Poemas de Mario Bendetti

Poemas de Mario Bendetti Citas y Análisis

(...) aquella esperanza que cabía en un dedal

evidentemente no cabe en este sobre

con sucios papeles de tantas manos sucias

que me pagan, es lógico, en cada veintinueve

por tener los libros rubricados al día

y dejar que la vida transcurra,

gotee simplemente como

un aceite rancio.

El oficinista, "Sueldo", p. 42.

En la poesía de Benedetti, la oficina es presentada como un centro neurálgico del capitalismo. Las oficinistas, tras años de trabajar haciendo las mismas tareas automáticas, se alienan, pierden su personalidad, sus sueños y sus viejas esperanzas. Aquellas ilusiones que tenían antes de empezar a trabajar desaparecen. En su lugar, todos los meses, en el mismo día, los oficinistas reciben unos sucios billetes. Mientras tanto, la vida se les va escapando sin pena ni gloria.

Otro día se acaba y el destino era esto.

Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:

siempre suena una orden, un teléfono, un timbre.

El oficinista, "Angelus", p. 46.

¿Por qué pierden la identidad los oficinistas? ¿Qué sucede en esas ocho o diez horas que pasan en la oficina diariamente? La respuesta es simple y compleja a la vez: los oficinistas pierden su identidad porque en la oficina, en todo momento, pasan cosas irrelevantes que los mantienen ocupados. En el ritmo del capitalismo no existe el tiempo libre. El oficinista forma parte de un mecanismo automático y repetitivo que debe sustentar. Para cumplir su tarea de responder, responder y responder debe olvidarse de sí mismo y convertirse en un autómata. ¿Podría advertir su tristeza, reflexionar e intentar cambiar de vida? Podría, pero justo está sonando el teléfono.

Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las seis.

Podrías acercarte de sorpresa

y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos

yo con la mancha roja de tus labios

tú con el tizne azul de mi carbónico.

El oficinista, "Amor, de tarde", p. 47.

El hecho de que Benedetti no presente el amor como un sentimiento solemne e ideal no implica que este no tenga valor alguno. Por el contrario, en la poesía del autor uruguayo, el amor es sumamente importante. Es una construcción material que ayuda a los personajes a no estar solos y a seguir adelante. En un mundo regido por los horarios y el automatismo alienante, un beso amoroso, tal como el que imagina el oficinista en la cita, es un sentido por el que vale la pena vivir.

(...) y yo me siento tan lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido

nada, con tal de compartir apenas

este universo que hemos conseguido.

Yo lírico, "Hasta mañana", p. 75.

En la poesía de Benedetti, la vida no es teleológica. Es decir, no tiene un sentido ni una finalidad en sí. Las personas no nacen con un destino ni tienen la posibilidad de ir a ningún paraíso. Ante este panorama desolador, el autor uruguayo propone una salida: si la vida no tiene sentido, entonces hay que construirle uno. Hay que disfrutar del tiempo presente. Hay que entregarse al amor, al arte; hay que luchar por un mundo mejor. En los versos citados, el yo lírico no le pide nada a Dios porque sabe que Dios no puede darle nada. Solamente lo invoca para compartir aquello que ya tienen: ese universo que será fugaz y efímero como la existencia, pero está allí, es un sentido que han conseguido.

Que golpee y golpee

hasta que nadie

pueda ya hacerse el sordo

que golpee y golpee

hasta que el poeta sepa

o por lo menos crea

que es a él a quien llaman.

Yo lírico, "Arte poética", p. 81.

En la poesía de Benedetti, el poeta tiene un importante rol social. Es el encargado de escuchar el llamado de los conflictos sociales y traducir esos “golpes” a palabras. Debe usar la poesía como herramienta para denunciar, protestar o concientizar sobre las problemáticas de la realidad material que están golpeando a su pueblo diariamente. En eso consiste su labor. En eso consiste el arte de la poesía.

(...) che palabra bajate del walhalla

tu único porvenir

es desolimpizarte

(…)

tu única salvación es ser nuestro instrumento.

Yo lírico, "Semántica", p. 97.

Benedetti se enfrenta constantemente a la noción de que el lenguaje es algo bello, que se encuentra en una especie de Olimpo al que solo pueden acceder los privilegiados. Postula, por el contrario, que la palabra debe ser una herramienta que esté al alcance del pueblo y sirva para construir una sociedad consciente, libre y a salvo de la alienación capitalista.

(...) soledad no moriste en soledad

por eso tu muerte no se llora

simplemente la izamos en el aire.

Yo lírico, "Muerte de Soledad Barrett", p. 106.

"Muerte de Soledad Barrett" es uno de los poemas más impactantes de Benedetti. Aquí, el autor poetiza sobre el asesinato de una joven militante comunista. Dentro del marco desolador de sus versos, postula que, al menos, su muerte se ha convertido en una bandera, en un símbolo de resistencia para aquellos que luchan contra las mismas injusticias contra las que ella luchaba.

(...) y porque amor no es aureola

ni cándida moraleja

y porque somos pareja

que sabe que no está sola.

Yo lírico, "Te quiero", p. 130.

En la poesía de Benedetti, el amor no es un sentimiento divino. No tiene aureola ni moraleja. Para el autor uruguayo, el amor es un sentimiento material que se construye entre dos personas iguales. Aquí no hay una amada inalcanzable y un caballero que va por ella, que le habla con un lenguaje solemne o le intenta demostrar su heroísmo. Hay una pareja que, con solidaridad y reciprocidad, construye, codo a codo y día tras día, una relación amorosa.

Dijo el fulano presuntuoso

hoy en el consulado

obtuve el habitual

certificado de existencia

consta que aquí estoy vivo

de manera que basta de calumnias.

Yo lírico, "Certificado de existencia", p. 221.

En la poesía de Benedetti, la vida es una tragicomedia. En medio de la desolación y la angustia por transitar una existencia sin sentido, el humor aparece como una posibilidad de fuga, como un arma de resistencia. Los versos citados están atravesados por una idea sumamente oscura: la vida solo es un papel, un mero certificado. Sin embargo, gracias a su sentido del humor, el autor consigue que el lector pueda reírse, empatizar con ese pesimismo, volverlo palpable, pensarlo y, tal vez, hacer algo para que su vida no sea solo un papel o una broma.

(...) tuve una madre / de sus pechos

extraje vida o lo que fuese

¿cuál era el nombre? sólo sé

que anda con un pañuelo blanco.

El desaparecido, "Soliloquio del desaparecido", p. 241.

En "Soliloquio del desaparecido", Benedetti, utilizando la poesía material que lo caracteriza, le da cuerpo a un desaparecido, una de aquellas personas que han perdido su cuerpo, durante la dictadura militar argentina, en manos del Estado. El desaparecido sabe que tuvo una madre que lucha por su aparición portando un pañuelo blanco (símbolo de las Madres de Plaza de Mayo), ve el rostro de otros desaparecidos, escucha a un poeta que le susurra al oído y siente lentamente cómo se va difuminando su existencia. No es solamente una víctima del terrorismo de Estado o un mártir. No es un número abstracto en la historia. Es una persona con cuerpo y con historia. Es una persona que podrá estar en un limbo, pero que en la poesía de Benedetti sigue teniendo voz.