Grandes esperanzas

Grandes esperanzas Guía de Estudio

Grandes esperanzas es considerada una de las novelas más sofisticadas de Charles Dickens, así como también una de las más populares, siendo esta adaptada a obras teatrales y cinematográficas en más de 250 ocasiones.

Al principio, Grandes esperanzas fue publicada por entregas en la revista semanal literaria que el mismo autor había fundado, All the Year Round, desde diciembre de 1860 hasta agosto de 1861. Cada publicación en el All the Year Round contenía dos capítulos y estaba escrita de tal manera que mantenía al lector interesado semana a semana. El lector actual de la novela aún puede sentir el mismo ritmo de suspenso que ciento cincuenta años atrás mantuvo a toda Inglaterra esperando el siguiente número.

La novela puede también ser considerada como una semi-autobiografía de Dickens, al igual que muchas de sus obras, en las que mezcla sus experiencias de vida con su entorno social.

Cuando Dickens comienza a escribir Grandes esperanzas, su decimotercera novela, ya era un héroe nacional. El autor provenía de orígenes humildes, trabajando de niño en una fábrica de cera para zapatos mientras su padre estaba en prisión por deudas, y se había convertido ya en el caballero victoriano por excelencia. Para el momento en que escribe esta novela, Dickens está involucrado en una variedad de aspectos de la vida cultural inglesa: escribe, actúa, produce, realiza giras de libros, publica revistas y, como siempre, trabaja para el bienestar social.

En medio de todo esto, sin embargo, la vida privada de Dickens se había puesto en primer plano. Dickens acababa de separarse de su esposa dos años antes, había rumores de una aventura con una joven actriz en los periódicos y pasaba cada vez más tiempo en su casa de Chatham. Según confesiones del propio Dickens, él había alcanzado mucho más de lo que un niño pobre y trabajador podía haber soñado con conseguir, pero eso no le había asegurado la felicidad. Este tema, la idea de que la felicidad debe buscarse dentro del propio ser, y no en la riqueza material ni en la posición social, se convertiría en el tema principal de Grandes esperanzas.

En algún momento de 1860, Dickens comenzó una pieza que encontró divertida y veraz, y pensó que podría funcionar mejor como novela: "... se abre tanto ante mí que puedo ver la totalidad de una serie que gira en torno a ella, de la manera más singular y cómica", escribió. Dickens les dijo a sus amigos que había vuelto a leer David Copperfield y que la historia le había impactado bastante. David Copperfield era una novela feliz: la historia de un joven que llegó a su fortuna gracias al trabajo duro y la suerte. Sus influencias y similitudes se ven en Grandes esperanzas. Hay, sin embargo, algunas diferencias temáticas importantes, sobre todo en que, aunque no se considera tan autobiográfico como David Copperfield, el personaje de Grandes esperanzas, Pip, parece corresponderse con un Dickens que aprendió algunas duras lecciones más. A lo largo de esta novela, se presentan con fuerza, por ejemplo, el concepto de amor fraterno y amor romántico, el modo en que la sociedad los frustra, la manera en que un hombre debería encontrarlos.

Por razones financieras, Dickens tuvo que acortar la novela, convirtiéndola en una de sus historias mejor escritas y más ajustadas. En cuanto al tono, Grandes esperanzas es deliberadamente más humorística que su predecesora, Historia de dos ciudades. Por otro lado, la mayor diferencia entre Grandes esperanzas y las novelas anteriores de Dickens es la introducción de transformaciones psicológicas dramáticas dentro de los personajes principales, a diferencia de los personajes que cambian solo a través de sus circunstancias y entorno. La historia de Pip configura un aprendizaje, y la novela se centra en su desarrollo.

Con todo, Grandes esperanzas se considera la más equilibrada de todas las novelas de Dickens, aunque aún persiste una controversia sobre el final. Dickens había escrito originalmente un final en el que Pip y Estella nunca volvían estar juntos. Muchos críticos, incluido George Bernard Shaw, sostuvieron que aquel final, aunque deprimente, era más consistente con el tema general y el tono de la novela, que comenzó, continuó y quizás debería haber terminado con una nota seria e infeliz. Sin embargo, Dickens publicó un final donde todo queda perdonado, y Estella y Pip salen juntos del jardín de la Casa Satis. Se trata, quizás, de un final que a Dickens le hubiera gustado tener para su propia vida.