El Diario de Ana Frank

El Diario de Ana Frank Resumen y Análisis del 12 de junio de 1942 al 8 de julio de 1942

Resumen:

El epígrafe de este libro se encuentra escrito en el puño y letra de Ana y expresa su deseo por poder confiarle “todo” a su diario, y que este sea un gran apoyo para ella.

El primer registro del diario es del 12 de junio, el cumpleaños número trece de Ana. Ella cuenta que se despertó temprano y tuvo después que contenerse hasta las siete de la mañana para despertar a sus padres y abrir sus regalos. Admite que el diario, uno de los presentes, es probablemente “uno de mis regalos más bonitos”. Ana hace la lista de regalos que recibió, y cuenta que después se fue rumbo a la escuela con su amiga Hanneli. El domingo, Ana tiene una fiesta de cumpleaños con sus amigos de la escuela. Su madre siempre le pregunta a Ana con quién se va a casar, y Ana ha podido disuadirla del chico que le gusta, Peter Schiff. Ana habla sobre sus amigos de la escuela.

El sábado 20 de Junio, Ana confiesa que quiere que su diario sea un amigo para ella. A diferencia de sus otros amigos, se trata de alguien en quien pueda confiar completamente. Aunque Ana tiene una familia amorosa y muchos amigos, se siente aislada y sola a veces, y desea poder hablar abierta y honestamente sobre todo con su diario. Es así que Ana decide llamar a su diario “Kitty” y se dirige a él como lo haría con una amiga. Ana le cuenta a Kitty la historia de su familia: el matrimonio de sus padres, su nacimiento en 1929 en Francfort, y su migración hacia Holanda en 1933, porque "somos judíos 'de pura cepa'". Otros miembros de su familia sufrieron los pogromos en Alemania, mientras que otros pudieron emigrar a otros países.

Después de 1940, Hitler conquistó Holanda e implementó medidas anti-judías allí. Los judíos fueron forzados a vestir estrellas amarillas como marcas de identificación, tuvieron que entregar sus bicicletas y no se les permitía usar trenes o lugares públicos. Estos fueron segregados en establecimientos y escuelas exclusivas para judíos, y se les prohibía visitar hogares cristianos. Como Ana menciona, “se nos privó de muchas libertades”. Su querida abuela murió en 1942. Ana asistió a la escuela preescolar Montessori y ahora asiste a la Escuela Secundaria Judía.

El siguiente registro, del 20 de Junio, comienza con el encabezado “Querida Kitty”. Ana escribe que ha comenzado a gustarle el ping-pong: ella y sus amigas juegan con frecuencia y después van a tomar helado a la tienda más cercana que permite judíos. Allí, ellas dejan que sus admiradores les compren helado. En este punto, Ana le confiesa a su diario que tiene muchos amigos que se ofrecen a acompañarla a su casa desde la escuela, y que casi siempre se enamoran de ella. Ella trata de ignorarlos cuando esto sucede. Mientras tanto, todos los miembros de la clase de Ana esperan con ansiedad enterarse de quiénes pasarán de año. Ella no está personalmente preocupada por ninguna materia a excepción de Matemáticas, debido a que ha sido reprendida por hablar demasiado. Su profesor le hizo escribir tres ensayos sobre ser una persona “parlanchina”. Después de que Ana escribiera divertidos ensayos, este le permitió hablar en clase.

En el calor abrasador de afuera, Ana desea no tener que caminar a todas partes, pero a los judíos no se les permite utilizar los tranvías. El único lugar en el que se les permite viajar es el transbordador, en el que el conductor les permite subirse en cuanto se lo piden. Ana muestra simpatía hacia los holandeses: menciona que estos no tienen la culpa de que los alemanes traten tan mal a los judíos.

