Oliver Twist

Oliver Twist Resumen y Análisis Capítulos 41-45

Resumen

Rosa intenta decidir qué es lo mejor que puede hacer con la información que acaba de recibir de parte de Nancy. Cree que es mejor no contárselo al doctor Losborne por su impulsividad, ni a la señora Maylie, porque su primera reacción sería contarle al doctor. Luego de una noche difícil, decide que hablará con Enrique y comienza a escribirle una carta, pero la interrumpe Oliver, que llega corriendo, conmocionado porque acaba de ver al señor Brunlow. Oliver le cuenta que no tuvo la oportunidad de hablar con él, pero sabe su dirección y necesita ir a verlo urgentemente.

Rosa va con él y le pide al niño que lo espere en el coche mientras ella sube a hablar con el señor Brunlow y con el señor Grimwig, que está también con aquel. Rosa les cuenta que es amiga de Oliver; ambos hombres se sorprenden mucho y Brunlow le pide que le dé pruebas de que el niño es tan bueno como ella dice. Entonces la muchacha le cuenta la historia completa del niño y, ante la confirmación de que el niño no lo ha engañado, Brunlow sale apresuradamente a encontrarse con él. Luego regresan al estudio para que Oliver se reencuentre con la señora Bedwin, quien también se muestra muy conmovida.

Entretanto, en otra habitación, Rosa le cuenta al señor Brunlow la historia que le ha relatado Nancy. Deciden participar de la noticia también a la señora Maylie, al señor Grimwig y al doctor Losborne, y Brunlow se asegura de que este último no haga nada estúpido. También propone que, antes de hacer algo, esperen al domingo para reunirse con Nancy y obtener de ella la mayor cantidad posible de información sobre Monks, para así intentar encontrarlo y descubrir cuál es la herencia de Oliver.

Por otro lado, Noé Claypole y Carlota caminan rumbo a Londres, huyendo de la familia Sowerberry luego de que Carlota, a pedido de Noé, les robara el dinero de su cofrecito. Llegan finalmente a la fonda “Los Tres Cojos” y deciden pasar allí la noche. Adentro encuentran solamente a Barney, que les dice que averiguará si pueden pasar la noche allí, y los conduce a una habitación desde donde los recién llegados pueden ser espiados fácilmente. Luego, Barney vuelve a la habitación de adelante y, al ver llegar a Fagin, le advierte que tenga cuidado con lo que dice, porque hay dos forasteros al lado. Fagin los espía y escucha que Noé le dice a Carlota que en Londres desea llevar la vida de un caballero, dedicándose para ello a ser un ladrón. Entonces Fagin decide entrar a esa habitación y, haciendo alusión a las palabras que acaba de escuchar de parte de Noé, les ofrece trabajo en su pandilla. Noé, que se presenta a Fagin como Mauricio Bolter y afirma que Carlota es su esposa, acepta la oferta.

Fagin comienza entonces a entrenar a Noé y le cuenta que su mejor chico, el Truhán, ha sido arrestado porque lo detuvieron con una caja de plata robada. En eso, entra Charley Bates y le cuenta que el Truhán está muy comprometido, pues han encontrado al dueño de la caja y a testigos del robo, con lo que el chico será llevado a prisión. Fagin propone ir a verlo a la cárcel para ver cómo está, pero ni él ni Bates se animan a presentarse ante la policía por miedo a ser reconocidos. Entonces Fagin propone que vaya Noé. Si bien este último se muestra reacio, Fagin lo persuade, sugiriendo que tiene que mostrar si es leal a él o no.

En la estación de policía, Noé ve al tribunal, que trata el caso de dos mujeres acusadas de un delito. Luego, ve a un chico que coincide con la descripción física del Truhán y escucha cómo despliega un discurso de inocencia muy elocuente, que divierte a la audiencia que presencia el tribunal. Desoyendo sus engaños, el carcelero le dice a los magistrados que hay testigos que presenciaron el robo y, luego de escuchar sus testimonios, los jueces condenan al Truhán a prisión.

