Boquitas pintadas

Boquitas pintadas Resumen y Análisis de las Entregas 4 - 6

Resumen

Cuarta entrega

A lo largo de esta entrega, se cuenta minuciosamente qué hicieron y qué pensaron el día 23 de abril de 1937 tanto Nené como Juan Carlos, los protagonistas, desde el punto de vista de cada personaje.

Nené, por su parte, se levanta muy temprano. Mientras su madre le ceba los mates del desayuno, ella se prepara para ir a trabajar. Se demora en el peinado y el maquillaje, en los que pone mucho esmero. Luego entra a trabajar en su puesto de empaquetadora en la tienda El Barato Argentino. Al mediodía deja su puesto para ir a almorzar a su casa y dormir la siesta. Se reincorpora al trabajo horas más tarde. Tiene un roce con el gerente, porque este la reprende injustamente. Al finalizar la jornada regresa a su casa. Cuando pasa por uno de los bares del pueblo ve a Juan Carlos, con quien se encontrará horas más tarde, que está jugando a los dados con amigos. También ve al doctor Aschero, se avergüenza al sentir su mirada sobre ella y sigue camino hacia su casa. Allí toma un baño, y luego sale a la vereda a esperar la visita de su amado. Cuando él llega, ambos permanecen un rato en el portón, besándose y abrazándose. Él le manosea los pechos por debajo de la blusa, acto que ella consiente a medias, y por el cual discuten. Antes de la medianoche él se va. Ella entra a su casa, deshace su peinado y se acuesta a dormir.

Juan Carlos se levanta a media mañana. Su madre lo atiende, le lleva el desayuno. Cuando su hermana llega de su trabajo de maestra comparten los tres el almuerzo. Mientras comen, Juan Carlos siente los embates del problema de salud que lo viene aquejando hace un tiempo. Se acalora, transpira, tose, se siente mal. Sin embargo, oculta su malestar a la madre y la hermana, procurando que estas no lo molesten con preguntas y comentarios. Ellas piensan que se trata de un resfrío intenso, contraído por noviar hasta tarde con Nené en el portón de la casa de ella. A la hora de la siesta, mientras las mujeres de la casa duermen, Juan Carlos sale. Ese día tiene cita con el médico, quien le informará sobre el resultado de unos estudios. Pero no asiste. En cambio, se entretiene con amigos. Primero recorre los campos de un conocido. Luego pasa a visitar a Pancho, que trabaja como albañil en la construcción del nuevo edificio de la comisaría, y le pide un cigarrillo pese a que lo tiene restringido. Juntos van al bar a jugar y beber. De pasada se cruzan con La Raba, y Juan Carlos le recomienda a Pancho cortejarla para conseguir acostarse con ella. Posteriormente vuelve a su casa y cena junto a su hermana y su madre, les miente, afirmando que no ha fumado en todo el día, y asegura que le corresponde el cigarrillo permitido de la jornada. Más tarde se encuentra con Nené y pasan el rato, como todas las noches, en el portón. Luego de besarse por unos momentos, él insiste, como siempre, en que ella se deje manosear. Ella se resiste un poco, pero finalmente él la fuerza. Hace que ella lo toque en la zona de la bragueta, y le toca a su vez los senos. Antes de la medianoche él se va de la casa de Nené. Luego se encuentra clandestinamente con Mabel en la habitación de ella, a la que logra llegar por los fondos, atravesando la comisaría en construcción.

Quinta entrega

A lo largo de esta entrega se cuenta minuciosamente qué hicieron y qué pensaron el día 23 de abril de 1937 tanto Mabel como Pancho y La Raba, desde el punto de vista de cada personaje.

Por su parte, Mabel se levanta muy temprano. Toma el desayuno y sale rumbo a la escuela donde ejerce como maestra. Durante las horas de clase procura alivianar el trabajo lo más posible. Vuelve a almorzar a su casa, y rechaza con una mentira el pedido de su madre, quien desea que Mabel se quede a esperar a su padre y a su novio Cecil para almorzar. Luego va a dormir la siesta a la casa de Celina, la hermana de Juan Carlos, que es su amiga y da clases en la misma escuela que ella. Tras varias horas de siesta, Mabel regresa a su casa y pasa el resto de la tarde con sus padres y su novio, conversando y tomando un aperitivo. Luego de cenar pasa junto a Cecil un rato que se le vuelve insoportable. Después de esto, se retira a su habitación y, a la medianoche, se prepara para recibir la visita clandestina de Juan Carlos, su amante.