Ana es abordada por Helmuth Silberberg, alias "Hello", un joven de dieciséis años a quien conoció en la casa de Wilma. Este puede contar todo tipo de historias interesantes, comenta Ana, y no mucho después los dos comienzan a verse regularmente. Aunque Hello tiene novia, Ursula, que Ana describe como “la dulzura y el aburrimiento personificado”, él está enamorado de Ana. Y a pesar de que sus abuelos, con quienes Hello vive, piensan que Ana es muy joven para él, este deja de salir con Ursula y queda disponible para Ana. Cuando ella destaca la oposición de sus abuelos a esta relación, Helmuth le responde: “El amor no se puede forzar”.

Hello va a conocer a los padres de Ana, y ella hace todos los preparativos para su visita. Ellos salen a caminar juntos y Hello deja a Ana en su casa diez minutos después de las ocho de la noche. Como los judíos tienen un toque de queda a las ocho de la noche, el señor Frank está muy molesto y le hace prometer a Ana volver a casa diez minutos antes de las ocho de allí en más. Aun así, a su familia le agrada Hello, y a Ana también.

Ana recibe sus calificaciones escolares y estas son buenas. Explica que, aunque sus padres no la presionan para obtener buenas calificaciones, ella quiere ser una buena estudiante. El director del liceo judío aceptó a Ana y a su hermana, Margot, “de forma condicional” y ella no quiere decepcionarlo.

Ella menciona que, últimamente, su padre ha estado demasiado tiempo en casa, ya que no hay nada que hacer en su negocio. Su padre le cuenta las perturbadoras noticias acerca de cómo ha estado planeando esconder a la familia por más de un año. Ana se horroriza y le pregunta por qué dice esas cosas. Él le responde que la señora Frank se encargará de todo, y que no hay necesidad de preocuparse.

Análisis:

Al comienzo de su diario, podemos conocer a Ana antes de su dura experiencia en el encierro. La imagen que obtenemos es aquella de una típica muchacha de trece años: precoz en algunos aspectos (su análisis sobre sus amistades es sorprendentemente madura), infantil en otros (su risueño comportamiento hacia los chicos). Si a Ana se le hubiera permitido continuar viviendo fuera del escondite y asistiendo a la escuela, interactuando con otros, o si la guerra no hubiese atacado a los judíos, ella habría seguido siendo una muchachita encantadora y, probablemente, desconocida. No obstante, y como veremos, el encierro cambiará a Ana. Es importante tener en mente esta imagen para después poder contrastarla con ella misma en segmentos posteriores de su diario.

También desde el comienzo, Ana es una convincente narradora debido a la manera en que describe la vida de los judíos en Ámsterdam después de que las fuerzas de Hitler conquistan a la ciudad. De muchas formas, muestra cómo personas normales responden a esta represión día a día. Sus reacciones ante los pogromos de Hitler contra los judíos, por ejemplo, son muy reveladoras. Ella no acepta la represión de Hitler como este lo hubiese querido: Ana ciertamente no cree que los judíos sean inferiores por las restricciones a las que son sometidos, pero tampoco entra en detalles del por qué Hitler odia tanto a los judíos. En cambio, Ana se remite a los hechos. Su familia tiene que abandonar Alemania porque “somos judíos”, no porque Hitler crea que los judíos son una raza subhumana.

Su padre pasa mucho tiempo en casa porque “en la oficina no tiene nada que hacer”. La verdad es que a los judíos no se les permitía participar en el tipo de negocio en el que trabajaba el señor Frank, pero Ana decide no mencionar este detalle. Sus omisiones, así como la fresca manera en la que habla de la forma en que los judíos son tratados en Ámsterdam, desaprueba las teorías de Hitler. Ella simplemente se niega a reconocer las razones detrás de este maltrato, y de esta manera puede vivir lo que parece una vida normal. Ana logra hacer esto concentrándose en sus amigos, en su vida escolar y en su familia. En muchos sentidos, la reacción de Ana frente a las dificultades de la guerra son un reflejo de la forma en la que las mujeres y niños, las victímas más comunes de la guerra, han respondido a través de los siglos.