La Cautiva

La Cautiva Resumen y Análisis de Parte quinta: "El pajonal"

Resumen

María y Brián siguen caminando por el desierto, escapándose de los indios. Al amanecer, se acercan a un enorme pajonal. La salud y el ánimo de Brián empeoran cada vez más. Está herido y debilitado, y a su vez, fatigado y angustiado a causa de la huida. María lo cuida en todo momento y lo mantiene con esperanza por medio de palabras de aliento y miradas cariñosas.

Al llegar al pajonal, deciden refugiarse allí durante el día y continuar el viaje a la noche. María y Brián piensan que los salvajes están buscándolos, por lo que consideran que el pajonal les servirá de escondite. También podrán descansar un poco y conseguir algo para alimentarse. Sin embargo, debido al intenso calor del verano, el agua que pueden encontrar en el pajonal está estancada y cenagosa, con peces moribundos y heces de animales. Allí, observan a los animales alimentarse de otros animales: los cuervos se comen a los pescados, la cigueña lleva un reptil en su pico y los caranchos destripan alimañas.

El yo lírico menciona la desdicha de los protagonistas, que van a buscar alimento y agua a un lugar contaminado. Ellos entran de a poco en el pantano y se sientan sobre un nido de yajá, porque es un lugar elevado y podrán mantenerse secos y a salvo. En ese momento, Brián se desmaya. María piensa que su marido está muerto. Mucha angustia y desaliento cruzan su alma en ese instante, pero ella se vuelve más fuerte con cada obstáculo. Se pone de pie y camina entre el barro, corriendo los matorrales a su paso. Va siguiendo un rumor de agua que escucha cada vez más cercano. Finalmente, descubre el cauce de un arroyo que corre entre las pajas. María se alegra, porque esto significa que Brián podrá sobrevivir.

María vuelve al nido donde Brián sigue desmayado, lo carga sobre sus hombros y lo lleva lentamente hasta la orilla del arroyo. Le moja la cabeza, le da de beber el agua limpia y revisa si Brián está respirando. Luego, él se recupera y le dice a María que estuvo cerca de la muerte. Le advierte que él solamente puede traerle más amargura y complicarle el regreso. Ella lo alienta nuevamente a seguir y confía en que se salvarán juntos.

Con el agua del arroyo, María le lava las heridas a Brián y se las vuelve a vendar con mucho cariño. Brián continúa con mucho dolor, pero no lo expresa para no desanimar a su mujer. María va a buscar alimento y, en ese instante, las nubes cubren el sol y protegen a la pareja del intenso calor, aunque sea por un rato.

Análisis

El título de esta parte, "El pajonal", hace referencia al ambiente en el que se desarrollan los hechos. El escenario refleja otra vez el paisaje autóctono de la pampa, pero en esta parte Echeverría incluye detalles desagradables, repugnantes. Aquí vemos un pantano con agua estancada, restos de animales y heces, alimañas destripadas, mal olor, un calor insoportable. Esto contrasta con la valoración positiva del paisaje en el primer canto, por ejemplo.

Para Echeverría, la naturaleza es contradictoria: puede ser refugio en un momento y una trampa al momento siguiente. Al principio, el autor hace referencia al "pajonal amigo", donde podrán encontrar abrigo, refrigerio y sustento. Pero luego de entrar en él, los personajes encuentran un pantano lleno de un lodo pegajoso que les impide avanzar. La naturaleza, hostil o acogedora, acompaña el estado de ánimo de los personajes. El escenario se va transformando a medida que cambia la suerte de María y Brián.

Las imágenes crueles de los animales cazando otros animales recuerdan al episodio del festín, cuando los indios deguellan a la yegua y beben su sangre, que sale a borbotones. En este sentido, las acciones de los animales simbolizan que en el desierto la única ley que rige es la supervivencia del más fuerte. María y Brián deberán aceptarla e incorporarla para sobrevivir. Por otro lado, el énfasis en lo putrefacto coincide con un aspecto macabro del romanticismo, que destaca lo tenebroso y lo grotesco.

En la quinta parte del poema, el personaje de María reafirma su protagonismo y se configura como una verdadera heroína romántica. Es una mujer fuerte, que actúa impulsada por el deseo y el amor a su familia. Es pasional y actúa por instinto. No muestra signos de racionalidad al enfrentarse a la muerte. Esto se puede ver claramente en el pasaje donde Brián le vuelve a decir a María que lo deje morir en el desierto. En su estado de salud, solamente retrasará más el escape de ella y le causará problemas. Sin embargo, ella se niega nuevamente, en un acto de devoción absoluta hacia su marido, que constituye también una acción temeraria y poco razonable, teniendo en cuenta la situación.

El tono hiperbólico del amor de María hacia Brián también refleja un tema frecuente del Romanticismo como corriente estética: los sentimientos desmesurados, excesivos. "-Que vivas tan solo quiero;/ porque si mueres yo muero", dice María mientras le da agua a Brián. El sentimiento de amor por su marido la desborda y es el motor de su fortaleza. La idea de que el amor puede vencer todos los obstáculos, las convenciones y las fronteras es propia de los románticos. Del mismo modo, una vez que el amado muere, nada tiene sentido y la heroína pierde su fuerza, su razón de vivir. Justamente esta concepción idealizada del amor romántico será una de las causas del desenlace trágico de esta historia.

Otro tema frecuente del ideario del Romanticismo que está presente en este canto es la importancia de la libertad. Esta valoración ya se había expresado al final de la tercera parte, "El puñal". María prefiere el suicidio antes que volver a ser prisionera. En este sistema de ideas, la fuerza del amor exagerado es una capaz de vencer cualquier dificultad y llegar al fin último: ser libres y estar juntos.

María cobra características casi sobrenaturales. Previamente, Echeverría había subrayado que ella estaba desaliñada, manchada de sangre, con los cabellos desgreñados. En esta parte, el autor enfatiza su belleza: "Brián (...) débil mirada lenta clava en la hermosa María". Luego, la compara con una flor hermosa y delicada. También incluye una metáfora: "Pero un ángel, su querida". Al compararla con un ángel, Echeverría quiere hacer hincapié en su inocencia y darle un carácter asexuado e ideal. El cambio en las cualidades que se describen tiene como objetivo idealizar al personaje y reflejar la belleza de su espíritu.