Grandes esperanzas

Grandes esperanzas Ironía

Cuando un vecino le cuenta que vio a su sirvienta pegarle a uno de sus hijos, la señora Pocket llora indignada por el hecho de que los vecinos se metan en los asuntos de su casa (Ironía situacional)

La señora Pocket es una mujer educada para ser una dama de la alta sociedad, pero el resultado de su instrucción es una persona bastante inútil, tan incapaz de trabajar como de cuidar de sus hijos y su hogar. Así, los numerosos hijos del matrimonio Pocket son criados en realidad por los sirvientes.

Cuando un vecino le cuenta a la señora Pocket que vio a su sirvienta pegarle brutalmente a uno de sus niños, la mujer llora de indignación. Lo esperable sería que la razón de su indignación fuera que su hijo sufrió una golpiza por parte de quien debería cuidarlo, pero esto no es lo que sucede. Irónicamente, lo que desata las lágrimas de la señora Pocket es que "los vecinos no pudieran contentarse con cuidar de sus propios asuntos" (p.190).

En su vida de caballero, Pip tiene un sirviente, aunque siente que él es esclavo del hombre que supuestamente trabaja para él (Ironía situacional)

En su vida de caballero, Pip tiene un sirviente a quien, en la narración, apoda "Vengador" (p. 248). La situación se construye como irónica en tanto, en lugar de disfrutar de sus servicios, el protagonista no hace sino padecer como un esclavo la relación con quien debería servirlo, ya que constantemente debe buscarle algo que hacer para así poder estar solo y tranquilo. "Difícil sería dar una prueba más de mi esclavitud con respecto a aquel muchacho que esta constante preocupación de buscarle algo que hacer" (p.249), sentencia el narrador.

Pip se enorgullecía de tener un benefactor que lo convirtiera en caballero y así lo distanciara de la marginalidad y criminalidad que aparecían en su vida, pero el benefactor resulta ser un convicto perseguido por la justicia (Ironía situacional)

El punto de giro más relevante de la novela constituye, a su vez, una gran ironía. El protagonista, queriendo desligarse de su origen marginal, y con aspiraciones de ser parte de la alta sociedad, se siente profundamente agradecido por su destino cuando un benefactor secreto procura hacer de él un elegante caballero. Así, Pip cree estar huyendo de la marginalidad y la criminalidad que se asociaban a él en su pasado, pero, en un momento, se revela que su benefactor es, en verdad, un convicto perseguido por la justicia. La situación se revela completamente irónica, en tanto el protagonista se da cuenta de que su vida de caballero, por la que creía estar distanciándose de lo que consideraba despreciable, estuvo en realidad financiada y gestionada por un representante de aquello mismo de lo que creía estar alejándose.

Pip buscaba desesperadamente despojarse de la marginalidad y criminalidad para convertirse en un caballero elegante capaz de conquistar a Estella, pero esta sofisticada muchacha de alta sociedad resulta ser hija de criminales (Ironía situacional)

Otra gran ironía de la novela es la que aparece cuando se revelan los verdaderos orígenes familiares de Estella. La muchacha era para Pip representativa de la sofisticación y delicadeza propios de la alta sociedad, y en pos de conquistarla es que el muchacho procuraba desligarse de todo rastro de marginalidad y criminalidad. Sin embargo, irónicamente, los orígenes familiares de Estella revelan que la muchacha está más cerca del crimen y la marginalidad social que lo que Pip se hubiera imaginado: la madre de la chica es una asesina que luego se convirtió en sirvienta, y el padre es un criminal eternamente perseguido por la justicia.

Los alcances de esta vuelta irónica exceden a lo que refiere al personaje de Estella, y parecen servir a la construcción de una crítica social que se desenvuelve en la novela: la alta sociedad, que tan impoluta y delicada se pretende, está en realidad más envuelta en la criminalidad de lo que se ve a simple vista.