El gaucho Martín Fierro

El gaucho Martín Fierro Resumen y Análisis de los Cantos 3 - 5

Resumen

Canto 3

En este canto Fierro narra las circunstancias que lo obligaron a ir a la frontera a luchar contra los indios y describe cómo era su vida en aquel lugar. Anticipa, en la primera estrofa, que antes de esto él tuvo hijos, hacienda y mujer, pero que al volver solo halló “la tapera”: su rancho en ruinas y abandonado.

Cuenta que un día en la pulpería, donde siempre hacía gala de sus habilidades cantoras, llega el Juez de Paz, autoridad de la campaña, para llevarse gente a la frontera. Los más matreros se escapan pero Fierro, que es un gaucho “manso”, no ve la necesidad de huir y por eso se queda y lo agarran, junto con otros que allí se encontraban.

El Juez, explica Fierro, estaba enfadado con él, porque en la última votación no se había presentado; entonces le había dicho a Fierro que él servía “a los de la esposición”. El cantor se justifica diciendo que él es un “gaucho redondo” y de esas cosas no entiende nada. Cuando se los llevan, les hacen “más promesas que un altar”, diciéndoles que en seis meses volverían a sus hogares.

Fierro nos cuenta que se va equipado a la frontera, con herramientas para luchar y un buen caballo. Una vez allí, descubre que aquello es un infierno. Se lo pasan trabajando las chacras del coronel, ardua labor que solo es recompensada con azotes y castigos en el estaquiadero. A la hora de luchar, deben enfrentar a los indios sin suficiente capacitación y desprovistos de buenas armas, por lo que no pueden evitar que el malón llegue y arrase con todo. Respecto a esta situación, Martín Fierro reclama que si eso es servir al gobierno, a él no le gusta el cómo.

En la última parte del canto realiza una descripción del indio. Lo caracteriza como habilidoso y cruel, que roba, mata y quema poblaciones a gusto y sin culpa. Cuenta que en uno de esos ataques de los “bárbaros”, como los llama, tiene que verse frente a frente con uno que era el hijo de un cacique. Éste busca arremeterlo con una lanza, pero Fierro logra suprimir su ataque con las boleadoras, y cuando el indio cae al piso, el gaucho decide hacer la “obra santa” de matarlo.

Canto 4

Martín Fierro continúa en este canto describiendo las condiciones de pobreza en la frontera. Todo lo que Fierro llevó allí se lo quitan, incluido su caballo. Pasan los meses y los “cobres” nunca llegan. Mientras, se endeudan con el pulpero, que los tiene a todos apuntados “con más cuentas que un rosario”. Apenas tienen para subsistir; viven en la miseria, mugrientos y con harapos que los dejan casi desnudos.

Un día llega el momento de la paga. Fierro espera tranquilo su turno, pero al ver que se iban sin pagarle, pregunta si al día siguiente terminarán de pagar. El mayor le responde que la paga ya terminó, lo trata de animal, y le dice que él no se encuentra en la lista para recibir el sueldo. Fierro se queja, pero como se ve en desventaja para reclamar, se retira sin enfrentarse. Luego aparece un comandante que quiere averiguar lo sucedido, pero Fierro se percata de que solo finge interesarse. Cierra el canto afirmando que él también pretende: “me les hacía el dormido / aunque soy medio dispierto” (vv. 797-798).

Canto 5

Ante esta situación, Fierro advierte que su presencia allí nada tiene que ver con defender la frontera. A pesar de su ignorancia, puede ver que de esta miseria no todos salen perjudicados, y que algunos jefes poseen tierras y están metidos en “negocios feos”. Por eso nos cuenta que no ve la hora de aprovechar algún ataque indígena para fugarse en el medio del combate.

Para colmo de males, en una ocasión lo mandan al estaquiadero por un malentendido con un gringo. Este se encontraba de centinela, vigilando la entrada del fortín, cuando llega Fierro. Como el gringo está medio borracho no lo reconoce, le pregunta en un mal español quién es y le pide que haga alto. El gaucho se mofa de sus palabras, como si no entendiese lo que el otro le dice y, frente a la burla, el gringo responde disparando, aunque erra el tiro. Los oficiales llegan y toman como culpable a Fierro. Lo estacan y el mayor le dice que de esta manera va a aprender a no andar reclamando sueldos.

Fierro nos cuenta que se pasa la noche entera en el estaquiadero maldiciendo al gringo, y cierra su canto describiendo negativamente a los inmigrantes en general. Se pregunta por qué envían a la frontera a esta “gringada” que no sirve para nada, puesto que el gringo no sabe luchar ni hacer tareas de campo, como ensillar o carnear.

