Divina Comedia: Purgatorio

Divina Comedia: Purgatorio Temas

La libertad

Este es uno de los temas principales del Purgatorio. En el centro del cántico y, por lo tanto, de la Divina Comedia (Canto XVI), se exalta la libertad que poseen los seres humanos para actuar. Aquí, Dante interroga a Marco Lombardo acerca de la razón de la falta de virtud en el mundo (“así la veo y a otros se la muestro”, v. 62). Marco explica que las acciones de los hombres no dependen de la influencia de los astros, y que las personas poseen el razonamiento (“la luz” v. 75) para distinguir entre el bien y el mal, y la libertad para elegir actuar de un modo u otro.

También en el Canto XVIII se retoma el tema de la libertad, cuando Virgilio le explica a Dante la naturaleza del amor: allí sostiene que, aunque el ser humano tiende naturalmente al amor y a los placeres, también posee el libre albedrío que le permite elegir rechazar o aceptar los objetos de placer hacia los cuales se inclina. De este modo, la libertad, que es un bien inalienable de todo ser humano, es también la fuente de la responsabilidad sobre sus actos: la libertad es la condición para que existan el pecado y la virtud.

El amor

También este es un tema central en el Purgatorio. Virgilio lo define como el origen (“semilla”, Canto XVIII, v. 104) de la virtud y de las faltas. Según la explicación de Virgilio, el pecado debe entenderse como una forma incorrecta de amar. El esquema según el cual se distribuyen los siete pecados capitales en las siete cornisas del Purgatorio responde a las distintas formas en que se puede errar en la forma de amar: por dirigir el amor a un mal objeto (soberbia, envidia e ira, las cuales se purgan en la primera, segunda y tercera cornisa, respectivamente); por amar o desear un bien, pero sin el suficiente vigor (la pereza, purgada en la cuarta cornisa); y por amar en exceso (la avaricia, la gula y la lujuria, purgadas en la quinta, sexta y séptima cornisa, respectivamente).

La decadencia moral y corrupción política

Este tema está presente en toda la Divina Comedia. En el Purgatorio se extiende la denuncia, que ya aparece en el Infierno, hacia las instituciones corruptas que dominan la sociedad de los tiempos de Dante; en particular, la Iglesia: los Papas participan en las actividades políticas invadiendo la jurisdicción, que, para Dante, es exclusiva del Imperio; se dejan llevar por intereses materiales, y abandonan su función espiritual. Este tema puede observarse, por ejemplo, al final del Canto VI, cuando Dante pronuncia una invectiva contra Italia, centrada en su degradación política, y donde la compara con un barco sin timonel en el medio de una tormenta, así como con un burdel y con un caballo desbocado, por carecer de guía. También en este canto exhorta a la Iglesia a apartarse de los asuntos del Imperio (vv. 90-93).

En el Purgatorio se observa también la decadencia de la sociedad y la pérdida de los valores. Este tema se destaca principalmente en el Canto XIV, cuando Guido del Duca lanza una dura crítica contra los habitantes de la Toscana, a quienes compara con animales.

La necesidad de restaurar un Imperio

En relación con el tema anterior, en Purgatorio se retoma la idea, ya presente en el Infierno, de la necesidad de restaurar el poder del Imperio. Este tema se desarrolla principalmente en el Canto XVI. Allí, Marco Lombardo se refiere a las dos autoridades que solían regir en el mundo, la del Papa y la del emperador (“dos soles” v. 107), y a la necesidad de conservar la separación entre estos poderes para guiar el rumbo de la humanidad. Marco también explica que, al unirse los dos poderes, “uno al otro apagó” (v. 109). En la visión política de Dante, la confusión entre estos dos poderes, el espiritual y el temporal, es una de las principales causas de los conflictos en el mundo, y, por eso, el autor defiende la idea de restaurar un Imperio que garantice la justicia y la paz.

La purificación y el peregrinaje

El nombre “Purgatorio” proviene del término purgar (“purificar"). Las almas que transitan el Purgatorio se encuentran en un proceso de purificación. Cada cornisa presenta un castigo que, siguiendo la lógica del contrapasso, se asocia a uno de los siete pecados capitales que los penitentes deben purgar. En consecuencia, el paso de las almas por el Purgatorio no consiste meramente en un castigo para ellos, sino también en una forma de perfeccionamiento, la cual es necesaria para alcanzar, posteriormente, la visión de Dios. De manera similar, el viaje de Dante a través del Purgatorio muestra su propio camino de perfeccionamiento. A medida que el protagonista sube el monte, cambia ligeramente su comportamiento. De hecho, este cambio está simbolizado por las pes (que representan los pecados capitales) que los ángeles le quitan, una a una, de su frente cada vez que asciende a una nueva cornisa.

El peregrinaje es otro de los temas centrales del Purgatorio. Dante y las demás almas destinadas a la salvación deben ascender el monte del Purgatorio. Así, podemos observar que Dante y Virgilio muchas veces interrogan a las almas sobre el camino que deben tomar para continuar avanzando. La dificultad que presenta la tarea de ascender por caminos a veces estrechos, sobre todo al comienzo del viaje, es una metáfora del esfuerzo que demanda la perfección espiritual.

La condición de Dante

La condición de Dante, quien recorre aún en vida el más allá, es un tema subrayado por el insistente asombro de las almas que lo observan. El principal motivo que se repite es que, debido a su condición corporal, el poeta, a diferencia de las demás almas, proyecta sombra cuando está expuesto a los rayos de sol (esta propiedad no la perciben las almas del Infierno, puesto que allí están privadas del sol). Este tema se destaca principalmente en el Canto V, donde Dante encuentra, precisamente, almas que en vida fueron privadas del cuerpo violentamente.

La esperanza

Una de las imágenes más reconocibles del Infierno es la inscripción sobre la puerta de entrada a este reino: “Dejen toda esperanza los que entran” (Infierno, Canto III, v. 9). Si el Infierno se define por la ausencia de esperanza, el Purgatorio, en cambio, se define por la presencia persistente de este estado de ánimo. En contraste con los tormentos del Infierno, que son eternos, los del Purgatorio durarán, como máximo, hasta el día del Juicio Final, por lo que las almas que se purifican mantienen la esperanza en la dicha futura. Por otra parte, la presencia del sol en el monte de la purificación, en contraste con la sombría oscuridad del Infierno, es un recordatorio de la presencia de Dios, y ofrece esperanza a los peregrinos que ascienden.

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