Estrella distante

Estrella distante Resumen y Análisis Capítulos 1-2

Resumen

Capítulo 1

Estrella distante comienza con el relato de cómo el narrador, Arturo B., ve por primera vez en un taller literario a Carlos Wieder. Corre el año 1972 en la capital provinciana de Concepción, Salvador Allende aún se encuentra en el sillón presidencial de Chile y los poetas tienen entre diecisiete y veintitrés años. En ese momento, Carlos Wieder se hace llamar todavía Alberto Ruiz-Tagle y asiste a los dos mejores talleres literarios de la ciudad, según Arturo: el taller de Diego Soto y el de Juan Stein. A ojos de todos, Ruiz-Tagle es un personaje particular, autodidacta, bien vestido siempre y con una gran facilidad para trabar amistad con las mujeres de los talleres.

En el taller de Stein, las hermanas Garmendia se hacen amigas de Ruiz-Tagle casi de inmediato. Angélica y Verónica Garmendia son ambas poetas, admiradas por sus compañeros. A través de ellas, Arturo y su amigo Bibiano se hacen amigos también de Ruiz-Tagle. Solo Bibiano conoce la casa del misterioso compañero: “la casa le pareció preparada, dispuesta para el ojo de los que llegaban, demasiado vacía, con espacios donde claramente faltaba algo” (p.17).

En el taller de Soto, el Taller de la Facultad de Medicina, Ruiz-Tagle se hace amigo de Carmen Villagrán, una buena poeta, aunque no tan buena como las Garmendia; el enigmático joven traba lazo también con Marta Posadas, a quien todos a partir de aquí se referirán como la Gorda Posadas.

“Alberto se sinceró conmigo (...). Todo el mundo cree que está enamorado de la Verónica Garmendia (...)” (p.24) le dice un día la Gorda Posadas a Bibiano y Arturo. Luego, “se sonrió como si estuviera en posesión de un gran secreto” (p.24). Pocos días después de ese comentario, llega “el golpe militar y la desbandada” (p.26). A raíz de este hecho, las hermanas Garmendia se van a la casa de campo de sus difuntos padres en Nacimiento.

“A partir de aquí mi relato se nutrirá básicamente de conjeturas” (p.29) dice Arturo. Un atardecer aparece por el camino de tierra de la casa de campo de las Garmendia el compañero Ruiz-Tagle. Alegres, las jóvenes lo invitan a quedarse a dormir. Conversan de poesía, de Nicanor Parra, Enrique Lihn, Sylvia Plath y la poesía civil. Comen, beben, disfrutan. Dice Arturo: “Unas horas después, Alberto Ruiz-Tagle, aunque ya debería empezar a llamarle Wieder, se levanta” (p.31). Todas las mujeres de la casa duermen, salvo Amalia Maluenda, la empleada doméstica. Luego de matar a la tía, Wieder va a la habitación de Amalia, pero encuentra la cama vacía.

Wieder camina por los pasillos, un automóvil con cuatro hombres llega a la casa. “Detrás de ellos entra la noche en la casa de las hermanas Garmendia” (p.33) dice el narrador. Un cadáver aparecerá años después en una fosa común, el de Angélica. Sólo ese, “como para probar que Carlos Wieder es un hombre y no un dios” (p.33) dice Arturo.

Capítulo 2

“Por aquellos días, mientras se hundían los últimos botes salvavidas de la Unidad Popular, caí preso” (p.34) dice Arturo. Gracias a este hecho es que puede presenciar en el Centro La Peña junto a otros detenidos el primer acto poético de Carlos Wieder. Aunque, en ese momento, Arturo no sabe todavía quién es Carlos Wieder ni qué pasó con las hermanas Garmendia.

Ese atardecer, Carlos Wieder, piloteando un avión, comienza a escribir un poema en el cielo. Uno de los presos, Norberto, que se estaba volviendo loco, grita que el avión es un Messerschmitt 109 de la Luftwaffe, “el mejor caza de 1940” (p.36). Norberto dice que regresa la Segunda Guerra Mundial, que es el renacimiento de la Blitzkrieg. Luego, mira al cielo, ruega y pide perdón por sus pecados.

Después de escribir versículos de la Vulgata (la traducción al latín de la Biblia hebrea y griega), Wieder deja en el cielo una última palabra en letras mayúsculas: “APRENDAN” (p.39). Norberto y Arturo conversan en el patio del presidio después de esta exhibición. Califican a Wieder de “poeta” y de “persona educada” (p.40).

