Grandes esperanzas

Grandes esperanzas Resumen y Análisis Capítulos 50-59

Resumen

Capítulo 50

Pip se va a casa y Herbert se ocupa de sus quemaduras. Magwitch le contó a él y a Clara su historia. Él era el esposo de la sirvienta de Jaggers. La mujer acudió a verlo el día que asesinó a la otra mujer y le dijo que iba a matar a su hija, y que Magwitch nunca volvería a ver la beba. Y Magwitch nunca volvió a ver a su hija, a quien considera muerta desde entonces. Pip asocia los datos: Magwitch es el padre de Estella.

Capítulo 51

Pip visita a Jaggers. Le informa de sus recientes descubrimientos: su sirvienta es la madre de Estella, a quien Jaggers entregó a la señorita Havisham, y Magwitch es el padre de la muchacha. Jaggers no estaba al tanto de esto último. El abogado cuenta los hechos: en aquel momento, decidió quitarle la beba a su defendida, la madre de Estella, puesto que la mujer amenazaba con matarla. Se la entregó a la señorita Havisham, quien hacía tiempo quería adoptar y tenía los recursos para darle un buen futuro, a salvo de la peligrosa vida criminal. Su razonamiento asombra a Pip, y más aún a Wemmick, por su humanidad. Jaggers dice que quería salvar a la niña, darle una oportunidad en la vida, porque había visto crecer a demasiados niños en su situación dentro y fuera de las cárceles.

Capítulo 52

Wemmick le dice a Pip que llegó el momento de sacar a Magwitch del país. Herbert y Pip planean tomar el barco con Magwitch al día siguiente, y llevarlo por el Támesis hasta que se topen con un barco de vapor que se dirige a un puerto extranjero.

Pip recibe una carta anónima que le pide que se presente en los pantanos esa noche. Entonces viaja a su ciudad natal y camina hacia los pantanos. Antes, le deja una nota a Herbert diciendo que volverá más tarde, sin especificar nada.

Capítulo 53

Pip va a los pantanos y entra a una choza donde ve luz, esperando que se presente el escritor anónimo de la nota. Apenas ingresa es asaltado por Orlick, quien lo ata y le dice que lo matará de inmediato. Pip no quiere morir, sobre todo porque todavía tiene obligaciones morales que cumplir con Magwitch (sacarlo a salvo de Inglaterra) y con Joe (pedirle perdón).

Orlick admite haber golpeado a la Sra. Joe en la cabeza. Luego, afirma estar trabajando para Compeyson, quien no permitirá que Magwitch escape. Justo cuando parece que Orlick lo va a matar, Herbert y Trabb irrumpen por la puerta. Orlick escapa.

Capítulo 54

A la mañana siguiente Pip, Herbert y Magwitch salen en bote. Reman río abajo todo el día y llegan a tierra firme buscando una posada para pasar la noche.

Continúan viaje al día siguiente. Están a unos pocos pies del barco de vapor que esperan abordar cuando otro bote, liderado por Compeyson, irrumpe su plan. De inmediato, el barco de vapor se acerca tanto que hace volcar ambos botes. Compeyson y Magwitch desaparecen bajo el agua, y Pip y Herbert se reencuentran en una especie de barco de la policía.

Magwitch finalmente emerge del agua. Él y Compeyson lucharon por un tiempo, pero Magwitch lo dejó ir. Según todos asumen, Compeyson se ahogó. Una vez más, Magwitch es encadenado y arrestado.

Pip se sienta junto a Magwitch, herido y exhausto, y siente que permanecerá a su lado hasta el final. Pip también se da cuenta de que el gobierno inglés se quedará con toda la fortuna de Magwitch.

Capítulo 55

Magwitch está en la cárcel, bastante enfermo. Herbert se va a Egipto con la empresa, y planea casarse con Clara tan pronto como muera su padre. Le ofrece a Pip un trabajo como su empleado en la empresa, así como un lugar para quedarse, con él y Clara, una vez que se instalen. Pip no puede dar su respuesta sobre el trabajo hasta que vea la situación de Magwitch, pero le pide a Herbert que mantenga el puesto vacante durante unos meses para él. Herbert responde que puede guardárselo por años.

Wemmick invita a Pip a su castillo un día de semana, anunciando que se tomará el día de trabajo por primera vez en doce años. Cuando Pip llega, Wemmick le sirve un desayuno y luego le pide que lo acompañe a dar un paseo. Los hombres caminan y llegan a una iglesia, donde están la señorita Skiffins y el padre de Wemmick. Con Pip como testigo, Wemmick y la señorita Skiffins se casan.