Pancho se levanta ese día antes del alba. Vive en un rancho a medio terminar junto a sus padres y hermanos. Su madre le prepara el desayuno, y le sirve unos panes que tiene reservados especialmente para él. Mientras él come ella le halaga que sea fornido, orgullosa. Luego, Pancho entra a trabajar. Por orden del capataz, debe cumplir con muchas tareas pesadas, pero aprovecha esto para plantearle sus deseos de entrar en la escuela de policía. Al mediodía vuelve a su casa y come el almuerzo que le sirve su hermana. Ella está en la casa porque está afectada de reumatismo, ya que trabaja como lavandera. Mientras almuerza, le pregunta a su hermana si está mejor, y le dice que ya debería volver a trabajar. Luego vuelve al trabajo, se cruza con La Raba y la convence de citarse el domingo siguiente en las romerías. Finalmente, vuelve a su casa y se acuesta antes de la medianoche.

La Raba se levanta al alba, antes que el resto de los habitantes de la casa. Trabaja como sirvienta para la familia del doctor Aschero y duerme en el cobertizo que sirve de despensa. Su día empieza con muchas tareas domésticas. Prepara el desayuno, lava los platos, limpia el piso y lo encera, tiende la mesa, limpia el baño, le sirve el almuerzo al doctor, y luego de todo eso almuerza las sobras. Lava los platos y algo más tarde prepara todo para la merienda de la señora y los niños. Después, retira encargues de la señora en la tienda Al Barato Argentino, donde conversa un poco con Nené, con quien se lleva bien. Ella ayudó a La Raba para entrar a trabajar de sirvienta en casa de los Aschero. A la vez, La Raba guarda el secreto del amorío entre Nené y Aschero, del que se enteró porque presenció el momento en que la esposa de él los descubría. Luego de esto va a buscar pollos para la cena, y se encuentra en el camino con Pancho, quien la acompaña un tramo y la invita a encontrarse en las romerías el domingo. Después de cenar las sobras y hacer otros mandados se acuesta, una hora antes de la medianoche.

Sexta entrega

En esta entrega se narran los tres hechos que suceden el último fin de semana de abril de 1937: la visita de Juan Carlos a una gitana, el sábado; las romerías, el día domingo; y un carteo entre dos médicos, que tiene lugar el lunes.

El sábado, Juan Carlos visita a una gitana en su carpa, en las afueras de la ciudad. La gitana, que posee el don de la adivinación y la lectura de cartas, hace una tirada de tarot con barajas españolas y le lee el futuro. Acuerdan que ella va a hablarle tanto de lo bueno como de lo malo. A medida que se van descubriendo las cartas la mujer enuncia la simbología que portan. Va formando un relato encadenando las distintas figuras y símbolos que aparecen: el rey de copas, la sota de espadas, la sota de oro, entre otras. La gitana interpreta a la sota de espadas como una mujer calva que lo asedia, al rey como una figura que está sosteniendo su corona para que no se le caiga, y a la sota de oro como una rubia que le trae suerte, cuyo corazón él, Juan Carlos, aprieta en su mano. Desde que empieza, el relato de la gitana va topándose con la enfermedad y los malos augurios. Hacia el final de la lectura, luego de haber mirado a Juan Carlos en lo profundo de sus ojos, interrumpe el relato, le anuncia larga vida y prosperidad, y lo despide.

El domingo, durante las romerías, fiestas religiosas del pueblo, Pancho y La Raba bailan varias piezas juntos. Al volver, acompañan a la sirvienta del Intendente, amiga de La Raba con quien habían ido a las celebraciones. De camino a casa de los Sáenz, un perro los ataca, pero Pancho lo ahuyenta. El episodio del perro ayuda a que Pancho se gane la confianza de La Raba. Luego de ello, Pancho le propone a La Raba hablar en privado, y la conduce a la comisaría en construcción, cerrada por las noches. Allí la persuade para tener relaciones sexuales, advirtiéndole que aunque ella no quisiera hacerlo, no podría escapársele. Luego de eso la acompaña a destino. Luego de este hecho, La Raba se queda muy emocionada e ilusionada, puesto que (pese a que él la forzó a tener relaciones) considera a Pancho un buen hombre, y un marido que su patrona, la madre de Mabel, aprobaría.

