Luvina

Luvina La revolución mexicana

La revolución mexicana fue un complejo proceso político que se extendió por alrededor de diez años, a partir de 1910, pero cuyos conflictos y consecuencias se prolongaron, en buena medida, a lo largo de gran parte del siglo XX.

Se trató de un conflicto armado que comenzó como respuesta a los treinta y cinco de años de la dictadura de Porfirio Díaz, período conocido como el porfiriato. Díaz ejerció el poder entre 1876 y 1911, y, en estos años, el país disfrutó de un notable crecimiento económico y de cierta estabilidad política. No obstante, estos logros solo fueron posibles con altos costos sociales. Un ejemplo muy claro de este proceso es la pérdida de tierras de muchos pobladores rurales: durante la Colonia, muchos pueblos habían podido conservar tierras comunales que, durante el porfiriato, se hicieron parcelables. Así, la posesión de la tierra comenzó a concentrarse, al punto de que, hacia el final de la dictadura, menos del 1 % de las familias en México poseían o controlaban cerca del 85 % de las tierras cultivables.

A principios del siglo XX, a estos problemas sociales se les sumaron una crisis internacional que provocó una fuerte disminución de la exportación de petróleo y una sequía que afectó gravemente la producción agrícola. La crisis económica producto, sobre todo, de estas condiciones, socavó la credibilidad del gobierno.

En este contexto, Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato. Entonces, la situación política comenzó a agitarse, en tanto la oposición cobró mayor relevancia ante la postura manifestada por Díaz. Francisco I. Madero realizó giras en el país con miras a formar un partido político y competir en elecciones. Pero entonces Díaz lanzó una nueva candidatura a la presidencia, y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su estadía en la cárcel, tuvieron lugar las elecciones y Díaz volvió a ganar.

Madero escapó de la prisión estatal y huyó a los Estados Unidos. Desde San Antonio, Texas, el 5 de octubre de 1910, proclamó el Plan de San Luis, que tenía como objetivo tomar las armas contra el Gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El conflicto armado se inició en el norte del país y luego se expandió al resto del territorio nacional. Cuando la sublevación alcanzó la Ciudad Juárez, en Chihuahua, Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia. Lo sucedió Francisco León de la Barra como presidente interino.

En 1911, Madero resultó electo por el voto popular. No obstante, ya desde el comienzo de su mandato mostró diferencias con otros líderes de la revolución, que llevaron al levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual Orozco. En medio de esta crisis, un movimiento contrarrevolucionario encabezado por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta dio un golpe de Estado en 1913. El levantamiento militar, conocido como Decena Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, provocando la reacción de varios jefes revolucionarios, como Venustiano Carranza y Francisco Pancho Villa. Poco más de un año después, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.

A partir de ese suceso, nuevamente aparecieron diferencias en las facciones que se habían levantado contra Huerta. Intentos concretos de asumir un líder único fracasaron, y un grupo denominado los constitucionalistas iniciaron un proceso de redacción de una nueva Constitución y llevaron a Carranza a la presidencia en 1917. Pero la lucha entre facciones continuó. En ese largo período de conflictos, fueron asesinados los principales líderes revolucionarios: Emiliano Zapata, en 1919; Venustiano Carranza, en 1920; Francisco Villa, en 1923, y Álvaro Obregón, en 1928.

Hoy en día no hay un consenso claro acerca de cuándo finalizó la revolución. Se suele acordar que esto pasó en 1920, con la asunción de Álvaro Obregón, pero otras fechas de gran relevancia, que podrían asociarse al final del proceso, son 1917, cuando se firma la Constitución mexicana; 1924, cuando inicia su presidencia Plutarco Elías Calles, o 1928, cuando Obregón es asesinado.