Mientras, Nancy se siente muy culpable por traicionar a Sikes, a quien ama, y a Fagin, a quien, a pesar de odiarlo por haberla conducido a una vida de crímenes, no quiere ver morir por su culpa. Está tan consternada que es incapaz de actuar normalmente frente a ellos. El domingo por la noche, mientras Sikes y Fagin conversan, Nancy espera que se hagan las once de la noche. Entonces intenta escabullirse por la puerta, pero los hombres se dan cuenta y Sikes le pregunta a dónde va. Ella dice que no se siente bien y necesita tomar aire, pero Guillermo se rehúsa a que salga, la trata violentamente, comienzan a pelear y finalmente ella se resigna, con lo que no logra ir al puente y cumplir con la promesa que le hizo a Rosa.

A espaldas de Nancy, Fagin y Sikes conversan sobre la actitud extraña de Nancy. Cuando Fagin se va, le pide a Nancy que lo acompañe, iluminándole la salida, y aprovecha que se quedan solos para decirle que está preocupado por su comportamiento, que entiende que probablemente se deba al trato brutal que Sikes tiene con ella, y le dice que confíe en él si necesita ayuda.

En seguida, el lector se da cuenta de que Fagin está conducido, nuevamente, por una motivación puramente individual. Interpreta que Nancy, cansada de Sikes, tiene un amante, y se da cuenta de que un hombre nuevo podría servirle en su trabajo, dado que Sikes ya es un estorbo para él, más que una ayuda. Decide entonces que convencerá a Nancy de envenenar a Sikes, y luego ella deberá rendirse ante él, quien conocerá el secreto de ese crimen. Con el objetivo de extorsionar a Nancy para que mate a Sikes, decide que la espiará para aprender más sobre el hombre nuevo con el que se está viendo, amenazándola con contarlo todo a Sikes si ella no lo obedece. Al día siguiente, Fagin le encomienda a Noé la tarea de espiar a Nancy, y el domingo siguiente lo lleva a “Los Tres Cojos” para mostrarle a Nancy de lejos. Esa misma noche, Noé comienza a seguirla.

Análisis

En esta sección se conforma una comunidad de adultos que se pondrán al servicio del cuidado de Oliver. Por fin, el niño logra encontrar al señor Brunlow, y Rosa entiende que puede compartir el secreto de Nancy con él. Luego lo transmiten a la señora Maylie, al doctor Losborne y a Grinwig, puesto que todos ellos comparten el mismo interés genuino de ayudar al niño.

Aunque la lealtad como virtud en sí misma se cuestiona a lo largo de la novela, en esta sección queda claro que cuando se da a quienes la merecen, se trata de un valor inusual y de gran importancia. El señor Brunlow, a quien el lector creía totalmente desilusionado de Oliver, luego de lo que Bumble le dijo de él, aparece en estos capítulos mostrando que no ha perdido las esperanzas. Incluso ante los testimonios y la evidencia palpable de los hechos, el hombre aún confía en la bondad de Oliver. Esta capacidad de creer en el niño, incluso luego de otros desengaños vividos, dice mucho de Brunlow, pero también de Oliver.