El lunes, Juan José Malbrán, médico que atiende a Juan Carlos en Vallejos, le envía una carta a un colega, el médico que está a cargo del tratamiento del joven en Córdoba, respondiendo a una carta que le ha enviado hace unos días. Se da a entender que Juan Carlos ha abandonado el tratamiento que estaba realizando en las sierras para aprovechar el aire seco del lugar, sin razón aparente. Malbrán sospecha que es "por un asunto de polleras", es decir, por problemas con mujeres. El tono de la carta trasluce el grave estado de salud del joven.

Análisis

En las primeras dos entregas, encontramos la descripción detallada del itinerario que siguen Nené, Juan Carlos, Mabel, Pancho y La Raba, cinco de los personajes principales de la novela, el día 23 de abril de 1937. Este procedimiento narrativo se conoce como pluriperspectivismo. El recurso permite ver el desarrollo de los acontecimientos de un mismo día, según las distintas perspectivas de cada uno de los personajes. Abundan los detalles precisos de elementos eclécticos y aparentemente superfluos, como horarios, ingredientes que tienen las comidas, peinados de los personajes, ropa que llevan puesta, productos que utilizan al higienizarse, entre otros.

Por un lado, el énfasis en la intimidad de los personajes funciona en alusión a las dinámicas endogámicas que se producen en los pueblos y barrios en donde todos se conocen entre todos, y donde todos saben sobre la vida de todos. Podemos entrever en este recurso una fuerte crítica del autor hacia las costumbres pueblerinas que exponen y socavan la intimidad de las personas. Esto es algo que Manuel Puig vivió en carne propia durante su primera adolescencia en General Villegas, cuando sufrió hostigamiento por mostrarse "afeminado", por su gusto desde pequeño por el cine, por la íntima relación con su madre, y en definitiva, por ser homosexual.

La contracara de aquella endogamia aparece idealizada en la figura de la ciudad. El antagonismo ciudad-pueblo es uno de los tópicos centrales de Boquitas pintadas, relacionado con el tema de las clases sociales y el estatus. Pero la novela muestra aquella idealización como problemática. Para los personajes, las películas, las revistas de moda, las telas, los productos de belleza, el marido bien posicionado, es decir, todo lo que es señal de progreso y de estatus, parece provenir de afuera. La reputación es más alta cuanto más vínculo con la ciudad o con el afuera se tiene. Mabel, que está de novia con un estanciero inglés, estaría en el más alto rango, y sus problemas provienen de que es infiel, lo cual compromete su futuro económico y social. La narración muestra cómo las aspiraciones de las personas se ven influenciadas por los mandatos sociales del momento. En la novela, los personajes buscan todo el tiempo ser aprobados por otros, y todos buscan ser aprobados por la sociedad.

El fluir de la conciencia de los personajes aparece como un recurso narrativo que se entrelaza con la descripción de sus acciones. La interioridad de los personajes se muestra tal como va surgiendo. Esto, por otra parte, permite al lector ampliar la idea que se va formando acerca de ellos y de los vínculos que los unen. Durante todo ese día, los pensamientos de Nené se centran en Juan Carlos, en su belleza, en el amor que ella le profesa y en las posibilidades de casarse con él. Ella también piensa en el doctor Aschero, en los abusos sufridos en manos de este y en la eventualidad de que se descubra que ella no es virgen. Durante todo el día, los pensamientos de Juan Carlos tienen que ver con su enfermedad, con las mentiras necesarias para ocultar su verdadero estado de salud, con las formas de evadir el tratamiento y pasarla bien, y con mujeres. Mientras tanto, los pensamientos de Mabel tienen que ver con las estrategias necesarias para pasarla lo mejor posible ese día: corregir menos tarea de los alumnos, evitar el almuerzo familiar, descansar profundamente por la tarde, hurtar una bebida durante la cena y preparar la visita romántica de Juan Carlos. Por su parte, los pensamientos de Pancho se relacionan con mujeres, con el sexo, con su propio estatus social y con distintas estrategias para mejorarlo. Los pensamientos de La Raba tienen que ver, en cambio, con las estrategias necesarias para conservar su decencia, conseguir un buen marido y formar una familia; piensa también en películas, ya que le gustan mucho, y en cómo traicionó a Nené contando su secreto con el doctor Aschero.

