El gaucho Martín Fierro

El gaucho Martín Fierro Temas

La denuncia social

Las desgracias particulares de Martín Fierro representan los males que padecen todos los gauchos en la época en que se sitúa la trama, la Argentina del último cuarto del siglo XIX: "Ansí empezaron mis males / lo mesmo que los de tantos…" (vv. 283-4), denuncia Fierro. De esta forma, el relato individual toma una dimensión colectiva que pone en evidencia una situación de injusticia social. El gaucho Martín Fierro es un poema de denuncia frente a la discriminación y el abuso de poder que sufre un sector de la población rural marginalizado y sometido a condiciones de vida deplorables.

Lamentos y protestas

Desde el inicio de su canto y en adelante, Martín Fierro utiliza el lamento como modo de dar relación de sus pesares: "En mi perra vida he visto / una miseria mayor" (vv. 635-6), dice. Esta forma de expresión le permite conmover a su público, aquel que en la ficción lo está escuchando mientras canta y, en un sentido meta-literario, también busca interpelar con su lamento al público lector. El lamento también es una posición frente al poder, con el cual Martín Fierro hace explícito su reclamo a la autoridad. De esta manera, el lamento se convierte también en un tono de protesta.

El desafío y el coraje

Una de las características de Fierro, como ejemplo paradigmático del ser gaucho, es mostrar coraje ante el peligro o la provocación. "Yo soy toro en mi rodeo / y torazo en rodeo ajeno..." (vv. 61-2), afirma, al principio del relato. Por esta razón, el canto es para Fierro una forma de la confrontación, de encarar sin miedo la adversidad. El desafío, al igual que el lamento, es un posicionamiento frente a quienes detentan y abusan del poder. Pero también es una manera de enfrentar a otros sobre quienes recae la bronca, a pesar de que estos sufran al igual que él la marginalización: el inmigrante, el indígena y el negro.

De acuerdo a la reconocida lectura de Josefina Ludmer en El género gauchesco. Un tratado sobre la patria, el lamento y el desafío son los dos grandes tonos del género gauchesco.

El devenir gaucho matrero

El gaucho Martín Fierro cuenta también el proceso de una transformación, la del gaucho “manso” que deviene gaucho malo o “matrero”. Este pasaje lo lleva a Fierro a ser un criminal perseguido por la ley, primero como desertor del ejército y luego como asesino de dos hombres (y tal vez de otros tantos que no menciona). Cansado de los maltratos y de los abusos de la autoridad, Martín Fierro decide vengarse de quienes le quitaron todo apropiándose del mote de “delincuente” con el que lo discriminaron toda su vida: "Yo juré en esa ocasión / ser más malo que una fiera" (vv. 1013-4). Su conversión en gaucho matrero constituye una reacción conscientemente asumida, una forma de oponerse a la autoridad como respuesta a las injusticias padecidas.

La cultura oral vs. la cultura letrada

La literatura gauchesca en general y El gaucho Martín Fierro en particular buscan reivindicar una cultura de raigambre campesina, americana e iletrada, que en la tradición nacional había sido hasta entonces reconocida del lado de la barbarie, en oposición a una cultura de procedencia europea, citadina e ilustrada, convencionalmente ubicada del lado de la civilización.

El poema plantea una situación ficcional de la cultura oral en la que el gaucho se para frente a un auditorio para desplegar sus destrezas cantoras. "Yo no soy cantor letrao / mas si me pongo a cantar / no tengo cuando acabar / y me envejezco cantando..." (vv. 49-52), anuncia al comienzo del texto. Su comprensión del mundo también se ve atravesada por conocimientos de transmisión oral; de allí la importancia que tienen en el poema los refranes y las frases hechas, expresiones populares que se pasan de boca en boca.

Por otra parte, la cultura letrada entra en relación conflictiva con el gaucho al ponerse del lado de sus enemigos. Martín Fierro no sabe leer ni escribir, condición de la que se aprovechan para no pagarle por sus servicios en la frontera. De esta manera, Fierro se ve condicionado en la historia tanto por las virtudes como por las carencias de la cultura oral.

Los saberes del gaucho

"Aquí no valen dotores / sólo vale la esperencia / aquí verían su inocencia / esos que todo lo saben / porque esto tiene otra llave / y el gaucho tiene su cencia" (vv. 1457-62), afirma Martín Fierro.

En el poema se despliegan diferentes saberes propios del gaucho, con los que Fierro logra salir del paso en situaciones de conflicto. Además de sus dotes como cantor, Martín Fierro demuestra su habilidad en el dominio del caballo, en interpretar señales naturales para detectar el peligro, en disponer del poncho y del cuchillo cuando es necesario pelear. Estos conocimientos provienen de la experiencia, gracias a la cual también puede comprender y denunciar las condiciones de abuso.

Asimismo, Fierro conoce los códigos propios de la sociedad de campaña, que son distintos a los que se manejan en la ciudad, y que son necesarios para reconocer si es momento de huir, de luchar o de mantener la calma. Con el enfrentamiento a cuchillo, los gauchos miden su honor, y si alguien muere en combate, el desgraciado no es quien muere sino el que ha matado, porque se ve obligado por otros códigos que le son ajenos a vivir de matrero. Para sobrevivir en el mundo del gaucho, de poco sirven los saberes propios de la civilización.

La conexión con la naturaleza

El poema pone de manifiesto la particular conexión del gaucho con la naturaleza de diferentes maneras. En primer lugar, la naturaleza le provee a Martín Fierro un repertorio de imágenes mediante las cuales compara su situación con la de otros animales. Estas analogías, más que animalizar al gaucho, le sirven como sistema de referencias para comprender su situación de desamparo.

En segundo lugar, en la naturaleza el gaucho encuentra todo lo que necesita para sobrevivir y ser feliz. Antes de que comiencen sus desgracias, la armonía con lo natural y con el campo aparece en la imagen idílica que construye de los tiempos pasados. Asimismo, cuando empieza a vivir como matrero, la naturaleza se le presenta a Fierro como único refugio ante la adversidad: "Yo hago en el trébol mi cama / y me cubren las estrellas" (vv. 101-2).

Por último, en su canto Martín Fierro establece una correspondencia romántica entre la naturaleza y su estado de ánimo, encontrando consuelo en la belleza de las cosas naturales mientras se siente desgraciado. En este sentido, la conexión con la naturaleza de Fierro es también una relación estética.