Capítulo 56

Pip visita diariamente a Magwitch en prisión. Se siente culpable por haberlo despreciado y haberle temido apenas poco tiempo atrás.

Magwitch es condenado a muerte, y la sentencia se lleva a cabo con otros treinta y dos convictos, también condenados a muerte. Dentro de los diez días posteriores a la sentencia, Magwitch muere en prisión. Pero antes de eso, Pip le susurra que la hija que creía muerta "es una dama y muy hermosa", y agrega: "Yo la amo" (p.465). Magwitch besa la mano de Pip y muere.

Capítulo 57

Pip, debilitado por sus quemaduras, la pelea con Orlick, lo sucedido con el barco y Magwitch y el estrés psicológico general, tiene fiebre durante casi un mes. Los acreedores y Joe entran y salen de sus sueños y su realidad. Finalmente, recupera sus sentidos y ve que, de hecho, Joe ha estado allí todo el tiempo, cuidándolo.

Joe le informa que la señorita Havisham, quien había enfermado, murió, y que le dejó a Estella casi toda su herencia, aunque también le dejó bastante a Mateo Pocket. Al resto de los familiares se les dio muy poco. Orlick ha sido encarcelado tras robar y golpear a Pumblechook.

Pip recupera lentamente su fuerza. Al ver esto, Joe se escabulle una mañana dejando solo una nota. Pip descubre que Joe ha pagado su enorme deuda. Se compromete a volver a la fragua y a pedir perdón por todo lo que ha hecho. También quiere pedirle a Biddy que se case con él.

Capítulo 58

Pip regresa a su pueblo natal y es tratado con cierta frialdad por el pueblo que fue tan amable con él cuando era un gran caballero. Se reúne con Pumblechook, quien culpa al mismo Pip por su caída en desgracia, alegando que fue descortés y desagradecido con él, su primer benefactor y amigo.

Pip camina hacia la fragua, creando una imagen en su mente de la vida simple y feliz que tendrá con Biddy. Pero cuando llega, Joe y Biddy le dan, felices, la noticia de que acaban de casarse. Pip se alegra por ellos, y por no haberle contado a Joe sus ideas acerca de Biddy. Les desea lo mejor y les ruega que lo perdonen por todo lo que hizo. Ellos acceden.

Luego, Pip comienza a trabajar para la firma de Herbert y vive con él y Clara, ahora casados. En un año, se convierte en socio. Trabaja duro y le devuelve el dinero a Joe.

Capítulo 59

Debido a estar fuera del país trabajando para la empresa de Herbert, Pip no ha visto a Biddy ni a Joe durante once años. Sin embargo, mantuvo con ellos correspondencia diaria.

Finalmente los visita y conoce a su hijo, un pequeño al que han nombrado Pip. El protagonista juega con el niño, tal como Joe lo hizo con Pip años atrás.

Luego de algunas preguntas de Biddy, Pip asegura ser un soltero bastante asentado. Vive con Clara y Herbert y cree que nunca se casará. Sin embargo, va a la casa Satis esa noche para pensar una vez más en la chica a la que amó tanto tiempo.

Allí se encuentra con Estella. Drummle la trató con rudeza mientras duró el matrimonio, y murió pocos años atrás. Ella asegura haber conocido la angustia y, aunque de un modo doloroso, haber logrado desarrollar sentimientos. Ahora le pide perdón a Pip por lo que le hizo. Los dos salen del jardín tomados de la mano. El narrador acaba diciendo: “ya no vi la sombra de una nueva separación entre Estella y yo” (p. 488).

Análisis

Las develaciones continúan hasta el final de la novela, y Pip no puede sino dejar que la realidad lo sorprenda. Según el protagonista descubre en estos últimos capítulos, Estella no solo es hija de una asesina, sino que su padre es también un criminal. Y no cualquier criminal, sino el mismo Magwitch. Así, la muchacha que representaba para Pip la inmaculada y elegante perfección de la alta sociedad, se encuentra mucho más ligada al crimen y la marginalidad de lo que este hubiera podido imaginarse jamás. Enamorándose de Estella, Pip se estuvo dirigiendo ciegamente hacia aquello de lo que intentó huir desde el principio.

