Boquitas pintadas

Boquitas pintadas Ironía

La supuesta falta de voluntad de Juan Carlos al contarle al comisario sobre el embarazo de La Raba

Las jornadas pasadas en el bar se le hacían largas y no animándose a contar sus pesares a nadie, echaba de menos a Pancho. Juan Carlos deseaba que su amigo abandonase el curso dictado en la capital de la provincia, para que volviese a hacerle compañía, y hablando con el comisario durante un partido de póker involuntariamente hizo alusión al embarazo de la sirvienta de los Sáenz. (p. 118)

Al decir que "involuntariamente hizo alusión", se busca enfatizar que el comentario no fue involuntario, sino justamente lo contrario, es decir calculado y planificado con malicia. El narrador hace ver que Juan Carlos actúa sin reparos a la hora de seguir sus deseos. En este caso, lo hace aún a costa de perjudicar a su amigo.

El supuesto agradecimiento de Celina a Nené por haberle recordado el deseo de su hermano

Posdata: Me olvidaba agradecerte que me recordaras el deseo de Juan Carlos de ser cremado. Debemos olvidar todo egoísmo y hacer su voluntad, aunque no esté de acuerdo con nuestras creencias ¿no es así? (p. 197)

Haciéndose pasar por su madre, Celina en su carta mortifica a Nené jugando con el destino del cuerpo de su hermano. Cuando le dice que le agradece, en realidad no lo está haciendo. Sólo busca que Nené se arrepienta de haber comentado la voluntad de Juan Carlos al respecto. En la primera entrega, Nené había escrito a Leonor que esperaba que no hubieran cumplido la voluntad de Juan Carlos de ser cremado, pues esto iba en contra de lo establecido por la Iglesia católica (p. 11).

La supuesta apreciación de Juan Carlos de la belleza de una mujer

Lunes 10, San Félix, mártir. ¡La vi! se creyó el cuento de mi hermana ¡gracias Celina! «Se ve que sos serio, preferís quedarte el domingo en casa para curarte el resfrío y trabajar el lunes.» Se ve que sos presiosa… (p. 45).

Se trata de la agenda de Juan Carlos. Allí cuenta cómo una mujer creyó la mentira que le dijo como excusa por su falta a una cita. “Se ve que sos preciosa…” es una ironía, puesto que, en realidad, lo que quiere decir Juan Carlos es que la mujer es ingenua, porque creyó su mentira y lo considera además un hombre responsable que prefiere quedarse en su casa para recuperarse del resfrío. Este es otro de los tantos ejemplos del desprecio de Juan Carlos hacia las mujeres que frecuenta.

Leonor no es quien escribe las cartas a Nené, sino Celina (Ironía dramática)

Antes de escribir el sobre mira a su madre, tejiendo sentada en un sillón a varios metros de distancia. (p. 197)

Con esta frase del narrador, a continuación de la carta firmada por Leonor, el lector se da cuenta de que quien escribe las cartas destinadas a Nené no es Leonor, si no su hija Celina. Al lector se le revela así una información clave antes que al personaje que será la víctima de este engaño. Este recurso se conoce como "ironía dramática".