En clara oposición, esta sección revela por primera vez la verdadera naturaleza vil de Fagin. Hasta ahora, era evidente que las acciones de Fagin siempre estaban motivadas por su ambición, avaricia y egoísmo, pero mostraba sin embargo cierta preocupación por el bienestar de Oliver y de Nancy, lo que volvía su figura más compleja. Sus rasgos paternales redimían en cierta medida sus gestos antipáticos. Sin embargo, en esta sección se revela que aquellas acciones que el viejo construye como genuinas y desinteresadas ocultan siempre un interés personal que Fagin está dispuesto a satisfacer a cualquier precio. Así sucede cuando le hace creer a Nancy que él es su amigo y la sugestiona a favor de rebelarse contra Sikes. En el fondo, Fagin está viendo cómo salir favorecido del nuevo comportamiento de Nancy: “fuera quien fuese, debía considerarlo como una preciosa adquisición (...) y convendría, pensaba Fagin, ganársela a toda costa” (315). En función de eso, elabora un plan macabro para que Nancy asesine a Sikes, con el que no solo busca deshacerse de Sikes y delegar en ella un crimen que él prefiere no ejecutar (“de este modo acabaría yo con ese peligroso bandido, a quien tanto aborrezco”), sino también tener a su merced a Nancy (“mi influencia con Nancy sería irresistible, estando yo en el secreto de su crimen”, 316). Resulta más vil su intención en tanto el lector sabe que Nancy está sufriendo justamente por no querer traicionar a Fagin. Esto acentúa también la hipocresía del hombre, ya que más adelante juzgará la traición de Nancy, aunque ella lo está protegiendo, mientras que él sí está dispuesto a traicionarla a ella y a Sikes, demostrando así que la lealtad que tanto profesa en realidad solo la tiene consigo mismo.

La nueva aparición de Noé Claypole en esta sección complejiza el universo delictivo que Dickens ha construido. Si bien todos los personajes hasta ahora involucrados en ese mundo han sido descritos con cualidades negativas, Noé viene a sumar una nueva dimensión, que ya ha sido usada contra Oliver: su maldad está en su comicidad. Este rasgo lo acerca a Bumble, cuya maldad no está exenta de torpeza y comicidad. Esto contribuye a la dicotomía entre la gran ciudad de Londres y el universo ingenuo del suburbio: mientras que los ladrones de Londres, como Fagin, Bates y el Truhán, llevan adelante sus crímenes con seguridad y valentía, Noé intenta remedar esas prácticas, pero su impostura resulta irrisoria. En efecto, resulta cómica la escena en que Fagin le cuenta lo que sucedió con Truhán, usando la jerga delictiva, y Noé Claypole le pide que se haga entender mejor: “¡El prado!..., ¡pensionista!, ¿qué diablos dice usted? Hable de modo que lo entienda” (304).

Además, Noé presenta rasgos de manipulación muy claros hacia Carlota, quien con su lealtad ciega hacia el chico se convierte en la autora material de todos los delitos que a él se le ocurren. Por ejemplo, es ella la que roba el dinero de los Sowerberry a pedido de Noé, y este usa esa carta para hacerla a ella responsable y mantenerla bajo su sometimiento: “Dime, ¿no has tomado tú sola el dinero del cofrecito? -observó Claypole. -Pero lo he tomado para ti, Noé -replicó Carlota. -¿Acaso está en mi poder?” (294). En la figura de Carlota, entonces, se actualiza nuevamente el tema de la vulnerabilidad de las mujeres. Al igual que Nancy con Sikes, Carlota está cautivada por Noé, pero ella ni siquiera es capaz de evidenciar la violencia a la que está sometida.

Por último, esta sección ahonda en la interioridad de Nancy y en las contradicciones que ella vive luego de hablar con Rosa. Se evidencia aquí que ella está tensionada entre la voluntad de vivir una vida mejor y la impotencia estructural que le impide abandonar la vida que lleva: “Aquella era la vacilación de una mujer incapaz de abandonar a sus antiguos compañeros, pero dispuesta a fijarse un plan para cambiar de vida” (311). En ella conviven dolorosamente su odio hacia Fagin (“aborrecía al judío por haberla arrastrado poco a poco a un abismo de crímenes y de miseria”, 311) y el miedo a que él muera a causa suya. Del mismo modo, si bien añora una vida mejor, sabe que es incapaz de abandonar a Sikes: “por amor a él no quiso aceptar un refugio donde hubiera estado al abrigo del vicio y de la miseria” (311). Sabiendo esto último, Nancy comprende que ya ha tomado la decisión última al regresar con Sikes, pero eso no resuelve su perturbación.