Divinas palabras

Divinas palabras Resumen y Análisis Jornada Primera, Escenas III-V

Resumen

Escena tercera

Esta tercera escena tiene lugar en un camino rodeado de casas pobres. La Tatula anuncia a los gritos la muerte de La Reina. Una aldeana le pregunta qué será del engendro, refiriéndose al hijo de La Reina. La Tatula le responde que este puede ser una carga, pero también beneficioso, ya que la gente da muchas limosnas al verlo.

En ese momento aparece Mari-Gaila, mujer de Pedro Gailo y cuñada de la difunta. La Tatula le cuenta que La Reina ha muerto. Mari-Gaila afirma que se hará cargo del carromato y del hijo, aunque La Tatula replica que deberá disputárselo con Marica del Reino, la otra hermana de Pedro Gailo.

Escena cuarta

Esta escena tiene lugar donde quedó el cuerpo muerto de La Reina. Allí, el alcalde, llamado Bastián de Candás (o El Pedáneo), afirma que no se puede mover el cadáver antes de que llegue el juez. Marica del Reino y Pedro Gailo entran en escena y se lamentan por la muerte de La Reina. Luego, discuten por quién se quedará con el hijo de la difunta. La escena termina cuando se ve llegar a lo lejos al juez.

Escena quinta

La quinta escena ocurre en San Clemente, en el atrio de la iglesia. Allí, mientras velan el cuerpo de La Reina, continúa la discusión acerca de quién se queda con el hijo y el carromato. Finalmente, el Pedáneo decide que los hermanos de la difunta habrán de repartirse la tenencia. Tres días se quedará con Mari-Gaila y Pedro Gailo, tres días lo hará con Marica del Reino. Los domingos alternarán. Todos están de acuerdo. Para celebrar, se ponen a beber aguardiente. El hijo de La Reina (que aparecerá nombrado como El Idiota o Laureano) pide bebida a los gritos. Tras pedirle que haga un par de onomatopeyas graciosas, le dan aguardiente.

Análisis

Una de las características más importantes del esperpento como propuesta literaria es la puesta en escena de situaciones trágicas que son tratadas en tono de comedia. Por eso mismo, el subtítulo de la obra es “Tragicomedia de aldea”. En el caso de la muerte de La Reina (y la consecuente orfandad del Idiota), Valle-Inclán, para generar el efecto cómico, utiliza uno de sus recursos más habituales: el contraste entre lo solemne y lo vulgar. Veamos cómo La Tatula anuncia la muerte de La Reina: “¡Alabado sea Dios, y qué callada es su divina justicia! Ahí atrás queda privada del sentido Juana La Reina” (p. 28). Tal como se ve en la cita, el lenguaje que utiliza La Tatula es elevado, noble, solemne. Este modo de expresarse contrasta enormemente con la extrema vulgaridad con la que se expresa durante toda la obra. La Tatula habla como si, de repente, estuviera poseída por una fuerza espiritual, y de ella, entonces, brotaran “divinas palabras”. Del mismo modo solemne y ridículo se expresan Mari-Gaila, Pedro Gailo y Marica del Reino cuando se enteran del fallecimiento de La Reina.

Pero además de este contraste vulgar en el lenguaje, también las acciones contrastan y favorecen el efecto cómico. Apenas unas líneas después de su gran anuncio del fallecimiento, La Tatula, volviendo a hacer uso de su lenguaje coloquial, habla con una “mujeruca” (es decir, una mujer también vulgar) acerca de los beneficios que traen el carromato y el Idiota para pedir limosnas. Es decir, se pasa de la solemnidad y el respeto religioso por los muertos a un abierto despliegue de avaricia y falta de ética en apenas dos líneas.

Esta característica de utilizar lo solemne como efecto cómico vuelve a demostrar la oposición de Valle-Inclán al realismo, corriente literaria en la que, precisamente, la solemnidad era predominante, en tanto demostraba la gran importancia de los hechos retratados. Aquí, la solemnidad hace, justamente, lo contrario: le quita importancia a los hechos narrados (que, en realidad, son terribles y deberían ser importantes).

Por otro lado, la muerte de La Reina es el disparador de la trama, ya que el objetivo de poseer y utilizar el carromato y al Idiota será, a partir de allí, lo que moverá a los personajes hasta casi el final de la obra.

En la cuarta y la quinta escena de esta jornada primera, aparecen varios temas condensados. Por un lado, la pobreza, que recorre toda la obra (todos los personajes son pobres), se une aquí a la avaricia en el pleito por la posesión del carromato. Este pleito sucede enfrente del cadáver de La Reina, sin que exista ningún tipo de respeto por la fallecida.

Por supuesto, avaricia y pobreza son dos temas con una fuerte relación entre sí, ya que podría pensarse que una es consecuencia de la otra. Sin embargo, en Divinas palabras, los pobres no usan el dinero obtenido con las limosnas para conseguir comida y techo, sino que lo utilizan, básicamente, para beber. En este punto se pueden separar ambos temas: la avaricia de los personajes no nace desde la necesidad, sino a partir de otro pecado capital: la gula, tema que será fundamental, más adelante, en el desarrollo de la obra.

En relación con la pobreza, hay que destacar que entre finales del siglo XIX y comienzos del XX (época en la que se puede situar la obra), España atravesaba una profunda crisis económica debido al fracaso del desarrollo industrial. Galicia, en particular, era una de las zonas más atrasadas y, por lo tanto, más empobrecidas. La mendicidad con niños y la prostitución eran parte del paisaje gallego. De allí la preponderancia de estos personajes en Divinas palabras, una obra que no pretende imitar la realidad, pero que no por eso deja de reflejarla a su manera.