Análisis

Estrella distante comienza con un epígrafe, “¿Qué estrella cae sin que nadie la mire?”, de William Faulkner; una dedicatoria a Victoria, pareja de Bolaño, y su hijo Lautaro; y unas breves palabras introductorias. En este comentario preliminar, Bolaño enmarca la historia que va a narrarse dentro de lo que, años después, llamaremos su proyecto literario, su universo. Dice allí que la historia de Carlos Wieder, protagonista de Estrella distante, es la “historia más larga” (p.11) de Carlos Ramírez Hoffman. La biografía de Hoffman es una de las biografías apócrifas que componen la novela anterior de Bolaño, La literatura nazi en América.

Según estas palabras preliminares, la historia de Hoffman le fue referida en su momento al autor por su amigo Arturo B., “veterano de las guerras floridas y suicida en África” (p.11). Arturo no había quedado conforme con el resultado de este relato en la novela anterior, por lo cual le propone, según este prólogo, instalarse en la casa de Bolaño en Blanes y narrarle la historia completa de Hoffman/Wieder, con lujo de detalle, otra vez. Es interesante remarcar que estas palabras preliminares están escritas por Bolaño, lo sabemos porque habla de su libro anterior La literatura nazi en América, pero a la vez le es referida por Arturo B., su álter ego.

No es casual que en estas palabras preliminares de Estrella distante se mencione al “fantasma de Pierre Menard” (p.11). Recordemos que Pierre Menard es el escritor apócrifo, creado en un cuento por Jorge Luis Borges, que escribe algunos capítulos del Quijote de Cervantes de manera idéntica a Cervantes pero en el siglo XX. En la novela de Bolaño tendremos un relato, también duplicado, que cuenta la historia de Hoffman/Wieder en su, podría decirse, versión extendida. Al comparar la versión primera del relato, en La literatura nazi en América, con esta otra, considerablemente ampliada, se obtiene un perfecto ejemplo de lo que se podría entender como fractalidad literaria: es decir, una secuencia cuyo perfil o sentido se mantiene, independientemente de que ampliemos o reduzcamos su extensión.

Entonces, el proyecto literario de Bolaño, que para el momento en que escribe Estrella distante estaba apenas asomando su proa, puede ser analizado como un gran fractal. Por un lado, nos encontramos con que historias mínimas se expanden en textos posteriores; por el otro, protagonistas clave de algunos textos pasan a ser meros extras en otros. Las referencias cruzadas de este tipo son múltiples: sin ir más lejos, para ejemplificar, muchos años después Bolaño escribirá Los detectives salvajes en donde, en uno de sus capítulos, retrata el momento en que Arturo B, narrador de Estrella distante, se adentra en la selva africana, cosa que está mencionada en estas palabras preliminares al decir de Arturo que es un “suicida en África” (p.11). Estas relaciones en el proyecto literario de Bolaño son innumerables.

Antes de adentrarnos en la historia propiamente dicha, cabe reponer un poco los dos procesos históricos importantes a los que no sólo se hace referencia en la novela, sino que están tomados como temas centrales en ella. En primer lugar, el trasfondo histórico que comprende el tiempo de la narración: comienza con el relato de la primera vez que el narrador vio a Wieder en 1971, quizá 1972, “cuando Salvador Allende era presidente de Chile” (p.13). El gobierno de Salvador Allende pretendía en Chile llegar al socialismo por la vía democrática y gradual. Allende ganó las elecciones en su cuarta candidatura con una gran cantidad de votos. Aun así, la presión sobre su gobierno y la crisis económica lo debilitaron, y el 11 de septiembre de 1973 fue derrocado. Su suicidio en la Casa de Moneda antes de ser apresado fue el punto final de una experiencia socialista chilena en la cual se nacionalizaron recursos naturales y se intentó mediante fuertes políticas públicas una redistribución de la riqueza. En el Capítulo 2, Arturo B. cuenta que fue detenido luego del golpe (año 1973), “mientras se hundían los últimos botes salvavidas de la Unidad Popular” (p.34). En esos días convulsionados muchos compañeros y amigos son detenidos, desaparecen, se exilian. En particular, las hermanas Garmendia son víctimas de Ruiz-Tagle/Wieder y cuatro supuestos cómplices. Arturo nada sabe de esto, como tampoco sabe aún que Wieder es Ruiz-Tagle. Volveremos sobre esto en la siguiente sección.

Además, hay otro gran proceso histórico que atraviesa el texto de manera oblicua: la Segunda Guerra Mundial. Roberto Bolaño era un declarado fanático de la Segunda Guerra Mundial. Esto se ve de forma lateral en algunos personajes de otros textos, pero más cabalmente en novelas como La literatura nazi en América, en uno de los relatos que compone 2666 o en El tercer Reich. En el caso de Estrella distante tenemos un primer guiño a la Segunda Guerra en el personaje de Norberto, un loco que se encuentra detenido junto a Arturo B. y reconoce con mucha destreza el avión que comanda Wieder, un caza de 1940. Tanto la Segunda Guerra como el contexto histórico chileno, la dictadura, encarnan el tema que Bolaño intenta abordar como principal: el mal.

