El retrato de Dorian Gray

El retrato de Dorian Gray Ironía

El primer amor de Dorian demuestra su incapacidad de amar

En el Capítulo IV, Dorian les informa a sus amigos Basil y Henry que está profundamente enamorado de una joven actriz: Sibyl Vane. Sin embargo, cuando ella confiese su amor por él y su consecuente incapacidad de actuar ( "sería una profanación para mí representar estar enamorada" (92) tras haber experimentado el verdadero amor), quedará claro que Dorian ama el talento actoral de la actriz y los personajes que interpreta, pero no a ella. En consecuencia, se dirigirá a Sibyl con crueldad, provocando su posterior suicidio y dando claro inicio a su proceso de degradación moral.

Dorian evita que Basil destruya su propia pintura con un cuchillo

Cuando Basil se ofrece a destruir la pintura recién terminada con un cuchillo, tras la reacción negativa de Dorian ante ella (Capítulo II), el protagonista de la novela se lanza sobre él para evitarlo. Irónicamente, dieciocho años y dieciocho capítulos más tarde, será el mismo Dorian quien decida hacer exactamente lo que impidió en ese momento, matándose con ese acto a sí mismo.

La intencionada buena acción de Dorian tiene un efecto negativo en el retrato

En un intento de cambiar su vida, Dorian se abstiene de corromper a la joven Hetty, que se ha enamorado de él. Considera que ella es una prueba viviente de su nueva bondad, por lo que en el último capítulo, acosado por la culpa, se dirige a la pintura con el objetivo de ver si su buena acción tuvo como consecuencia una mejora en el aspecto de la imagen de la pintura. Pero el rostro retratado no solo no ha mejorado, sino que, ahora, "en sus ojos había una mirada astuta y en su boca una arruga curvada de hipocresía" (203). Así, en este intento de limpiar su alma, Dorian no ha sino actuado por vanidad y egoísmo, avanzando un paso más en su proceso de autodestrucción.