencia de Dorian son, para él, como un lienzo en blanco sobre el que puede pintar una personalidad para llevar a Dorian hacia un estilo de vida que Henry encuentre artísticamente agradable. Este es un hilo prominente en la exploración temática de la novela de la relación entre la vida y el arte. El hecho de que Henry se refiera a la vida temprana de Dorian como "un romance extraño, casi moderno" es indicativo de la necesidad del personaje de ver la vida en términos estéticos en lugar de éticos. (La frialdad implicada en esta necesidad será aún más condenatoria para el personaje de Henry luego, en su interpretación del suicidio de Sibyl Vane.)

Henry se cree un artista, un escultor o pintor de personalidades; usa su encanto, su ingenio y sus escandalosas opiniones como pincel o cincel. Sin embargo, con toda la curiosidad que siente por ver cómo el carácter de Dorian evoluciona, la motivación más profunda de Henry es descaradamente egoísta y vanidosa. Quiere "ser para Dorian Gray lo que, sin saberlo, era el muchacho para el pintor" (47). Quiere ser adorado y convertir a Dorian en una versión físicamente más atractiva de sí mismo. Esto se hace eco de la creencia expresada en el prefacio a la versión en inglés de que "the only excuse for making a useless [i.e. "artistic"] thing is that one admires it intensely" ["la única excusa para hacer algo inútil [es decir, artístico] es admirar eso que se hace con intensidad"]. Sin embargo, aunque ciertamente lo admira, el "arte" de Henry es fundamentalmente defectuoso en relación a la primera línea del prefacio: "To reveal art and conceal the artist is art's aim" ["Revelar el arte y ocultar al artista es el objetivo del arte"]. Henry quiere que su "arte" (Dorian) revele al "artista" (él mismo). Esto sugiere otro tema importante que explora el valor de la superficialidad y la discrepancia entre el interior de uno mismo y el modo en el que es percibido por los demás.

En cuanto al desarrollo de la trama, este capítulo ofrece muy poco. Se nos brinda información crucial sobre el pasado de Dorian que amplía nuestros elementos para evaluar al personaje, haciéndolo parecer más trágico y romántico de lo que podría parecer sin estos datos. Sin embargo, la mayoría de las páginas de este capítulo están dedicadas a una colorida descripción de las personas que se encuentran en el almuerzo de Lady Agatha, y de la conversación que tienen. De hecho, los atributos conversacionales que Henry deja relucir en este capítulo son el ejemplo más cercano que tenemos del estilo conversacional del propio Wilde.

Sin embargo, esto no sugiere que el contenido de este capítulo sea superfluo. Todos el ingenioso discurso de Henry reverbera fuertemente con los temas principales de la novela. Por ejemplo, Henry comenta que puede "compartir todo, excepto el sufrimiento (...). Uno compartiría el color, la belleza, la alegría de vivir. Cuanto menos se hable sobre las penas de la vida, mejor" (50). Este sentimiento, por supuesto, ejemplifica la perspectiva de la vida que Dorian asumirá más tarde, cuando sus "penas" estén ocultas dentro del retrato.

Henry también afirma: "yo puedo soportar la fuerza bruta, pero la razón bruta es completamente insoportable. Hay algo injusto en su uso. Golpea a la inteligencia" (49). Más allá del ingenioso juego de palabras, es esta una expresión condensada de un principio central del "Nuevo hedonismo" de la época victoriana. Los sentimientos, las sensaciones y las emociones se consideraban importantes; no así el intelectualismo frío. Una vez más, Henry expresa una noción que dominará las acciones de Dorian más adelante en la novela.