A sangre fría

A sangre fría Resumen y Análisis “Personas desconocidas”, parte 1 (103-167)

Resumen

Earl Robinson, el sheriff del condado de Finney, le encarga el caso Clutter a Alvin Adams Dewey, un investigador de 47 años perteneciente al Departamento de Investigación de Kansas (KBI). Dewey había sido sheriff del condado y, antes de eso, agente del FBI. Reúne un equipo de dieciocho detectives, entre los que se encuentran los agentes especiales Harold Nye, Roy Church, y Clarence Duntz. Como la escena del crimen provee poca evidencia física -solo algunas huellas y los materiales utilizados para atar a las víctimas-, el equipo comienza a peinar el área en busca de testigos. Bobby Rupp es considerado sospechoso al principio, pero es rápidamente descartado.

El pueblo de Holcomb, luego del trauma inicial por el crimen, empieza a enfrentarse con las consecuencias a largo plazo de los asesinatos: “aquella tranquila comunidad de buenos vecinos y amigos de toda la vida, se vio de pronto enfrentada con la insólita experiencia de tener que desconfiar unos de otros” (1979:120). Varias familias cambian las cerraduras de sus casas.

En un restaurant en Kansas City, Perry y Dick leen las noticias sobre el crimen. Dick se siente confiado de que no podrían ligar los asesinatos a ellos: “ha sido perfecto. No dejamos huella alguna” (1979:123). En cambio, Perry hace alusión a una posible conexión: alguien llamado Floyd. Dick se enoja cuando Perry menciona a su compañero de celda, quien había trabajado en la granja de los Clutter y le había dicho que Herb Clutter tenía diez mil dólares guardados en una caja fuerte en su casa.

Perry le cuenta a Dick un sueño recurrente que tiene desde que es pequeño, en el que está en peligro y una especie de papagallo amarillo lo lleva “suavemente, estrechándolo en sus alas, al «paraíso»” (1979:126). Durante este relato, se incluye información sobre una infancia problemática: “sólo tenía siete años y no era más que un chiquillo mestizo, odiado y lleno de odio, en un orfelinato de monjas, verdugos amortajados que le azotaban porque se meaba en la cama” (1979:126).

Dick ridiculiza el sueño de Perry y piensa que es un niño demasiado sensible y romántico. Perry mira el machismo de Dick con una mezcla de asombro y desagrado. Sin embargo, en la cárcel “ansiaba la amistad de Dick, ansiaba que Dick le «respetara», que le considerara tan «duro», tan «masculino» como él, a su vez consideraba a Dick” (1979:150). Por esta razón, inventa la historia sobre haber asesinado a un amigo negro con una cadena de bicicleta. Luego de ese relato, Dick comienza a considerar a Perry como un posible cómplice y quizás incluso como alguien a quien temer.

Se realiza el funeral de los Clutter y Beverly, la segunda hija del matrimonio, festeja su casamiento algunos días después, en Holcomb. Alvin Dewey comienza a obsesionarse con la investigación. Incluso admite: “cueste lo que cueste, aunque tenga que dedicar a ello el resto de mi vida, sabré lo que ocurrió en aquella casa: el quién y el por qué” (1979:109). Los detectives solo saben que los asesinatos se han realizado entre las 11 de la noche del sábado y las 2 de la madrugada del domingo y que los cuatro fueron atados por la misma persona. Sin embargo, piensan que se trata de dos asesinos. No encuentran el motivo del crimen pero siguen considerando la hipótesis del robo, porque descubren que falta una radio de Kenyon y encuentran un “reloj de pulsera de oro” (1979:139) de Nancy escondido en un zapato.

Harold Nye entrevista a todo el clan Clutter y concluye que “de toda la gente que hay en el mundo entero, los Clutter eran quienes menos probabilidades tenían de ser asesinados” (1979:116). Como no hay grandes avances en el caso, los rumores continúan circulando en el pueblo y varias familias anuncian su decisión de mudarse a otro Estado.

Perry y Dick comienzan a hacer pasar cheques falsos en Kansas City para conseguir el efectivo suficiente para llegar a México. Una vez allí, se encuentran con un señor alemán llamado Otto y con un compatriota de Acapulco. Pasan unos días en ese país, pero deciden volver a Estados Unidos porque no tienen más dinero.

Una tarde de diciembre, Paul Helm, el jardinero de la granja de River Valley, descubre a un intruso en la casa de los Clutter. El sheriff captura a este hombre, identificado como Jonathan Daniel Adrian. Tiene en su posesión una escopeta de calibre 12 y un cuchillo de caza. Se convierte en el principal sospechoso del caso.

Análisis

Por primera vez en el libro, se pone el foco en la relación entre Perry y Dick. Los protagonistas se debaten sobre las posibilidades de los conecten con los asesinatos de los Clutter. Perry es muy consciente de las circunstancias y de las posibilidades de ser atrapados, pero Dick se mantiene muy seguro de que eso es imposible, casi rozando la imprudencia. Esto marca un punto fundamental de diferencia entre ambos personajes: Perry vive evaluándose en función de sus oponentes y midiéndose a sí mismo en contra de un mundo que lo persigue, mientras que Dick existe sin preocupaciones, apenas consciente de las posibles consecuencias de sus acciones.

