Chac Mool

Chac Mool Metáforas y Símiles

“Otros, que parecíamos prometerlo todo, quedamos a la mitad del camino, […] aislados por una zanja invisible de los que triunfaron y de los que nada alcanzaron” (Metáfora, p.6)

Cuando Filiberto recuerda cómo eran sus años de juventud y confronta ese pasado con cómo se encuentra ahora, toma la metáfora de la vida como un camino en el que se avanza, se frena o se retrocede, y luego acude a la imagen de una zanja invisible como una línea divisoria que separa a los triunfadores de los fracasados, ubicándose a sí mismo en el medio de estas dos posibilidades. Su malestar es el de haber querido ser (o tener) más, quizás ser uno de sus compañeros que siguen frecuentando el café y que se encuentran en el Country Club.

“Sentí la angustia de no poder meter los dedos en el pasado y pegar los trozos de algún rompecabezas abandonado” (Metáfora, p.6)

A través de esta metáfora, Filiberto da una idea de que quiere explicarse a sí mismo qué fue lo que no completó en el pasado y que lo llevó a estar donde se encuentra ahora. El hecho de que piense en un rompecabezas sugiere una idea de un juego que no supo jugar, pero también de tener que descifrar el lugar correcto de unas piezas determinadas para alcanzar la meta de ser alguien importante, exitoso, o con una mejor posición social y económica.

“No quiero escribirlo: hay en el torso algo de la textura de la carne” (Símil, p.8)

La estatua del Chac Mool va sufriendo una modificación que Filiberto percibe a través del tacto. La piedra dura pasa a ser blanda como el yeso, hasta adquirir una textura que Filiberto compara con la carne. El presentarlo como símil, más que como una certeza (no dice que se convirtió en carne, sino que se parece a la carne), sugiere la posibilidad de que todo sea producto de su imaginación. Pero el relato luego confirma que el Chac Mool es cada vez más humano; incluso le sale vello en los brazos.

“Mi idea original era distinta: yo dominaría al Chac Mool, como se domina a un juguete; era, acaso, una prolongación de mi seguridad infantil; pero la niñez —¿quién lo dijo?— es fruto comido por los años, y yo no me he dado cuenta…” (Símil y metáfora, pp.10-11)

Filiberto quería poseer al Chac Mool como se posee un juguete, y al decir esto, vincula la idea de posesión y pertenencia con un anhelo infantil. Nuevamente, aparece en su relato una idea de un pasado sobre el que quiere volver pero que resulta irrecuperable. Por eso, a continuación, afirma que la niñez es un fruto comido por los años, como diciendo que el tiempo ha corroído esa realidad que antes fue presente y que ahora es inaccesible. Por eso tampoco podrá poseer al Chac Mool.