La casa de los espíritus

La casa de los espíritus Preguntas de Ensayo

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    ¿Cómo se ven reflejadas las tensiones políticas dentro de la familia Trueba?

    Las tensiones políticas en el seno familiar atraviesan todo el relato. Desde el capítulo 2 ya se manifiestan en los fragmentos narrados por Esteban Trueba, en primera persona. En ellos, Esteban contrapone a su discurso conservador las críticas que le hace su nieta (de la que todavía no sabemos nada) y que dejan vislumbrar un discurso mucho más progresista y socialista. Esteban Trueba justifica su accionar de juventud alegando que él ha mejorado muchísimo la forma de vivir de los peones de campo, pero a ello su nieta le retruca que los ha sometido a repetir la misma estructura social que los coloca en el lugar de campesinos, negándoles la posibilidad de un ascenso mediante la educación y la mejora de sus condiciones laborales.

    A medida que el relato avanza, otros personajes pasan a representar esta tensión política: los hijos de Esteban Trueba. Mientras que el terrateniente se esmera por diferenciarse de la clase obrera, Blanca, su hija, se enamora y se transforma en la amante de Pedro Tercero, un campesino que pregona el socialismo en Las Tres Marías. Entre Blanca y Pedro Tercero también se reproducen estas tensiones, ya que la hija de Esteban Trueba nunca se arriesga a abandonar su posición de privilegio y a casarse con el muchacho devenido en cantor de protesta.

    Finalmente, la tensión política alcanza sus puntos más altos entre Esteban Trueba y su hijo Jaime: mientras que el padre se transforma en senador por el partido conservador, su hijo es amigo del candidato a presidente socialista y se dedica a la labor humanitaria en los barrios pobres. Jaime incluso se cambia el apellido y utiliza el de la madre, para que nadie lo asocie al partido de derecha que representa su padre.

    La tensión política se torna en tragedia cuando, tras el golpe militar, Esteban Trueba abre una botella de champán para festejar mientras, en un centro clandestino, su hijo Jaime es torturado y luego fusilado por ser amigo del presidente.

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    ¿Por que se considera que La casa de los espíritus pertenece al realismo mágico?

    Se considera que esta novela pertenece al realismo mágico por el tratamiento que reciben los hechos maravillos que presenta: en ella lo sobrenatural se propone como una dimensión integrada a la realidad cotidiana de sus personajes. Esto se manifiesta principalmente en Clara, cuyos poderes de clarividencia y telequinesis son constitutivos de la narración. A lo largo del relato, la narrado nivela los componentes sobrenaturales y desmesurados junto a los más cotidianos e intrascendentes. Por ejemplo, de las hermanas Mora se dice que llegaban e intercambiaban con Clara pastelillos, recetas de cocina y técnicas para hablar con los espíritus; al hablar de la institutriz inglesa se menciona que regresó a Europa puesto que no toleró el clima de la región, el picante de la comida y los objetos que Clara hacía volar sobre su cabeza.

    Con estas técnicas, la narradora nos va sumiendo lentamente en un mundo donde lo desmesurado y lo que se sale de la norma del pensamiento occidental, queda totalmente integrado en la cotidianeidad de la vida, característica fundamental del realismo mágico.

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    A lo largo de la novela se establece un contrapunto entre el discurso patriarcal y el feminismo. ¿Cómo?

    Al igual que sucede con la tensión política, es Esteban Trueba el personaje que encarna la masculinidad negativa y el discurso del patriarcado. De joven, cuando se muda a Las Tres Marías y vive durante años alejado de la ciudad, ademas de someter a los campesinos a extensas jornadas de trabajo que paga en bonos, también comienza a abusar sexualmente de las campesinas, especialmente de las adolescentes y niñas. Esteban Trueba se transforma en un depredador sexual que ejerce su poder físico y simbólico para subyugar a las campesinas. Pero este comportamiento extremo no es lo único que lo transforma en un machista violento. Sobre las mujeres en general opina que deben encargarse de la casa y de criar a los hijos, e incluso su concepción del amor está estructurada desde la idea de superioridad masculina: cuando se casa con Clara, manifiesta amarla desesperadamente, pero ese amor implica la posesión de la amada: quiere que Clara sea suya, que obedezca su voluntad y no tenga más pensamientos que para él.