Antes, Pip despreciaba a las personas de bajo linaje o que resultaban asociadas a lo marginal. Pero ahora, en tanto Pip ya no puede despreciar a Estella, a quien considera la dama más bella y elegante del mundo, la jerarquía de valores empieza a modificarse en su interior. Pip debe comenzar a reevaluar el modo en que juzga a las personas. Se ha juzgado a sí mismo con dureza, en ocasiones, porque siente que siempre ha estado rodeado de criminales y violencia, y que eso en algún punto disminuía su valor como persona. Esta clase de juicio pierde validez en el presente de Pip: Estella, la mujer más admirable del mundo, es hija de un convicto, quien es, a su vez, su propio benefactor. Pip y Estella no estarán unidos entonces por el ala de la señorita Havisham, como el protagonista creía anteriormente, pero sí tienen en común a una suerte de padre en Magwitch (genético, en caso de Estella; simbólico para Pip).

La resolución de los misterios se combina con el desvelamiento de las verdaderas personalidades de los personajes involucrados en la trama. Con el episodio de la beba Estella, Jaggers revela tener más sentimientos de lo que aparentaba. Por otro lado, el regreso al pueblo natal de Pip luego de que se corriera el rumor de que había perdido su fortuna expone las verdaderas personalidades de sus cohabitantes. Pumblechook vuelve a tratar con desdén al mismo muchacho frente al cual poco antes se habría arrodillado. Y como era de esperar, los únicos que no cambian (ni cambiaron nunca) su comportamiento frente a Pip resultan ser Joe y Biddy. El mismo Joe, sin ir más lejos, vuelve a evidenciar su personalidad caritativa, generosa y cariñosa al cuidar de Pip durante su enfermedad y al saldar su deuda. Joe es un personaje de suma nobleza, que actúa en pos del bienestar de sus seres queridos sin pedirles nada a cambio. Por otro lado, Joe deja en evidencia que encuentra más facilidad en su vínculo con Pip cuando este se encuentra vulnerable: apenas el joven se recupera, Joe abandona la escena. De algún modo, pareciera dejar a Pip la decisión de mantener o no, encontrándose ya saludable y fuerte, la relación con su viejo amigo.

El personaje de Orlick, tal como acaba por desenvolverse en estos capítulos, encarna en la novela la violencia injustificada. Es, probablemente, el único personaje (además de Compeyson, pero este ocupa un lugar demasiado secundario en la trama) verdaderamente malvado de la novela. Orlick actúa simplemente motivado por su ira, primero con la Sra. Gargery, ahora con Pip. Al mismo tiempo, si hay un personaje al cual Pip no le presenta la más mínima compasión, es él. Después de todo, este fue responsable de la muerte de su hermana. Lo que la novela expone en este personaje, al parecer, es que el odio engendra odio.

Esto último también queda en evidencia en la distribución de la herencia de la señorita Havisham. La mujer demuestra haber oído a Pip cuando este defendió a Mateo Pocket, en tanto decidió retribuir con parte de su herencia a aquel primo al que había echado de su casa años atrás. Por otro lado, los otros familiares, que solo mantenían relación con la señorita Havisham por interés, son recompensados con una mínima porción de su fortuna.

En las recompensas que los personajes obtienen por su accionar, la novela cifra una suerte de moraleja. Esto puede verse en los finales felices o infelices de los personajes, que generalmente coinciden con la moralidad o inmoralidad de sus actos pasados. Es preciso prestar atención al caso de los amigos de Pip, que encuentran la felicidad. Herbert triunfa en su trabajo y además se casa con la mujer que amaba, Clara. Wemmick, por su parte, cumple su sueño de casarse con la señorita Skiffins. En contraste con estos, Pip se encuentra durante un buen tiempo en grandes aprietos. No tiene trabajo, ya no tiene una fortuna a disposición, Estella se ha casado con otro, y su padre adoptivo agoniza en la cárcel. Si se reúnen estos casos puede evidenciarse un juicio de orden moral en la construcción de la trama de la novela. Herbert es un hombre alegre, trabajador, honesto. Su amabilidad con Pip y su amor sincero por una mujer demuestra que es un hombre moral y recto. La felicidad, entonces, parece ser el premio al hombre que ha vivido una vida honesta. Del mismo modo, Wemmick también ha mostrado amabilidad e increíble generosidad con Pip y su padre, poniendo incluso en riesgo su profesión. Él también se ha ganado una buena vida con una buena mujer. En contraste, Pip, con sus quizás desmedidas expectativas, no ha logrado cumplir ninguna de ellas, y por un tiempo no tiene ni la más mínima esperanza de vivir una vida tranquila y feliz. Sin embargo, a través de sus dificultades, Pip se va transformando de un niño orgulloso a un verdadero caballero, que respeta las buenas relaciones y y no se deja influir por los prejuicios de la sociedad. Al ser testigo de dos hermosos matrimonios amorosos, el de Herbert y Clara y el de Wemmick y la señorita Skiffins, Pip comienza a aprender lo que es importante.

