La familia de Pascual Duarte

La familia de Pascual Duarte Resumen y Análisis Capítulos 15-16

Resumen

Capítulo 15

Finalmente, Pascual vuelve a su casa, pero a los siete días de llegado, Lola le confiesa que está embarazada. Pascual le propone llamar a Engracia para que le haga un aborto, pero ella le implora tenerlo; necesita desesperadamente ser madre. Se humilla, le ruega, y él al final accede a tener ese hijo, aunque signifique su deshonra. Lola no quiere decirle a Pascual el nombre del padre de su hijo, porque sabe que Pascual lo matará. Pero este le promete que no lo hará. Entonces ella le confiesa que se trata de Paco, el Estirao, y muere en sus brazos, sin causa médica aparente.

Capítulo 16

Ciego de celos, Pascual va a buscar a Paco a casa de su hermana Rosario, pero no lo encuentra. Una vez más, Rosario se queda con su hermano y lo cuida, y pasan juntos una temporada tranquila, hasta que el Estirao vuelve al pueblo y lo va a buscar. Pascual, que le prometió a Lola no matarlo, le da solo un golpe y lo acusa de haber matado a Lola de tristeza. Pero Paco lo provoca: le contesta que Lola era una zorra, e insiste con chicanas hasta que Pascual termina finalmente matándolo. Lo golpea y lo aplasta con la bota hasta que le crujen los huesos, convirtiéndose así en asesino.

Análisis

Después de su viaje evasivo, Pascual regresa pensando encontrar todo tal como lo había dejado, pero no es así; la realidad es peor aún de la que dejó al partir. Su mujer está embarazada de otro hombre, y esto implica su deshonra: ese niño hará de Pascual el hazmerreír de todo el pueblo. De haber vuelto antes, eso no habría sucedido; la culpa es suya, por no haber estado presente, lo sabe bien. Y de ese error se arrepiente como de ningún otro cuando recuerda su vida, ya condenado a muerte.

Pero Lola se aferra a esta vida como se aferró a las anteriores: necesita ser madre, como sea. En ese deseo de trascender se percibe la necesidad de romper el círculo vicioso que ahorca a la familia Duarte y le impide procrear. La maldición ya no es solo de Pascual: ese niño y Lola, aún sin ser Duarte, también están malditos.

En un acto de gran heroísmo, Pascual le promete no matar al padre de su hijo, quienquiera que sea. Sacrifica así honor por amor. Sin embargo, como pago de su sacrificio recibe el peor castigo: saber que el padre de la criatura es justamente Paco, el hombre a quien él más detesta desde la adolescencia, el que tanto ha herido a su hermana.

Nuevamente el narrador recurre a imágenes de animales, esta vez para representar sus celos: “Un nido de alacranes se revolvió en mi pecho y, en cada gota de sangre de mis venas, una víbora me mordía la carne” (p. 131). El Estirao resume en sí mismo todo lo que significa un hombre sin honra: proxeneta, vividor, violento con las mujeres pero cobarde con los hombres. Huye cuando Pascual lo busca y, cuando finalmente se encuentran, lo incita para que lo mate.

Después de su gran viaje, de tomar aire y estar listo para una nueva vida, la vuelta de Pascual a su tierra, lejos de significar un nuevo comienzo, lo empuja hacia su desgraciado destino de soledad y violencia, a su pesar.