Retomando el inicio, en el primer capítulo de Estrella distante, el narrador, Arturo B., cuenta cómo conoce a Ruiz-Tagle. Alberto Ruiz-Tagle es el alias que en ese momento utiliza Carlos Wieder. Además del hecho de que frecuenta los dos talleres de literatura a los que van Arturo y su amigo Bibiano O’Ryan, los jóvenes saben muy poco sobre él. Bibiano conoció hace un tiempo la vacía y silenciosa casa de Ruiz-Tagle, que parecía según él haber sido dispuesta para esconder algo del ojo ajeno. Algo también curioso es que se hace amigo de las mujeres de todos los talleres: las hermanas Angélica y Verónica Garmendia (con quien el misterioso poeta mantiene un vínculo afectivo), Carmen Villagrán, Marta Posadas. Y, por último, un dato no menor para lo que vendrá luego es que, mientras todos los jóvenes en los talleres hablan una especie de “jerga marxista-mandrakista”(p.16), Ruiz-Tagle habla distinto. Se expresa de un modo particular, neutro, en “ese español de ciertos lugares de Chile (lugares más mentales que físicos) en donde el tiempo parece no transcurrir” (p.16).

Podemos pensar que es una suerte de anticipo el hecho de que la primera sugerencia de que las cosas no son lo que parecen alrededor de Ruiz-Tagle la hace Marta Posadas. “Alberto se sinceró conmigo (...). Todo el mundo cree que está enamorado de la Verónica Garmendia (...)” (p.24) dice. Según Arturo, “la gorda se sonrió como si estuviera en posesión de un gran secreto” (p.24). Estas palabras cobran algo más de sentido más adelante en el primer capítulo cuando, efectivamente, Ruiz-Tagle, que según el narrador ya puede llamarse Carlos Wieder, deja entrar a casa de las Garmendia a aquellos que “buscan a quienes se esconden” (p.32). Esta es, probablemente, una referencia histórica a la DINA, la Dirección de Inteligencia Nacional chilena, una policía secreta que se encargó de los secuestros durante la dictadura militar de Pinochet.

En el Capítulo 2, el piloto de las Fuerzas Armadas Carlos Wieder dibuja en el cielo letras con su avión. Escribe un poema, o, para ser más precisos, escribe un fragmento del Génesis de la Biblia Vulgata, la traducción de la Biblia hebrea al latín. Solo la última expresión que escribe en el cielo, “APRENDAN” (p.39), está en español. Wieder desarrolla una forma radical, vanguardista, de expresión con el fin de explorar de los límites de la moral y la corrección política. El personaje se inspira en la configuración más arquetípica del nazismo (como búsqueda fundamentalista de la pureza más allá de los límites morales). Wieder es la figura del superhombre que propone el filósofo Friedrich Nietzsche según la comprensión hitleriana, según la percepción de la ultraderecha militarista chilena que alcanzó niveles extremos en aquellos años. Como bien dijimos, en su primera exhibición aérea, el piloto reescribe el primer fragmento del Génesis, tomado de la Biblia Vulgata, que hace referencia al inicio de los tiempos y a la creación de los cielos y la tierra: “IN PRINCIPIO… CREAVIT DEUS… COELUM ET TERRAM” (p.36). Estas líneas bíblicas, que se traducen como “en el principio Dios creó el cielo y la tierra”, pueden funcionar como una metáfora de la propia creación del poeta, un inicio, un despertar.

El carácter religioso (incluso apocalíptico, a pesar de que los fragmentos son tomados del Génesis) de los versos que el piloto dibuja en el cielo contribuye a la configuración de un Wieder casi profético o mesiánico. Además, sus palabras pretenden anunciar el principio de los nuevos tiempos, el renacer del pueblo chileno, un nuevo orden que dará luz a su patria, sumida en la oscuridad y el abismo: “TERRA AUTEM ERAT INANIS… ET VACUA… ET TENEBRAE ERANT… SUPER FACIEM ABYSSI… ET SPIRITUS DEI…FEREBATUR SUPER AQUAS ...” (p.36), que se traduce como “la tierra, estaba informe y vacía, las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas”. Esta acción poética de alto cariz religioso se asocia también a la parafernalia nazi (el discurso hitleriano estuvo siempre muy vinculado a la estética cristiana). Volveremos, por supuesto, sobre las expresiones artísticas de Carlos Wieder más adelante.