Análisis

En estos cantos, Martín Fierro describe la vida en la frontera, imponiendo el tono del lamento en la recreación del maltrato y las injusticias allí padecidas. Aunque por ahora no toma una postura de abierta confrontación con quienes lo someten a esta vida infernal, en sus palabras se deja entrever un trasfondo de denuncia, como cuando exclama que si aquello es servir al gobierno, a él no le gusta el modo. Estas palabras dan un indicio de su inminente transformación en gaucho matrero.

En esta parte de su canto toma importancia la cuestión económica. Fierro no solo sufre porque llega a la frontera con muchos bienes que le son arrebatados, sino también porque, como todos los gauchos allí presentes, es obligado a realizar tareas de campo en malas condiciones y sin ninguna paga. Personifica el dinero (al que se refiere mediante la sinécdoque "cobre") diciendo que este no llega, como si cobrar fuera un acto del que sus jefes no se responsabilizan. También realiza una comparación que recupera del imaginario popular, cuando afirma que con el pulpero tienen más cuentas que las que posee un rosario, interpelando de este modo imágenes de la simbología cristiana y conocimientos propios de la cultura oral. Aunque no lo diga con estas palabras, el servicio en la frontera, para Fierro, se reduce a someter al gaucho a un trabajo esclavo.

Ante esta situación, Fierro opta por hacerse el despistado frente a la autoridad, pretendiendo no entender las injusticias que padece. Realiza esta actuación como recurso de supervivencia, puesto que aprende de la experiencia que de nada le sirve reclamar. También se da cuenta de que se aprovechan de su ignorancia, a la cual refiere diciendo que él es un “gaucho redondo”. Sin embargo, aunque algunas cosas escapen su comprensión, él no ignora que allí se dan “negocios feos”, y que los que están en el mando salen beneficiados de la miseria de los gauchos. Reconoce cuando lo engañan, como cuando recoge un dicho popular ("hacer más promesas que un altar") para dar a entender que no confía en las palabras de sus jefes.

En los cantos 3 y 4 podemos ver dos enfrentamientos con la autoridad en los que Fierro todavía es un gaucho “manso”, es decir, un gaucho inocente que no quiere entrar en conflicto. El primero lo tiene con el Juez de Paz, que lo manda a la frontera. Con él había tenido antes un percance a propósito de una votación; se entiende entre líneas que el Juez había querido que Fierro voteara a favor de su partido, pero él no había ido porque aquello no era asunto suyo. Nos cuenta que el Juez lo acusa de servir a la “esposición”; de esta incorrecta forma de decir “oposición”, podemos deducir que Fierro tal vez no conoce el significado de la palabra y que, en efecto, es a tal punto inocente que ni siquiera había comprendido la extorsión. Cuando el Juez vuelve para las levas, Fierro se deja agarrar porque no encuentra razones para escapar. De esta manera, el lector previene cómo se aprovechan del gaucho sin que este hubiese cometido ningún delito.

El segundo enfrentamiento lo tiene con el mayor, a la hora de la paga. Aquí también se aprovechan de su ignorancia, puesto que Fierro, quizás por su condición analfabeta, desconoce que no está en la lista de pagos. En esta ocasión, primero lo maltratan llamándolo “animal”, luego fingen que lo van a ayudar aunque no le pagan y, finalmente, lo mandan al estaquiadero con la excusa de haber provocado un pleito con el gringo. Fierro hasta ahora no quiere rebelarse y casi ni se queja, pero va juntando deseos de escapar, mientras manifiesta en su canto una conciencia clara de las injusticias que padece.

El gaucho no solo tiene conflictos con los que detentan el poder: también se enfrenta con otros parias sociales como él, a los que sin embargo no ve como semejantes. Por un lado, en el canto 3 vemos su enfrentamiento con un indio, quien representa en el poema un estado absoluto de barbarie. Al decir que cuando llega el malón tiemblan las carnes y se parte el corazón, el cantor hace uso de la sinécdoque para expresar el miedo y el dolor que produce el indio, que actúa como un agente del mal que lo destruye todo. Veremos que, hacia el final del poema, esta percepción negativa del indio se modifica.

Por otro lado, el enfrentamiento con el gringo en el canto 5 también nos revela la xenofobia del gaucho, que no puede ver en este a un hombre despreciado como él, que sufre por igual los abusos y los prejuicios. La actitud de Fierro frente al indio y frente al inmigrante responde a un contexto de época eminentemente racista, que afecta también a las personas que, como Fierro, padecen la discriminación racial.