A partir de los itinerarios y flujos de conciencia de los personajes se pueden establecer varios juegos de comparaciones. Se puede, por caso, comparar la situación de las tres mujeres observando cómo vivencian sus roles y mandatos. Podemos ver que, para todas, el matrimonio es un acontecimiento central. En el caso de Nené, por ejemplo, el tema está vinculado con su pérdida de la virginidad y el temor por las consecuencias que eso puede traerle. Ella piensa

en la posibilidad de que Juan Carlos la abandonara en caso de comprobar que había habido otro hombre en su vida, en la posibilidad de dejar que Juan Carlos lo comprobara sólo pocas semanas antes del casamiento, en la posibilidad de que Juan Carlos lo comprobara la noche de bodas, en la posibilidad de que Juan Carlos la estrangulara en un hotel de Buenos Aires la noche de bodas... (p. 49)

Aquí podemos ver el peso que el mandato social de llegar virgen al matrimonio tiene para Nené, y la violencia a la que las mujeres pueden someterse por no cumplirlo. El tema de la violencia de los hombres hacia las mujeres es otro tema central en la novela, y este es uno de los ejemplos en los que podemos ver con qué grado de naturalidad se lo asume.

A su vez, cada una de las mujeres aspira al marido que su posición social medianamente le permite tener. Mabel, la más privilegiada, tiene como prometido a un estanciero inglés, y tiene además un amante. Nené es novia de Juan Carlos, pero no se permite tener intimidad con él por temor a que se descubra que no es virgen, algo que para ella es una carga y una vergüenza. Por su parte, La Raba no tiene novio, es virgen y espera poder casarse con un muchacho bueno y trabajador. Ese, le han dicho, debe ser su deseo, pero secretamente ella sabe que si un hombre de otra clase le pide matrimonio, ella ha de aceptar porque le es sumamente conveniente. En contraposición, podemos reparar en que los hombres piensan más en sexo que en compromiso, y que están profundamente condicionados por la mirada de otros hombres sobre ellos. Esto puede observase, por ejemplo, cuando Juan Carlos ostenta su campera de cuero frente a un comerciante del pueblo "Esa prenda, típica de rico propietario de campo, por la calle despertó reacciones variadas. Juan Carlos sonrió satisfecho al notar la mirada despectiva de un dueño de panadería que conversaba en la vereda con un proveedor" (p. 56), o cuando Pancho se alegra de ser visto acompañado por Juan Carlos: "Pensó en la conveniencia de que lo vieran paseando con Juan Carlos, empleado de la Intendencia" (p. 70).

En el caso de las mujeres, su posición de sumisión frente a los hombres se hace explícita en más de una ocasión. En la cuarta entrega lo vemos por ejemplo en los roles que desempeñan la mamá y la hermana de Juan Carlos. El narrador muestra con precisión el grado de sometimiento de las mujeres a los caprichos del joven:

Su madre le dijo que se acostara, era peligroso transpirar y después enfriarse. Juan Carlos no contestó y fue a su cuarto. Pocos minutos después le llevaron la comida en una bandeja a la cama. Juan Carlos halló que el bife estaba frío. Lo llevaron de nuevo a la plancha, Celina lo dejó pocos segundos tocar el hierro de un lado y del otro para que no se cociera demasiado. Juan Carlos lo encontró demasiado cocido. Su madre y Celina estaban de pie en la habitación mirándolo, esperando alguna orden. (p. 55)

Por otro lado, se puede comparar a todos los personajes en relación a su posición social. La narración nos permite comparar elementos como sus empleos, el tipo de labores que hacen, si duermen la siesta o no, la cantidad de tiempo que pueden dedicarle al descanso, etc.

Por su parte, la última de estas tres entregas viene a cerrar la serie de hechos ocurridos esa semana. La utilización de formatos tan disímiles como particulares pone de manifiesto la idea de que las distintas tramas de la narración están íntimamente conectadas, y que lo están por fuerza de los hechos mismos, y no de la voluntad de un narrador.