También se ofrecen pistas sobre la infancia de Perry que ayudan a explicar su enfermedad mental. Su vida en un orfelinato ha significado un gran trauma: “sólo tenía siete años y no era más que un chiquillo mestizo, odiado y lleno de odio, en un orfelinato de monjas, verdugos amortajados que le azotaban porque se meaba en la cama” (19979:126). El sueño que tiene durante su infancia sobre el papagallo amarillo que lo salva de los abusos de las monjas sugiere que sus deseos de realizar búsquedas de tesoros son mecanismos de supervivencia, maneras de compensar las desgracias de su infancia. En el auto, cuando discute con Dick sobre cómo conseguir dinero en México, Perry piensa que “habían estado los dos discutiendo tantas y tan variadas aventuras: la búsqueda de oro, inmersiones para rescatar tesoros hundidos en el mar… Y esos no eran más que dos de los proyectos que Perry había propuesto con más entusiasmo” (1979:135). En esta conversación queda claro que Dick no confía en la posibilidad real de llevar a cabo esos proyectos.

Aunque no se presenta, en esta parte de la obra, un diagnóstico médico sobre Perry, se sugiere que desde su niñez se configura una diferencia entre el modo en el que él se ve a sí mismo y el modo en el que lo ven los demás. La novela hace hincapié en la importancia que tiene la imagen personal en cada personaje y cómo esta se relaciona con su salud mental. En el caso de Perry, mientras él se define como excepcional, artístico, incomprendido e inadecuado para la vida convencional, es percibido por la sociedad como un inferior, como un inadaptado. En este sentido, Perry intenta controlar el modo en el que Dick lo ve. Como quiere impresionarlo, inventa una historia sobre haber asesinado a un extraño: “ansiaba que Dick le «respetara», que le considerara tan «duro», tan «masculino» como él a su vez consideraba a Dick.” (1979:150).

Hay una competencia entre los protagonistas en función de la masculinidad que se pone en juego en el ejercicio de la violencia, pero también en la conformación de una familia: “El hecho de que Dick hubiera estado casado-casado dos veces y que tuviera tres hijos, era algo que le envidiaba. Una mujer, hijos representaban experiencias que «un hombre debía tener»” (1979:134). Perry envidia la familia de Dick en tanto refuerza su masculinidad. Como no puede cumplir con el mandato familiar de lo que significa ser un hombre, inventa un asesinato, sugiriendo que la violencia es un rasgo también asociado a la masculinidad.

Además, en esta parte se anticipa cierta tensión homoerótica entre los protagonistas. Aunque nunca se explicita si su relación es romántica, hay una tensión erótica en sus interacciones que se exacerba en su encuentro con Otto y “el Cowboy”: “Dick lo había «abordado». Pero el caballero, un abogado de Hamburgo, que estaba de vacaciones, «ya tenía un amigo», un muchacho de Acapulco que se llamaba a sí mismo el Cowboy” (1979:159). Otto dibuja una serie de retratos de Perry y de Dick que insinúan cierta tensión sexual con los protagonistas.

Esta sección continúa explorando la pérdida de la inocencia que experimentan los vecinos de Holcomb. Desilusionados por los asesinatos, los vecinos se sienten atemorizados y desconfiados. Además, se hace foco en qué representa la familia Clutter para el pueblo. Una maestra observa: “la impresión que nos hubiese causado el crimen no hubiera sido tan tremenda si no se hubiese tratado justamente de los Clutter. De alguien menos admirado que ellos, menos próspero y seguro” (1979:119). Los Clutter representan un ideal de familia en Holcomb; simbolizan la integridad y la rectitud. En este sentido, es difícil para el equipo de investigadores encontrar un motivo para los asesinatos. Lo piensan como “un caso tan falto de motivo aparente, tan falto de indicios” (1979:108). Solo descubren que los asesinos muestran cierta empatía o responsabilidad personal respecto a las víctimas por la caja de cartón que ubican debajo de Herb Clutter, la almohada que usa Kenyon y la silla en donde encuentran a Bonnie.

Se hace foco en la creciente obsesión de Alvin Dewey, el detective principal, con el caso Clutter. Se siente “demasiado insatisfecho y fracasado” (1979:138) y también “obsesionado en descubrir al autor del delito como si se tratara de «una cuestión personal»” (1979:109). Es interesante cómo, para resaltar cómo su vida se ve afectada por el caso, se describe su antiguo estilo de vida: “Su vida normal era esta: los dos trabajaban, la señora Dewey como secretaria en una oficina, y se repartían los quehaceres domésticos, turnándose en la cocina y en las limpiezas” (1979:142). El relato de las rutinas del detective y su familia previas a los crímenes aparece como un rasgo de la novela de no ficción. Según Amar Sánchez, “la no ficción narrativiza o ficcionaliza a los protagonistas de los hechos. Construye una narración y lleva a primer plano, los enfoca de cerca, e individualiza, a aquellos sujetos que en un informe periodístico quedarían en el anonimato” (1992:48). El detective del caso se convierte en un personaje de la historia en esta novela. Se relata su vida para subjetivizar a una figura que, en una nota periodística, no tendría importancia; no se lo abordaría con una descripción específica.

En el mismo sentido, Tom Wolfe piensa que la narración de pequeños detalles sobre la vida de los personajes es uno de los procedimientos literarios que da forma al nuevo periodismo (1984). Se trata de un “esquema completo de comportamiento y bienes, a través del cual las personas expresan su posición en el mundo, o la que creen ocupar, o la que confían en alcanzar. La relación de tales detalles no es meramente un modo de adornar la prosa” (1984:34). Lo que señala Wolfe es que los detalles contribuyen a la configuración subjetiva de los personajes, sus visiones del mundo, sus sutilezas. A esta luz, se incluyen detalles específicos sobre la rutina de Alvin Dewey: “Por entonces, estaban ahorrando para construir una casa en un terreno de cerca de diez hectáreas que Dewey había comprado en 1951, varios kilómetros al norte de Garden City” (1979:142).