    A ese discurso se le contraponen los personajes femeninos, desde Nívea hasta Alba: Nívea es descripta como la primera feminista del país, y si bien su nieta se burla en la narración de cómo predicaba en las fábricas con sus trajes de pieles y de allí se iba a las confiterías más lujosas de la capital, Nívea implica un gran aporte a la lucha por la igual de derechos. Clara sigue el ejemplo de su madre e intenta hacer lo mismo en Las Tres Marías, pero con poco éxito. Sin embargo, su actuar frente a Esteban Trueba, la forma que tiene de domarlo es en sí mismo un aporte al feminismo. Alba, el último eslabón generacional, vive otra época y la lucha por los derechos femeninos es parte de las consignas que sostiene con sus amigos socialistas. De esta manera, los dos discursos se van equilibrando a lo largo de la novela.

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    ¿Cómo se construye el discurso eurocéntrico en la novela? ¿Qué personajes lo encarnan?

    Es Esteban Trueba la encarnación de todo lo que la narradora parece repudiar. En su discurso constantemente se manifiesta la polarización del valor sobre las vidas: las vidas nativas están en lo más bajo de la escala, mientras que las vidas europeas y estadounidenses representan el escalón más elevado.

    Esto se ve en cómo Esteban Trueba trata a los campesinos mestizos y la deferencia de su trato hacia el Conde de Satigny, un francés llegado después de la Segunda Guerra Mundial que representa la nobleza europea. Al conde se le permiten conductas que hubieran sido censuradas por Esteban Trueba en cualquier otro hombre de la época, incluso en sus hijos: el conde viste a la moda, tiene un recato amanerado y se dedica a la cocina, todas caracteríticas que para Trueba son femeninas y, por lo tanto, negativas desde su discurso machista.

    Por otra parte, hay un constante desprestigio de lo nativo, como sucede con las técnicas de las curanderas meicas o los saberes milenarios del viejo Pedro García, que se desestiman en pos de la ciencia y la tecnología alemana. Irónicamente, la narradora se burla del europeocentrismo y cuenta cómo este discurso falla una y otra vez. Por ejemplo, el científico alemán no puede acabar con las hormigas, cosa que sí hace Pedro Tercero. La medicina occidental no podría haber salvado a Esteban Trueba tras el terremoto, otra cosa que también logra hacer el viejo campesino. Finalmente, el auto importado de los Del Valle, máximo colofón de la ingeniería anglosajona, sufre un desperfecto mecánico que acaba con la vida de la pareja. De esta manera, el discurso eurocéntrico es burlado a lo largo de toda la novela.

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    ¿Qué visión propone la narradora del golpe militar? ¿Cómo se aborda desde una perspectiva histórica? ¿Y desde la subjetividad propia de la narradora?

    La narración del golpe militar lo presenta como uno de los momentos más trágicos de la historia del país. Desde una perspectiva histórica, la narración construye el proceso del golpe con precisión y detalles. Si bien los datos explícitos están borrados de la novela (no se menciona a Allende o a Pinochet con nombre y apellido, no se habla de La Moneda y ni siquera se menciona a Chile), toda la información circunstancial coincide con los registros oficiales del golpe de Estado. La narradora incluso transcribe el último discurso que el presidente dirige a su pueblo, y es una reformulación abreviada del último discurso de Salvador Allende. La novela coloca inteligentemente a Jaime dentro de la sede de gobierno para poder narrarnos desde lo que sucede a este personaje lo que acontece en la mañana del golpe: el bombardeo de La Moneda, la irrupción de los militares y el suicidio del presidente (que la narradora pone en duda).

    Desde la perspectiva subjetiva, la narradora describe su proceso de detención y las torturas a las que la someten en un centro clandestino. Lo hace de momentos con lujo de detalles, como cuando cuenta cómo sumergen su cabeza en un balde de excrementos o cuando la colocan en la perrera, una celda tan pequeña que no es posible para ella ni siquiera sentarse. En otros momentos lo hace con silencios ominosos, como cuando le toca hablar de las violaciones sexuales que sufre y apenas las menciona tácitamente.

    Si bien es innegable que la perspectiva subjetiva predomina sobre la descripción histórica, pues se trata de una obra de ficción narrada a través de los ojos de un personaje que ha vivido los hechos, Isabel Allende se apoya para la construcción de los últimos capítulos en datos precisos de la historia del golpe militar en Chile.