En los últimos capítulos de la novela, el protagonista finalmente logra quitarle peso a las expectativas relativas al futuro para enfocarse en lo que tiene en su presente, mayormente en quienes lo rodean. Esto se evidencia en el tiempo que Pip pasa junto a Magwitch, ahora enfermo y viviendo sus últimos días en la prisión. En relación a esto, el hecho de que la pérdida de la fortuna de Magwitch no parezca merecer la preocupación de Pip demuestra ciertos efectos ya positivos de su transformación personal. El protagonista pasa tiempo con otros sin interés mediante, sin la expectativa de obtener algo de ellos, sino por el mero hecho de querer ofrecer su compañía a alguien que siente cariño por él.

Una última frustración de expectativas se presenta ante Pip con el matrimonio de Biddy y Joe. Y es que el joven, al decidir casarse con Biddy, sigue conduciéndose más por ideas y preconceptos que por la realidad. La opción de casarse con Biddy aparece en los pensamientos de Pip como una suerte de premio consuelo: él no está enamorado de la muchacha, solo se deja llevar por la idea pintoresca de una vida “simple” en su pueblo natal, como si nada de lo anterior hubiese sucedido. En efecto, cuando imagina esta posibilidad, Pip se encuentra caminando por su pueblo natal y admirando su belleza de un modo casi idílico e irreal. Al hacerlo, no está observando realmente el espacio que lo rodea sino utilizándolo como un nuevo escenario donde volcar sus expectativas. Esto mismo hace, en su pensamiento, con Biddy, convirtiendo en su mente a una chica a la que no ama en su esposa “ideal”. La expectativa se frustra porque, una vez más, Pip se adhiere a los conceptos sociales de lo que es la felicidad (la vida en un pueblo simple con una esposa simple) en lugar de ver a las personas y las relaciones por lo que realmente son. Pip, de hecho, no piensa en Biddy cuando imagina su vida juntos. No aprecia esa relación por lo que es. Si hubiera prestado atención a las relaciones reales involucradas en lugar de crear una versión idílica de ellas, habría visto el amor de Biddy por Joe y el de Joe por ella. Habría visto que el lugar de Pip en la fragua era como amigo, no como esposo. Habría comprendido que, en la vida real, las personas no son elementos a su disposición, a las que puede dejar o tomar según su conveniencia.

Hacia el final de la novela, se presenta la sensación de que la vida de Pip en realidad apenas comienza. El viaje a través de expectativas y frustraciones resulta ser una preparación para vivir una vida plena. Pip comienza a trabajar para ganar honestamente su dinero, comienza a ser leal a sus amigos, a comportarse con generosidad y amabilidad con todas las personas, sin importar su lugar en la jerarquía social. En esencia, Pip puede mirar el pasado como a una serie de errores que le permitieron aprender y configurar expectativas más realistas, y menos mágicas, en relación a su futuro. Pip parece haber aprendido, finalmente, todo lo que la vida lo forzó a aprender.

El capítulo final de Grandes esperanzas presentó, y continúa presentando, gran controversia en la crítica literaria. Dickens había escrito, inicialmente, un final diferente, en el que Pip se encontraba con Estella en una calle de Londres, pero ella no había cambiado en absoluto y él, a su vez, ya no sentía nada por ella. Muchos críticos consideran que este primer final resultaba más acorde a la novela: Pip debía llegar a alcanzar la felicidad a través de su propio proceso interno, y no a través de una situación externa, como lo son cierta posición social, el dinero u otra persona.

Sin embargo, también es cierto que, en el final que Dickens efectivamente publicó, el amor de Estella no aparece como un eslabón necesario para la transformación de Pip, sino más bien como una recompensa por un proceso ya realizado. El protagonista pasó once años dedicándose a una vida honrada e intachable cuando Estella vuelve a cruzarse en su camino. Además, en este reencuentro, ambos personajes tienen mucho más en común que lo que tenían años atrás. Estella también sufrió y, gracias a eso, logró convertirse en una persona con sentimientos, capaz de compadecerse por el sufrimiento ajeno y pedir disculpas por sus malas acciones. La relación amorosa, que hubiera sido insalubre y desigual tiempo atrás, pareciera ahora poder ser luminosa y saludable. La novela parece proponer, con este final, otra tesis moral: la felicidad no es inconquistable, pero hay que volverse merecedor de ella para que se haga presente en la vida.