Chac Mool

Chac Mool Ironía

La supuesta réplica de la estatua del Chac Mool se convierte en el dios de la lluvia

Cuando Filiberto compra la estatua del Chac Mool cree que se trata de una réplica. El hecho de que el vendedor le haya puesto salsa de tomate en el vientre para fingir la sangre sacrificial lo convence de esto. Así, al final resulta irónica que esta supuesta imitación sea, no una mera estatuilla original, sino el mismísimo dios de la lluvia, encarnado en una figura viva y humana.

La figura divinal del Chac Mool se termina convirtiendo en un hombre superficial y grotesco

El Chac Mool es una figura imponente que somete a su voluntad a Filiberto. Pero, a medida que pasan los días, cae en “tentaciones humanas” (p.7), adquiriendo gustos vulgares por la seda, el maquillaje o la comida. El contraste irónico consiste en que aquel dios poderoso, conectado con el pasado y la naturaleza, deviene en un humano repulsivo que posee un gusto banal por lo moderno.

Filiberto compra la estatua del Chac Mool pero, en el final, se convierte él mismo en una posesión del Chac Mool

Filiberto quiso ser dueño de la estatua indígena, pero aquella cobró vida y lo convirtió a Filiberto en su prisionero. Este intenta escapar, pero muere ahogado en el mar, posiblemente a causa de la venganza del Chac Mool. En el final, Pepe lleva el cuerpo de su amigo a su casa, donde lo recibe una versión humanizada del Chac Mool que pide que coloquen el cadáver en el sótano. Es así como Filiberto termina convirtiéndose, irónicamente, en la escultura de lo que antes fuera una estatua de piedra.